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miércoles, 17 de diciembre de 2008

El Nuevo Culto: la exaltación a Rómulo Betancourt

EL NUEVO CULTO: LA EXALTACIÓN DE RÓMULO BETANCOURT

Decía el extraordinario historiador mexicano Carlos Aguirre, que la historia que se produce hoy en día es profundamente descriptiva, empobrecida y acrítica, basada en la exaltación del héroe. Esa exaltación en la historia de Venezuela ha tenido como epicentro tradicionalmente a Bolívar, sin embargo asistimos en la actualidad a una nueva construcción de la historia-héroe. Y eso se explica por el hecho que la aproximación planteada hacia Bolívar lo aleja del uso exclusivo de las élites de poder y lo vuelve un instrumento del contrapoder popular, por ello Bolívar ya no es tan útil y debe ser sustituido. La sustitución ha sido planteada a través de la analogía de un nuevo héroe, instrumentador de un orden considerado fantástico: Rómulo Betancourt y la democracia representativa. Sus activadores y ejecutores son un conjunto de profesores universitarios, de gran respeto y consideración, pero que hoy se suman a un accionar eminentemente ideológico que propende a relanzar la democracia o un modelo particular para contraponerlo con lo que se construye.
No criticamos eso, lo que criticamos es que al hacerlo van en contracorriente de lo que escribieron en su carrera académica. Nos recordamos al leer la defensa de Betancourt que hacen, de las críticas que proponían en varios de sus textos al culto a la personalidad. Uno de esos autores decía en su Culto a Bolívar – obra clave de la nueva historiografía venezolana- que el héroe había sido una excusa para justificar la represión y la dominación. Con Betancourt ocurre exactamente lo mismo. Al pretender presentarse a Rómulo como el padre de la democracia, se busca con ello crear una base antropológica de sumisión, pues los hijos le “deben” obediencia y respeto a sus padres. Sí Betancourt es el “padre de la democracia”, todos debemos obedecerle y aceptar sus acciones, aun estando equivocadas. Cuando desde la Fundación Rómulo Betancourt se inicia un conjunto de publicaciones destinadas a exaltar su figura, su papel en la Semana del estudiante de 1928, sus escritos como las Huellas de la pezuña, el Plan de Barranquilla, se pretende con ello crear – tal como se hizo con Bolívar- una perspectiva de predestinado, de hombre preclaro y con ello borrar el hecho cierto de la inhumana represión que adelantó, de la traición a la búsqueda de mejores condiciones de vida en democracia, mediante una asociación estratégica con el gran capital. En fin, Betancourt fue un hombre y como tal sus desaciertos forman parte de su vida, pero se pretende presentarlo como un semi-dios al que debemos la democracia y con ello se desconoce el camino andado de conquista de reivindicaciones que hicieron posible la democracia en el siglo XX.
Se trata, sin duda, de plantear y desconocer el largo camino histórico que se inició desde finales del siglo XVIII en la Capitanía General de Venezuela, para avanzar en el reconocimiento de la ciudadanía, en su expresión inicial como reconocimiento de acceso al espacio público; y posteriormente en los siglos XIX y XX, la construcción de la ciudadanía social y política, entendida la 1era como acceso a la educación, la salud, el respeto a las diferencias étnicas.
La manipulación es obvia: la democracia es obra y gracia de Betancourt y el Pacto de Punto Fijo – que cumplió 50 años- por ello debemos elevar nuestra voz y nuestra pluma para desenmascarar esta estrategia. La democracia es una conquista que parte desde el siglo XIX y que tiene que ver 1ero con el reconocimiento de la participación y el autogobierno, y que después se enriquece en la mitad del siglo XIX con el debate acerca de los derechos políticos y sociales que se incorporan en la constitución de 1864, una de las más liberales y que se extiende por toda la 1era mitad del siglo XX, a través de una lucha contra el pensamiento positivista que sostenía que los venezolanos no estábamos capacitados para vivir en democracia, dado nuestra composición racial. Todo ello se suma y va construyendo las condiciones del cambio histórico, por ello nuestra indignación cuando se pretende construir un nuevo culto: el Culto a Betancourt.
Ese culto al nuevo héroe contemporáneo, se plantea lógicamente como una contra respuesta a la personalidad carismática de Chávez. No hay duda que el propio proceso bolivariano tiene sus propios referentes simbólicos y que la oposición no ha logrado minimizar; por ello se justifica recurrir a la figura de Betancourt para contraponerla a la idea y representación carismática de Chávez. Sin embargo, tiene las mismas similitudes con el Culto a Bolívar y por ello señalamos contundentemente esa iniciativa. Hoy se pretende sembrar un nuevo héroe, cuando más bien es un antihéroe. Betancourt aun tiene pendiente su balance con la historia y eso no debe ser olvidado. Las bases de burocratismo, clientelismo y amiguismo que tanto se critican en este gobierno, fueron sembradas con Betancourt y se institucionalizó una manera de hacer política que derivó en una progresiva pérdida de la vida democrática. Cuando se pretende exaltar el programa betancuriano como salida a la crisis se comete un exabrupto histórico, pues ese programa generó represiones, distorsiones y retrocesos al proceso democrático, que aun hoy deben ser analizados y debatidos. La nueva historia, esa crítica que rehúye al análisis fácil se construye sobre la interpretación comparada y el compromiso intelectual, en ella militamos, en esa nos movemos, por eso como contrapartida a esa historia de héroes aplaudimos la iniciativa del Centro Nacional de Historia (CNH) de hacer una historia del pueblo.

Dr. Juan E. Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
14/12/2008

La Crisis Mundial: ¿preludio de una nueva guerra?

La Crisis Mundial: ¿preludio de una nueva guerra?

Las contradicciones del sistema tardo-capitalista son muchas, comenzando por el hecho que la dinámica del capital se encuentra basada en la especulación como su máxima expresión. Ello significa que el poderío económico del denominado G-8, y particularmente de los EEUU se estructura sobre el aprovechamiento de los recursos financieros surgidos del capital especulativo que se “mueve” libremente sobre las bases conceptuales de la denominada “globalización” o mundialización. Precisamente por ser así, es que debemos entender la “urgencia” con la que actúan los presidentes de los grandes países y sus respectivos representantes financieros, que luego de décadas de propugnar el no intervencionismo del Estado nacional en los asuntos económicos del mercado, acudieron raudos y veloces en auxilio de los bancos y otros entes que jugando bajo las reglas de la especulación – que rigen el sistema-mundo- colocan al sistema financiero al borde del colapso.
Esta crisis económica, tiene enormes coincidencias con la crisis del año 1929 que fue el preludio de la II Gran Guerra. Cómo se recordará, en ese entonces – cómo ahora- se produjo un alza especulativa con los valores comerciales de muy diversas compañías en las bolsas ubicadas en las principales capitales del mundo. La manera en que los sectores hegemónicos de la economía, ligados al control de los medios de producción, manejaron el rendimiento de los capitales; aunado al hecho que tanto la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), los EEUU, Francia, Inglaterra y la propia China se encontraban en un juego de posicionamiento geoestratégico – tal como ocurre hoy- que incluyó el uso del capital financiero para apuntalar su estrategia militar fue un aliciente para evadir los controles que todo sistema debe generar sobre las dinámicas especulativas. Ahora bien, tanto en la 1era mitad del siglo XX, como en esta 1era mitad del siglo XXI, esos controles resultaron infructuosos; sumiendo al sistema-mundo en una lucha por el control financiero.
De lo que hablamos es cómo las grandes potencias, en la lógica de desarrollo del sistema tardo-capitalista, buscan acumular la mayor cantidad de capital financiero-económico buscando con ello apuntalar su aparato estratégico-militar disuasivo, en una dinámica que busca neutralizar los esfuerzos armamentísticos de sus rivales geopolíticos a través de la amenaza real o ficticia de movilizarse en el “espacio vital” del “otro”. Hay que recordar como la Alemania de Hitler, desde el ascenso al poder en los inicios del siglo XX propuso la recuperación de zonas o espacios territoriales considerados “vitales” para la existencia de la Nación alemana, implicando ello no sólo un proceso de rearme, sino también la utilización y explotación de los medios de producción para consolidar ese poderío militar. Ese accionar llevó a Hitler a expandirse por el Rhin, tomar Austria, invadir Polonia y firmar un acuerdo con Rusia de no agresión que le facilitará desplazarse hacia las zonas estratégicas controladas por Inglaterra y Francia en Europa Occidental. Cuando vemos a qué condujo esa situación, nos damos cuenta que todos los países – incluyendo los EEUU- utilizaron la vía de la confrontación militar para reactivar la economía en crisis desde inicio de la década de los años 30 del pasado siglo XX. Al realizar el análisis comparado, nos damos cuenta que ayer como hoy, la crisis es producto de la especulación y que la existencia de la misma pone en serio peligro la dinámica de desenvolvimiento de los factores de poder. Ayer como hoy vemos como las potencias comienzan a movilizarse en una acción expansiva hacia “áreas de influencia” del otro: los EEUU se moviliza y actúa sobre Georgia, buscando con ello afectar el flujo de petróleo desde el Cáucaso – vital para la Rusia de Putin- mientras Rusia aumenta su presencia económica y su asesoría militar en Latinoamérica- zona vital por excelencia de los EEUU- como nunca había ocurrido siquiera durante la Guerra Fría.
Lo que planteamos es que la crisis financiera mundial y las escasas posibilidades que tiene de subsanar las carencias y desequilibrios que generó por la ausencia de controles estatales y mundiales sobre la actividad especulativa mundial, puede devenir en una nueva gran confrontación que puede resultar desastrosa, dada la significativa evolución de la capacidad militar de destruir todo a su paso. Esa confrontación puede ser asumida como “una salida a la crisis”, que reactive el aparato productivo que estando vinculado al aparato militar y con ello generar un nuevo dinamismo que produzca un reequilibrio del propio capital. Esa hipótesis – descabellada a nuestro entender- no resulta tan sí se ve bajo la óptica de los enormes intereses creados y se contextualiza en un escenario en donde el consumo energético sigue en aumento y las reservas mundiales se ven reducidas al máximo. Además hay que aderezar esta situación con el hecho que tal como sucedió en los preludios de la II Gran Guerra, la potencia hegemónica para entonces – Inglaterra- fue perdiendo capacidad de disuasión y progresivamente fue desplazada por potencias emergentes – EEUU y Alemania- que aceleraron la confrontación definitiva que generaría un nuevo orden mundial. Hoy la situación es parecida: la situación hegemónica de los EEUU se encuentra en duda, existen nuevas potencias emergentes – China, la recuperación de Rusia, Brasil, India- que sintiendo el peso de la crisis y aprovechando esa condición de debilidad pueden buscar acelerar la crisis militar de los EEUU. Por otra parte hay que considerar que dentro de los EEUU están conscientes de esta situación y manejan también la hipótesis de la guerra como un escenario de reactivación económica, tal como sucedió con la I y II Guerra del Golfo. Como sea nos encontramos en una coyuntura histórica que debe ser vista con atención por las implicaciones que pueda tener.

Dr. Juan E. Romero
La Universidad del Zulia
17/12/2008

viernes, 12 de diciembre de 2008

Venezuela: un balance después de 10 años del triunfo de Chávez

VENEZUELA: 10 AÑOS DESPUÉS DEL TRIUNFO DE CHÁVEZ (1998-2008)

Los análisis comparados permiten vislumbrar el desenvolvimiento de indicadores generales (sociales, políticos, económicos, etc) entre dos momentos o circunstancias históricas. Es quizás la herramienta más completa – epistemológicamente hablando- para realizar estudios interpretativos y construir una visión crítica de la historia.
En el caso venezolano, cuando este sábado se cumplieron 10 años del triunfo de Chávez, se nos brinda una extraordinaria oportunidad para realizar los análisis comparados. El 1er punto debe ser el sistema político. Cuando Chávez llegó al poder, el sistema político había pasado de ser un sistema bipartidista – con 2 organizaciones dominantes AD y COPEI- a uno multipartidista. El deterioro de las fuerzas o partidos históricos era evidente. AD y COPEI habían pasado de obtener el 93% de los votos válidos en las elecciones de 1988 a sólo alcanzar el 43% en 1993 y apenas un 6% en 1998. El surgimiento de organizaciones de nuevo impulso – MVR, Proyecto Venezuela- daba indicios que algo estaba cambiando en las decisiones políticas del venezolano. La rearticulación política es significativa, ya sea que tomemos en cuenta los que apoyan a Chávez o quienes se le oponen. La repolitización del venezolano es evidente y con ello se da un incremento de la idea de ciudadanía más allá del mero ejercicio electoral. En este punto el balance debe ser positivo.
La economía venezolana, que para el momento de triunfar Chávez se encontraba afectada por la crisis bancaria de 1994, golpeada por el ajuste estructural de la agenda Venezuela implementada por Teodoro Pettkoff no se avizoraba con grandes expectativas. Un precio del barril del petróleo por debajo de los 10 US$ por barril aseguraba una situación crítica. Las medidas iníciales de Chávez favorecieron al capital bancario. La protección a través del control de cambio, el mantenimiento inicial de la política económica de Caldera no dejaba traslucir grandes cambios. Sería después de la relegitimación de Chávez en el 2000 cuando se dio inició al ajuste económico a través de una política tendiente a diversificar el carácter productivo de la economía. La confrontación con el capital nacional sería la nota característica y explica el hecho por qué la conflictividad política será liderada por Pedro Carmona Estanga, presidente de FEDECAMARAS a partir del paro del 10 de diciembre de 2001, convocado como una reacción a las leyes habilitantes. Los indicadores económicos hablan por sí solos. Las tasas de crecimiento económico posterior al 2003 señalan un relativo éxito que ha permitido que Chávez adelante una política social que le ha rendido los frutos electorales. La elevación del precio del barril del petróleo como consecuencia de una política exterior que priorizó la recuperación de la industria fue notoria. Sin embargo, en este caso consideramos que el balance no es del todo positivo.
Desde el punto de vista social, el gobierno de Chávez trajo el tema a la agenda política. Y lo trajo no como un elemento compensatorio, tal como fue el caso en la Agenda Venezuela; lo trajo como una línea de acción prioritaria. La recuperación de los indicadores que forman parte del Indice de Desarrollo Humano (IDH) tales como educación, mortalidad infantil, escolaridad, cobertura de salud, entre otros es evidente. En este punto el balance es positivo sin ningún tipo de debate. Las cifras hablan por sí solas. De hecho son tan efectivas que sí vemos las acciones sociales de Manuel Rosales nos damos cuenta como emula las políticas de Chávez.
En el tema internacional la situación o balance puede ser ambigua. Por un lado es positiva en el sentido de adelantar una política que resaltó el carácter no alineado de la política exterior venezolana con los intereses y posturas de los EEUU. Adelantar una política que atendió los denominados frentes diplomáticos (Caribe, Andino, Amazónico y Atlántico) fue un rotundo éxito y catapultó a nivel de liderazgo regional a Chávez. Lo negativo, es que de alguna manera su acción ha sido vista como una especie de imperialismo latinoamericano, y aunque no lo sea, los EEUU han explotado la presencia y ayuda de Chávez a otros espacios del Caribe y Latinoamérica, usando esa colaboración como propaganda política en contra. El hecho que el gobierno de Chávez no ha sido muy eficaz en explicar el sentido de la ayuda externa, ha generado que sectores no muy informados crean que se está “regalando” el dinero de los venezolanos.
En lo que respeta al reconocimiento de derechos humanos y sociales, se debe ser firme en señalar que el proceso de incorporación de sectores tradicionalmente excluidos de las esferas sociales ha sido una marca de fábrica de Chávez. La incorporación y atención al menor, la mujer y las minorías étnicas le ha resultado en apoyos sociales importantes que deben ser reconocidos. Estos sectores han sido particularmente favorecidos al convertirse en sujetos sociales de acción prioritaria por parte de los organismos del estado. El balance: positivo.
El tema de la conflictividad social debe ser abordado. Todo proceso de ajuste y/o transición política, entendido como una modificación de las condiciones sociales y políticas genera resistencias. Los factores políticos hegemónicos, asociados a los partidos políticos históricos fueron efectivamente desplazados del ejercicio del poder. La conflictividad social y la intolerancia del período 2001-2004 no serán fácilmente olvidada. El déficit de convivencia democrática de las partes en conflicto quedó demostrado y debe ser un esfuerzo colectivo recuperar la recíproca tolerancia y respeto- En este punto el balance es negativo.
El hecho que el chavismo haya propuesto un plan general del país, tal como quedo demostrado en el Plan de Desarrollo Económico Social de la nación (PDESN) 2001-2007 y 2007-2013 es un logro. Hay una perspectiva a futuro del país, que aunque no sea compartido por todos, señala un rumbo una referencia que asume la necesidad de una prospectiva a mediano plazo acerca de la dirección social, económica y política hacia donde se dirige la sociedad venezolana. El balance: positivo.
No hay duda que la situación se vislumbra activa y conflictiva de nuevo. La propuesta de enmienda constitucional sorprendió a las fuerzas de oposición a Chávez y el mecanismo escogido para presentarla – la iniciativa de la Asamblea nacional- le da muy poco tiempo a la oposición para prepararse y activarse en su intento de disminuir la ventaja de cerca de 1.500.000 votos de ventaja que obtuvo el PSUV en estas elecciones del 23-N. El reto de la oposición es no dejarse barrer en esta circunstancia. Para el chavismo se trata de elevar su votación recurriendo para ello a la figura y liderazgo de Chávez. El 2009 se nos muestra muy movido e interesante.

Dr. Juan E. Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
07/12/2008

De Venancio Pulgar a Manuel Rosales: la misma mentira

De Venancio Pulgar a Manuel Rosales: la misma mentira

El Zulia se ha convertido en el epicentro de una verdadera batalla electoral. Para un observador no acucioso, se trata simplemente de un enfrentamiento personal entre Chávez y Rosales; sin embargo, hay elementos que nos señalan que asistimos a una deliberación política; entendida como la presentación, el debate y la defensa de una plataforma política antagónica con otro referente político.
Para el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) la contienda electoral busca dos objetivos claves: 1) reivindicarse de la derrota del pasado 2-D de 2007, cuando fracasó la estructura del partido en su intento de aprobar la Reforma Constitucional y 2) recuperar el espacio político que ha perdido en la región, producto de las divisiones internas, las luchas intestinas y la desorganización política. Estas tareas no son fáciles de realizar. El comportamiento esquivo del electorado zuliano se presenta como un serio obstáculo. Por otra parte, el manejo maníqueo que Rosales plantea entre la zulianidad, su vinculación con la política y la religiosidad, no ha sido suficientemente desmontado por el Comando de Campaña de Di Martino, aunque las constantes visitas del presidente Chávez han procurado subsanar esta deficiencia.
Para Rosales, el proceso del 23-N es vital para su supervivencia política. Es sin duda, una manifestación de ambición política. Por una parte, corresponde con una prueba para la maquinaria electoral de Un Nuevo Tiempo (UNT), a la vez que es un catalizador de la existencia o no de un efecto Rosales, capaz de trasladar sus apoyos personales a otros candidatos ubicados bajo su órbita de acción. Los retos para Rosales son múltiples: 1) demostrar que es capaz de sobrevivir a una nueva confrontación directa con el presidente Chávez; 2) consolidar el liderazgo nacional de UNT y 3) impedir el avance de Primero Justicia (PJ) como otra opción de poder en el núcleo de la oposición.
Todos estos elementos nos permiten entender la especial dureza de la campaña en el Zulia. El debate se ha venido desviando de la discusión de una agenda política para encasillarse en el tema de la defensa o ataque al Zulia. Al concentrarse el debate en este aspecto, el comando de Rosales obtuvo una ventaja importante; la cual disminuyó en la medida que el propio Presidente introdujo la perspectiva del enfrentamiento directo entre él y Rosales. No hay duda que la estrategia de comunicación política del comando del actual Gobernador obedece a la lógica de generar una identidad orgánica entre él como “candidato” (figura política) y el Zulia como un todo; de manera tal, deja planteado que un ataque a él (Rosales) es un ataque directo al Zulia. En este punto se nota la asesoría histórica. La estrategia de Rosales es la misma utilizada por Venancio Pulgar en 1859-1863, cuando llegó a plantear - casi en los mismos términos- la disyuntiva política.
Como se recordará el Zulia se mostraba esquivo de aceptar la sumisión al poder central desde el mismo momento de la separación del Departamento Venezuela de la República de Colombia -mal llamada Gran Colombia- en 1830. A partir de ese período y hasta los preludios de la Guerra federal, los recursos y accesos comunicacionales del Zulia con los estados andinos (Trujillo, Táchira y Mérida) eran claves para la economía venezolana. Este hecho fue aprovechado por Venancio Pulgar para construir un liderazgo que manipulando el sentido de identidad del zuliano, utilizó el voluntarismo identitario para obtener beneficios personales y en aquellos momentos, donde la ambición personal chocó con los intereses del Estado venezolano y convocó al Zulia en su defensa; con la excusa que era la región la que estaba siendo atacada y no su ambición política. Resultado: todo el espacio histórico marabino, que incluye los límites del estado Zulia, así como ciertas zonas limítrofes con el estado Falcón, fueron objeto de una intervención del Ejecutivo Nacional restituyendo el orden y generándose la huida de Pulgar, dejando a todo el estado y sus ciudadanos sometidos a las consecuencias de su aventurismo político. Ayer como hoy, se plantea la situación en los mismos términos.
Nos asombra escuchar a Rosales señalar que cuando se ataca a su persona se ataca al Zulia. Con más de 120 años de distancia, nos encontramos con expresiones como las que indicaba en un canal nacional en el sentido que Chávez al odiarlo a él manifestaba su odio al Zulia. Sin duda, es una muestra del impacto de la manipulación histórica y cultural que se ejerce sobre el zuliano. La confrontación es entre dos (2) proyectos políticos, no es contra una región y sus ciudadanos; pero al presentarse como un ataque contra la identidad se busca despertar solidaridades culturales que puedan ser expresadas en forma de votos para los candidatos de Rosales. De nuevo, somos testigos como se manipula la historia regional a favor de intereses políticos personales. Le toca al Zulia decidir sí permite que esta manipulación permanezca o por el contrario se articule dentro del proyecto nacional conservando sus determinantes históricas y geográficas. Como sea el 23-N veremos los resultados y sabremos que cumplimos con nuestra obligación como historiadores al denunciar el maniqueísmo cultural.

Juan E. Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
17/11/2008

Acerca de la Enmienda

CONSIDERACIONES ACERCA DE LA ENMIENDA

La propuesta de Enmienda Constitucional ha desatado de nuevo los demonios de la beligerancia política. Consideramos que es un nuevo acto de provocación del presidente, destinado a causar revuelo y alteración en quienes se le oponen. Una lectura fácil de la propuesta puede considerar que es una muestra de ambición personal de Chávez, en un intento de perpetuarse en el poder. Sin embargo, creo que las consideraciones deben ir más allá de este análisis fútil.
La mayoría de las organizaciones que se oponen a Chávez y que se articularon en estas elecciones del 23-N, han manifestado el argumento que la propuesta de enmienda es inconstitucional, debido al hecho que estaba implícita en el conjunto de modificaciones sugeridas en el fallido proceso del 2-D de 2007. No obstante, estas consideraciones de tipo jurídico constitucional, debe plantearse que la propuesta de Reforma provino o surgió de la iniciativa presidencial y que en este momento no es el presidente quién la presenta. En sentido estricto, la propuesta de modificación del período presidencial sí bien fue derrotada en el 2007, puede ser presentada de nuevo por otros actores, en este caso la Asamblea Nacional a través de la iniciativa del 30% de sus miembros. Ahora bien, esta iniciativa de Chávez es una derivación lógica de los resultados electorales del 23-N. El hecho que el conjunto de fuerzas agrupadas en el PSUV tenga una ventaja electoral de más de 1.600.000 votos sobre la oposición ( 5.800.000 sobre 4.200.000) le da al presidente una ventaja logística y numérica que pretende ser aprovechada en esta coyuntura.
Para la oposición se trata de construir una matriz de opinión que haga hincapié en las apetencias de perpetuarse en el poder de Chávez. Para las fuerzas que apoyan a Chávez se trata de reconocer que no existe chavismo sin Chávez. Las derrotas de Diosdado Cabello en Miranda, son una muestra contundente y sutil del castigo de las bases del chavismo a quienes se manejan en la tesis del chavismo sin Chávez. Hay otro factor que considerar en la propuesta de enmienda y es que tácitamente se está reconociendo que no hay un liderazgo más allá de la figura carismática del presidente. Una de las mayores consecuencias del 2-D de 2007 es que se habían desatado los demonios de la ambición personal en torno a la figura que pudiera heredar el liderazgo político de Chávez. La propuesta de enmienda asume los temores de Chávez de una desarticulación de los movimientos sociales que lo apoyan ante una eventual salida de él de la presidencia.
La enmienda es una oportunidad política para elevar o generar una especie de plebiscito que se base en la popularidad de Chávez, que como todos sabemos se encuentra por encima del 65% en relación con cualquier otro liderazgo político. Al personalizar esta enmienda y seguramente será así, se busca movilizar al mayor conjunto de población y eso es vital para la consolidación política del PSUV y con ella la consolidación de la hegemonía política de Chávez. La oposición se arriesga a un proceso de acorralamiento y disminución de su caudal electoral, que pueda llevarla a optar – tal como lo hizo en el período 2001-2004- por la vía violenta. No creo que la decisión de Chávez de utilizar la estructura de la Asamblea Nacional para adelantar la enmienda le dé tiempo a la oposición de construir una matriz sólida de oposición. Hay que recordar que en este momento la situación se presenta distinta a la de la reforma constitucional de 2007. En ese momento la oposición tuvo desde enero de 2007 cuando anuncio la propuesta hasta diciembre cuando se votó, para articular una estrategia efectiva para contener la propuesta. En este momento, la posibilidad que la Asamblea apruebe la enmienda a finales de enero, coloca la fecha de realización de la consulta a más tardar la 1era semana de marzo, eso significa que la oposición tendrá menos de dos (2) meses para articularse y crear una propuesta de comunicación política tendiente a minimizar las pretensiones del chavismo.
Todo parece señalar que la ventaja electoral obtenida por Chávez el 23-N puede imponerse y elevarse. Hay que recordar que entre los procesos electorales de 2006 a este de 2008, el chavismo pasó de 7.300.000 votos en las presidenciales de 2006, a 4.200.000 el 2-D de 2007 a obtener 5.800.000 el 23-N. Es decir, todavía tiene Chávez un total de1.500.000 votantes que gravitan en el puente de la abstención y que se convierten – lógicamente- en su objetivo político en este momento. La oposición no ha logrado aumentar su caudal electoral y en mi parecer dejo pasar el momento político de la victoria de 2007 y será sometida a la acción articulada de la maquinaria del PSUV que demostró su efectividad y movilidad. Como siempre, el panorama político se muestra y rico y diverso, lo seguiremos con mucha atención.


Dr. Juan E. Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
07/12/2008

Análisis crítico

ANÁLISIS CRÍTICO DEL 23-N

Pasado el temporal de insultos y acusaciones mutuas entre oposición y gobierno, le corresponde al análisis serio de los resultados. Lamentablemente, existe una limitante determinada por la no disponibilidad de todos los resultados. Cómo bien es sabido, esta elección era esencial para el sistema político venezolano. Se trataba de definir el rumbo del comportamiento político y de las fuerzas partidistas. Los resultados señalan una 1era lección: la campaña se basó en el personalismo político, entendido como la identificación extrema de los candidatos regionales y locales con el liderazgo nacional. Chávez y Rosales hicieron uso de su liderazgo para impulsar lo que conocemos como “efecto portaviones”. Es decir, el apoyo a quienes ellos les levantaran la mano. Eso tuvo su efecto, que se manifestó en la masiva concurrencia. Ningún proceso de elección regional o municipal había tenido una participación tan alta: 65,45%.
Hay una 2da lección: el sistema electoral venezolano es confiable y el más moderno del mundo. La casi total automatización del proceso, la rapidez con la que se conocieron los resultados, el apego y aceptación del mismo por parte de los actores concurrentes es una muestra de institucionalidad, que acaba con el mito construido desde la oposición de la escasa identidad moral y ética de los árbitros electorales. Sin lugar a dudas, quedo fortalecida la capacidad del sistema institucional y por lo tanto de la democracia misma.
En 3er lugar, el mito del autoritarismo de Chávez y su escaso talante democrático fue seriamente golpeado. Cuando Chávez salió reconociendo el triunfo de la oposición en dos (2) estados claves para él: Zulia y Carabobo, demostró que es capaz de aceptar los cambios expresados en el voto. Ya había dado un 1er atisbo en diciembre de 2007, pero que había sido puesto en duda por la oposición política.
En 4to lugar, los resultados arrojan múltiples lecturas. Una muy básica y fútil, representada por un análisis numérico absoluto de los resultados. Basado en el número de gobernaciones que cada sector político controla. En esa óptica el Gobierno tiene 17 gobernaciones y la oposición 5. Este tipo de análisis deja de considerar las especificidades del comportamiento electoral. Debemos decir que la pérdida – reiterada- del Zulia y la derrota en Miranda, representa una disminución absoluta desde el punto de vista del total de electores, pues esos estados representan un total de casi el 30% del total de los inscritos en el registro electoral permanente (REP); pero más allá de eso son estados estratégicos por su propia condición. El Zulia, es una entidad fronteriza, fuente de los principales recursos económicos, incluyendo el petróleo; demasiado cerca de la conflictiva Colombia y clave en su condición geopolítica. Miranda, es asiento de un conjunto poblacional y productivo de enorme significación para el Gobierno. Táchira, la otra entidad ganada por la oposición, es un espacio fronterizo que se comunica con Zulia, por lo tanto estamos hablando que del total de la frontera con Colombia (2218 Km) casi la mitad (850 Km) pasan a manos de opositores a la política internacional de Chávez. Las otras entidades, Nueva Esparta y Carabobo tienen un significado geopolítico. En el caso del 1ero de ellos, es un punto de conexión con el Caribe y el Atlántico, el 2do es una base de desarrollo industrial de valor económico. Falta ver, cuanto representa en caudal de votos esa elección. Sí el chavismo con el conjunto de 17 gobernaciones logró elevar el número efectivo de votos que obtuvo en el refrendo constitucional de 2007 (4.200.000) se puede afirmar que se consolida el sistema político venezolano como un sistema de partido dominante.
Un 5to elemento a considerar, es el hecho que el triunfo de Capriles en Miranda, coloca el liderazgo de Primero Justicia (PJ) en igualdad numérica con las fuerzas de Un Nuevo Tiempo (UNT), eso significaría que la lucha por la representación política para las próximas elecciones de legisladores nacionales (2010) será encarnizada, así como la definición de la candidatura electoral para la oposición a Chávez.
En 6to lugar, la situación en el Zulia y en general en toda Venezuela, debe generar una discusión de la efectividad de la personalización política, pues los liderazgos de Chávez y Rosales no salieron totalmente fortalecidos. Me explico, en el caso de Chávez al perder – pese a su presencia constante en el Zulia- se debe producir una revisión de la estructura de funcionamiento del PSUV. No es posible que una organización que diga tener 850.000 militantes en el estado obtenga un resultado así. El chavismo debería pedirle cuentas a Arias Cárdenas y Lina Ron- responsables de supervisar el proceso de inscritos en el PSUV-Zulia- acerca de quienes están y qué hicieron. Para Rosales, la pérdida de alcaldías por disputas internas, deja mucho que decir de su capacidad de organización. En definitiva, una gran lección es la confiabilidad del sistema electoral y las perspectivas de coexistencia pacífica entre los actores. Ya veremos¡¡

Dr. Juan E. Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
24/11/2008

lunes, 1 de diciembre de 2008

HIPÓTESIS ACERCA DEL COMPORTAMIENTO ELECTORAL EN EL ZULIA

HIPÓTESIS ACERCA DEL COMPORTAMIENTO ELECTORAL EN EL ZULIA

El recientemente finalizado proceso comicial en Venezuela, adquiere unas particulares expresiones en el estado Zulia. El hecho mismo que nuestro estado represente más del 15% de la población inscrita en el registro electoral permanente (REP), aunado a la especial configuración geopolítica de la zona, por la presencia del elemento petróleo, las características de un espacio fronterizo y la vecindad con Colombia, donde se adelanta un agresivo plan contra la gobernabilidad de la región; son sólo algunos factores que hicieron centrar la atención en nuestra localidad.
Como si esa circunstancia no fuese suficiente, nos encontramos con la realidad que el Zulia es el asiento de la principal fuerza de oposición política a la gestión y acción de gobierno del presidente Hugo Chávez. Desde antes del año 2006, cuando el gobernador Manuel Rosales decidió lanzarse a la candidatura presidencial, el Zulia se había convertido en foco de perturbación para la pretendida hegemonía – en el sentido gramsciano del término- procurada por el extinto MVR. La gestión de Rosales, sin ser eficaz ni efectiva ha logrado adentrarse en la identidad cultural del zuliano, haciendo uso de la manipulación histórica. Tal como sucedió con Venancio Pulgar, en la 2da mitad del siglo XIX, Manuel Rosales ha mezclado identidad, historia, religiosidad y política. Ambos personajes – Rosales y Pulgar- han logrado que el ciudadano común, el hombre de pueblo se identifique con ellos, en parte esa construcción es una responsabilidad del escaso perfil revolucionario de las fuerzas del MVR – y del PSUV- en la región. Las constantes pugnacidades, las disidencias y resquemores entre los factores políticos cercanos al presidente Chávez, son una de las causas de ese comportamiento dispar. Ninguna organización puede lograr imponerse si no llega a tener coherencia interna, es lo que denominamos simetría bimodal.
En el caso del partido MVR (posteriormente PSUV) se mantiene una división y carencia organizativa que se reflejo en el hecho que los responsables de la direccionalidad de la campaña fueron incapaces de desmontar la matriz, inteligentemente construida por el comando de campaña de Manuel Rosales, que cuando se atacaba a este se atacaba al Zulia. La idea que Rosales representa el sentido autónomo del Zulia, ha sido constantemente trabajada por el equipo político del recientemente elegido alcalde de Maracaibo, y desde el MVR – primero- y el PSUV- después- se ha hecho muy poco para terminar con esa construcción. Habíamos advertido de esta debilidad en artículos publicados en la prensa regional – Diario Panorama- pero siempre hubo una actitud displicente por parte del comando de campaña y nunca fueron asumidas acciones para desmontar ese discurso.
El resultado fue evidente. El candidato Di Martino, que contaba con ciertas resistencias por parte de varios sectores dentro de los colectivos sociales cercanos al presidente en la región, no termino de “calar” en las preferencias del electorado zuliano. Sin embargo, no todo es culpa del comando de campaña, ni del candidato. Hay una responsabilidad de parte de quienes levantaron la estructura del PSUV en el Zulia. ¿Cómo entender el hecho que Lina Ron y Arias Cárdenas anunciaran que el PSUV tenía 850.000 militantes inscritos en el Zulia? ¿Dónde están esos votos?. Sí se saca una suma simple, se darán cuenta que el PSUV sólo alcanzó – individualmente- 583.000 votos. ¡Qué se hicieron los restantes casi 300.000 militantes? ¿Será que acaso Lina Ron y Arias manipularon el registro en función de apetencias personales? Sí efectivamente son militantes, con ese total se pudo ganar la gobernación, pero la realidad parece indicar que esas cifras no corresponden con militantes activos del PSUV. Cómo sea, las consecuencias de sus acciones no han sido evaluadas y deberían serlo, pues sin lugar a dudas tienen una 1era responsabilidad, que sí son – como dicen serlo- revolucionarios, deberían asumir.
Por otro lado, no debe dejar de tomarse en cuenta el hecho que el discurso político de Di Martino acerca de la gestión y las obras del gobierno en la región, estuvo ausente. Después de la presentación del programa de gobierno, desapareció la mención de las principales líneas de acción del gobierno nacional. Nunca se mostró la gestión pública, no se hablo del efecto de las misiones. De hecho esa ausencia de explicaciones nos permite comprender por qué Chávez tuvo que asumir el protagonismo de la campaña política en el Zulia, con el riesgo que eso significaba para su liderazgo político. Di Martino no marchó articulado con los candidatos a alcalde de los distintos municipios del estado Zulia. Eso demuestra el hecho de las votaciones en los municipios cuando comparamos el voto para alcalde y gobernador por el PSUV. Algunos ejemplos son contundentes. En el Zulia, de los 19 municipios a elegir alcaldes, en 15 de ellos el candidato a autoridad municipal sacó más votos que el candidato a gobernador. Eso contradice la lógica política que señala que el cargo de más importancia arrastra la intención de votos del electorado. Para muestra algunos datos:
• En Padilla, el candidato a alcalde obtuvo 3.878 votos, Di Martino 3.830
• En Baralt, el candidato a alcalde obtuvo 17.517 votos, Di Martino 17.415
• En Cabimas 60.785 vs 60.317
• En Francisco Javier Pulgar 6.414 vs 6.359
• En Jesús María Semprún 6.758 vs 6.160
• En el municipio Lagunillas, 35.114 vs 33.036
• En Machiques, 22758 vs 22.394
• En el municipio Mara, el alcalde obtuvo 42.082 y Di Martino 39.936
• En Santa Rita, 12.513 vs 11.799
• En Sucre 9.796 vs 9.746
• En Valmore Rodríguez 11.270 vs 11.101
• En Maracaibo – donde Di Martino fue alcalde durante 8 años- 222.419 vs 219.246.
• En Páez, 16.321 vs 15.248
• En Rosario de Perijá, 17.101 vs 17.237
• En San Francisco, 74.917 vs 74.149.

¿Cómo entender está votación? Inicialmente es fácil pensar en una traición de los candidatos a alcalde y en una confabulación de ellos contra el candidato a gobernador, sin embargo es ilógico pensar en una articulación de todos ellos en función de causar un perjuicio al candidato del PSUV; más bien pareciera estar ligada a la calidad misma del perfil social de Di Martino, pero sobre todo al hecho que su discurso no llego al colectivo organizado del PSUV. El silencio que mantuvo durante la campaña, evitó que el electorado militante del PSUV se identificara y atendiera el llamado que el propio presidente hizo para apoyar a Di Martino. Cualquier observador externo diría que el liderazgo de Chávez perdió fuerza, creo sin lugar a dudas que no se trata de ello. Se trata que los colectivos ejercieran el voto castigo hacia aquellos candidatos que no percibieron comprometidos con los lineamientos y planteamientos de Chávez; pero adicionalmente en el Zulia estuvo la incapacidad del comando de campaña y del propio candidato para movilizar a sectores de la clase media en apoyo a la candidatura de Di Martino. No hay duda que esta elección fue una muestra del efecto del voto de clase: en los sectores populares – o por lo menos en la mayoría de ellos- el PSUV obtuvo mayoría. Sin embargo, en el caso del municipio Maracaibo sectores populares como la parroquia Raúl Leoni – que había sido ganada por Di Martino en el 2004- o Carraciolo Parra Pérez se perdieron, mientras que los demás municipios que conforman el llamado “Maracaibo oeste”, el PSUV obtuvo mayoría (Francisco Eugenio Bustamante, San Isidro entre otros).
Asimismo hay que decir que parroquias populosas como Chiquinquira, Bolívar en pleno corazón de la ciudad puerto de Maracaibo, el chavismo resulto derrotado. Ello demuestra cierta penetración de la estructura organizativa de Un Nuevo Tiempo, aunada a una carencia total de conciencia ideológica de sectores organizados en esa zona; pero como sea no se debe negar que actuaron mejor que la estructura del PSUV y que el partido debe generar un plan de acción para atender esos espacios y recuperar poder, sobre la base de las organizaciones sociales.
Hay además que hacer el balance político- partidista en el Zulia. A pesar de estas críticas – que señalamos con toda responsabilidad, y estamos seguros que saldrá más de uno acusándonos de cualquier cosa- el comportamiento general del PSUV mejoró significativamente en el estado. El extinto MVR, en las pasadas elecciones del 2004 obtuvo un total de 210.479 votos. El 23-N, el PSUV paso a obtener – él sólo- 577.356 votos, es decir experimentó una ganancia neta de 366.877 votos, lo que porcentualmente se traduce en una ganancia del 183%. Comparado con UNT, que sigue siendo la 1era fuerza política del Zulia, el crecimiento del PSUV es mayoritario. UNT obtuvo en el 2004 un total de 303.581, ahora pasó a tener 587.400, un crecimiento de 283.819, algo así como un 82% de crecimiento. Entre UNT y el PSUV hay sólo una diferencia de votos de poco más de 10.000 votos (para ser exactos 10.044), que en definitiva señala que a pesar de la derrota el crecimiento organizativo del PSUV es mayoritario en relación a la capacidad de movilización de UNT y eso denota una efectividad de la maquinaria partidista.
Pero estos resultados no son suficientes. Sigue pendiente una mayor y mejor respuesta del aparato político dirigente del PSUV. Las comunidades demostraron su descontento con el tipo de candidatura de Di Martino, sí no fuera así cómo se explica que se perdió la gobernación pero se ganaron alcaldías que nunca antes estaban bajo la responsabilidad e incidencia política del partido. Los colectivos sociales en los municipios se identificaron más y mejor con los candidatos a alcaldes que con el candidato a gobernador. Esta circunstancia obliga a replantearse la política del PSUV en lo que respecta a los trabajadores y en general la política de análisis de clase, sobre todo en lo referido al enfoque sobre el cual se atiende la división social del trabajo que existe en el contexto capitalista. Lo que decimos es que no basta con llamarse revolucionario, hay que serlo en las acciones. Buena parte de algunos dirigentes – hay excepciones y muchas- están haciendo negocios solapados en la revolución. No podemos olvidar la denominada “derecha endógena” que persiste en el PSUV. Esos sectores le hacen terrible daño a una política pensada para desmontar la estructura ideológica – y no sólo productiva- del sistema capitalista.
Mientras Chávez habla de conciencia revolucionaria, esos sectores entorpecen la acción del gobierno, cargándolo con una burocracia paquidérmica que hace que los procesos se paralicen o en el mejor de los casos se retrasen. No hay revolución sin cambio en la conciencia de clase y ahí seguimos teniendo un déficit que subsanar. Lo ocurrido en el Zulia señala que no hay una política efectiva hacia los trabajadores petroleros, siderúrgicos, metalúrgicos, campesinos, estudiantes entre otros. Un estado clave desde el punto del movimiento obrero, desde los inicios del siglo XX, no puede seguir adoleciendo de una política efectiva hacia el sector obrero. El PSUV debe mejorar aun más el debate ideológico. No se ha terminado de asumir la decisión de desmontar la estructura de explotación social capitalista. Mantenemos las mismas relaciones de explotación y división social del trabajo, sólo que ahora intentamos minimizarlas bajo la etiqueta o el adjetivo de una “revolución socialista”; pero que contradicción, hay sectores en el PSUV que se exhiben con una actitud que se aleja mucho de una ética revolucionaria.
En definitiva, planteamos estos aspectos para un debate serio acerca de las tres (3) R. No es posible que al igual que el 2-D no se discuta la realidad de los resultados, que se hable de nuevo de las 3 erres pero que no debatamos sobre la forma de asumirla. Cabe preguntarse: ¿es que acaso coincidimos acerca del enfoque a través del cual vamos a afrontar la revisión? ¿Estamos de acuerdo que elementos de la organización y el proceso vamos a revisar? Indudablemente – a priori- creo que la respuesta es no, pero igual debemos plantearnos estas interrogantes si queremos que continúe este hermoso proceso histórico. Ahí quedan estas reflexiones para el debate, espero que se genere apoyando o criticando lo planteado, de otra forma el esfuerzo fue en vano.

Dr. Juan Eduardo Romero
Juane1208@gmail.com
29/11/2008

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DR. JUAN EDUARDO ROMERO (VENEZUELA)

Historiador, especialista en procesos políticos contemporáneos de América Latina. Docente e Investigador de la Universidad del Zulia en Venezuela. Profesor invitado en España, Francia, Italia, Colombia, Brasil, Nicaragua, Argentina, Ecuador, Cuba, México, Costa Rica. Investigador Nivel II del Programa de Promoción al Investigador (PPI) del Ministerio de Ciencias y Tecnología de Venezuela. Teléfonos (58) 261 7596253 (telfax oficina). (58) 4126543075 ( móvil). Correo electrónico: juane1208@gmail.com

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Doctor en Historia Social y Política Contemporánea. Profesor de la Universidad del Zulia, Venezuela. Especialista en Historia Contemporánea de América Latina. DEA en Gerencia Política y Gobernabilidad. Autor de más de 35 artículos sobre procesos políticos. Co-autor de seis Textos sobre Proceso Socio-político en Venezuela. Teléfono Telfax (58) 261 7596253, móvil (58)4126543075. E-mail: juane1208@gmail.com

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