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miércoles, 21 de enero de 2009

Barak Obama: falsas expectativas de cambio para el mundo

OBAMA: FALSAS EXPECTATIVAS DE CAMBIO

Llego el día: Barak Obama asumió la presidencia de los EEUU y su discurso inaugural, largamente esperado, demostró que no son muchas las expectativas de cambio que deben asumirse, sobre todo para el sistema-mundo.
Obama, asume que el declive de los EEUU es inevitable y que su deterioro como potencia mundial es una consecuencia de una perspectiva o punto de vista cínico que ha caracterizado a los factores de poder en el sistema norteamericano. No hay duda de la autocrítica subsumida en su planteamiento, que estableciendo un mea culpa identifica algunos de los elementos que han impulsado el deterioro efectivo del poder de los EEUU: los excesos del aparato militar, la resistencia para aceptar el cambio y una visión demasiado liberal de la economía. Por otra parte, hace lo que pocos presidentes de la gran potencia: aceptar que las expectativas creadas como nación hegemónica puedan ser mantenidas tal como se ha intentado sostener hasta ahora por los factores de poder. Esa aceptación es sin lugar a dudas un duro golpe para el estilo de vida norteamericano y para todos los ciudadanos movidos o impulsados – dentro y fuera de los EEUU- por ese ideal o matriz comunicativa.
Sin embargo, a pesar de esa visión pesimista y al mismo tiempo realista del presente inmediato, retoma los valores y principios dominantes sobre los cuales fue edificado el imperio norteamericano. La visión de un destino manifiesto, las fortalezas e ideales de los denominados “padres fundadores” afloran con frecuencia en el discurso inaugural, buscando con ello levantar el ánimo y el espíritu de una sociedad maltratada en su orgullo desde los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Obama tiene claro el impacto de la crisis, entiende por otra parte que no es posible retomar el nivel hegemónico-dominante que tuvo los EEUU en el contexto posterior a la finalización de la II Gran Guerra en 1945; pero aun así sobre esas consideraciones – en un intento de emular a Martin Luther King- lanza un discurso evocador e idealista de las grandes obras y construcciones de los “padres fundadores” y para ello retoma el discurso liberal de la igualdad jurídica ante la Ley. En una sociedad multiétnica como la norteamericana, este discurso inaugural en donde asume la diversidad de los diversos grupos humanos que hacen vida – legal e ilegal- en los EEUU, sus palabras adquieren sentido al llenar de cierta esperanza a esos sectores tan golpeados y maltratados por la derecha norteamericana, que con sus políticas de apartheid y segregación tanto daño causo en lo interno; no obstante es solo una idea. El planteamiento en torno a la igualdad, la justicia, la esperanza es sólo una letanía en el contexto salvaje del tipo de capitalismo que se desarrolla en los EEUU y que el actual presidente ha dado muestras de querer auxiliar. Obama se encuentra en el dilema del prisionero. Está en desacuerdo con ese modelo extendido de economía liberal, que sin restricciones y basado en la especulación ha estado a punto de hundir el mundo capitalista, pero por otra parte, él mismo es adalid defensor de ese modelo. Lo deja claro cuando en una parte de su discurso dice: “no vamos a pedir perdón por nuestro estilo de vida”.
No hay la intención de modificar el discurso del poder de los EEUU, aun estando conscientes de su propia penalidad y crisis. Sigue construyendo su discurso sobre los ideales de grandeza y destino manifiesto sobre el cual se levanto y expandió, no sólo la sociedad norteamericana sino el modelo capitalista occidental. Obama ha asumido en su discurso la postura del optimista, que intenta relanzar los ideales de los “padres fundadores” y con ello llevar adelante lo inevitable: la pérdida de la hegemonía mundial. Sin saberlo, Obama actúa con la misma prepotencia de los romanos en el cenit de su imperio cuando estaban siendo progresivamente penetrados por sociedades provenientes de Europa central, a las que ellos consideraban “bárbaros”, indignos de la condición de ciudadano de Roma. Aun en su propio deterioro se resisten a aceptar la propia decadencia.
El 1er afrodescendiente en la presidente de los EEUU, aceptó en su discurso la idea del cambio, pero el mismo es asumido con los elementos tradicionales sobre los que se construyó y se sostuvo el imperio norteamericano. En ese sentido, las posibilidades de ver un Obama que insista en un cambio en las relaciones conflictuales impulsadas desde el sistema-mundo y su estructura caduca e inerme, son sólo falsas esperanzas. Para el mundo árabe, para los latinoamericanos y el resto del mundo, veremos un presidente norteamericano menos proclive a las guerras y el conflicto bélico, aunque sin dejar de mantener el cortejo con los halcones de la guerra sobre los que depende el aparato económico de los EEUU. En fin un cambio en apariencia o sencillamente una apariencia de cambio.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
20/01/2009

sábado, 10 de enero de 2009

La Crisis Mundial: ¿preludio de una nueva guerra?

La Crisis Mundial: ¿preludio de una nueva guerra?

Las contradicciones del sistema tardo-capitalista son muchas, comenzando por el hecho que la dinámica del capital se encuentra basada en la especulación como su máxima expresión. Ello significa que el poderío económico del denominado G-8, y particularmente de los EEUU se estructura sobre el aprovechamiento de los recursos financieros surgidos del capital especulativo que se “mueve” libremente sobre las bases conceptuales de la denominada “globalización” o mundialización. Precisamente por ser así, es que debemos entender la “urgencia” con la que actúan los presidentes de los grandes países y sus respectivos representantes financieros, que luego de décadas de propugnar el no intervencionismo del Estado nacional en los asuntos económicos del mercado, acudieron raudos y veloces en auxilio de los bancos y otros entes que jugando bajo las reglas de la especulación – que rigen el sistema-mundo- colocan al sistema financiero al borde del colapso.
Esta crisis económica, tiene enormes coincidencias con la crisis del año 1929 que fue el preludio de la II Gran Guerra. Cómo se recordará, en ese entonces – cómo ahora- se produjo un alza especulativa con los valores comerciales de muy diversas compañías en las bolsas ubicadas en las principales capitales del mundo. La manera en que los sectores hegemónicos de la economía, ligados al control de los medios de producción, manejaron el rendimiento de los capitales; aunado al hecho que tanto la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), los EEUU, Francia, Inglaterra y la propia China se encontraban en un juego de posicionamiento geoestratégico – tal como ocurre hoy- que incluyó el uso del capital financiero para apuntalar su estrategia militar fue un aliciente para evadir los controles que todo sistema debe generar sobre las dinámicas especulativas. Ahora bien, tanto en la 1era mitad del siglo XX, como en esta 1era mitad del siglo XXI, esos controles resultaron infructuosos; sumiendo al sistema-mundo en una lucha por el control financiero.
De lo que hablamos es cómo las grandes potencias, en la lógica de desarrollo del sistema tardo-capitalista, buscan acumular la mayor cantidad de capital financiero-económico buscando con ello apuntalar su aparato estratégico-militar disuasivo, en una dinámica que busca neutralizar los esfuerzos armamentísticos de sus rivales geopolíticos a través de la amenaza real o ficticia de movilizarse en el “espacio vital” del “otro”. Hay que recordar como la Alemania de Hitler, desde el ascenso al poder en los inicios del siglo XX propuso la recuperación de zonas o espacios territoriales considerados “vitales” para la existencia de la Nación alemana, implicando ello no sólo un proceso de rearme, sino también la utilización y explotación de los medios de producción para consolidar ese poderío militar. Ese accionar llevó a Hitler a expandirse por el Rhin, tomar Austria, invadir Polonia y firmar un acuerdo con Rusia de no agresión que le facilitará desplazarse hacia las zonas estratégicas controladas por Inglaterra y Francia en Europa Occidental. Cuando vemos a qué condujo esa situación, nos damos cuenta que todos los países – incluyendo los EEUU- utilizaron la vía de la confrontación militar para reactivar la economía en crisis desde inicio de la década de los años 30 del pasado siglo XX. Al realizar el análisis comparado, nos damos cuenta que ayer como hoy, la crisis es producto de la especulación y que la existencia de la misma pone en serio peligro la dinámica de desenvolvimiento de los factores de poder. Ayer como hoy vemos como las potencias comienzan a movilizarse en una acción expansiva hacia “áreas de influencia” del otro: los EEUU se moviliza y actúa sobre Georgia, buscando con ello afectar el flujo de petróleo desde el Cáucaso – vital para la Rusia de Putin- mientras Rusia aumenta su presencia económica y su asesoría militar en Latinoamérica- zona vital por excelencia de los EEUU- como nunca había ocurrido siquiera durante la Guerra Fría.
Lo que planteamos es que la crisis financiera mundial y las escasas posibilidades que tiene de subsanar las carencias y desequilibrios que generó por la ausencia de controles estatales y mundiales sobre la actividad especulativa mundial, puede devenir en una nueva gran confrontación que puede resultar desastrosa, dada la significativa evolución de la capacidad militar de destruir todo a su paso. Esa confrontación puede ser asumida como “una salida a la crisis”, que reactive el aparato productivo que estando vinculado al aparato militar y con ello generar un nuevo dinamismo que produzca un reequilibrio del propio capital. Esa hipótesis – descabellada a nuestro entender- no resulta tan sí se ve bajo la óptica de los enormes intereses creados y se contextualiza en un escenario en donde el consumo energético sigue en aumento y las reservas mundiales se ven reducidas al máximo. Además hay que aderezar esta situación con el hecho que tal como sucedió en los preludios de la II Gran Guerra, la potencia hegemónica para entonces – Inglaterra- fue perdiendo capacidad de disuasión y progresivamente fue desplazada por potencias emergentes – EEUU y Alemania- que aceleraron la confrontación definitiva que generaría un nuevo orden mundial. Hoy la situación es parecida: la situación hegemónica de los EEUU se encuentra en duda, existen nuevas potencias emergentes – China, la recuperación de Rusia, Brasil, India- que sintiendo el peso de la crisis y aprovechando esa condición de debilidad pueden buscar acelerar la crisis militar de los EEUU. Por otra parte hay que considerar que dentro de los EEUU están conscientes de esta situación y manejan también la hipótesis de la guerra como un escenario de reactivación económica, tal como sucedió con la I y II Guerra del Golfo. Como sea nos encontramos en una coyuntura histórica que debe ser vista con atención por las implicaciones que pueda tener.

Dr. Juan E. Romero
La Universidad del Zulia
17/12/2008

EL SISTEMA-MUNDO Y LA CUESTIÓN PALESTINA

Lo que sucede en estos momentos en la Franja de Gaza, corresponde a la lógica de la Revolución en Acción Militar (RAM), que consiste en el uso de tecnología de punta en el desarrollo de acciones militares. Pero hay que contextualizarla en un conjunto de acciones que poco a poco han alejado las posibilidades de un acuerdo de paz, y al mismo tiempo incrementado la intervención militarista de los EEUU y los sectores más ultraconservadores de la sociedad israelí. No se debe olvidar que durante el gobierno de Bill Clinton, se insistió en la búsqueda concreta de una paz estable que implicó la concreción de un diálogo fructífero entre Yitzat Rabin y Yasser Arafat, ambos líderes históricos que representaron posturas extremas tanto en el campo israelí como en el mundo palestino.
La insistencia en el acuerdo era necesario y fue posible dada la relajación de las condiciones de Guerra Fría en el Medio Oriente. Los EEUU, sin perder de vista el papel estratégico que juega Israel para sus intereses, comprendió la imposibilidad de mantener una alta conflictividad en la zona, sobre todo considerando lo clave que es ese espacio de transición para la preponderancia militar del gigante del norte. Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Arafat, entendieron que las condiciones históricas que habían permitido el mantenimiento de su extremismo político habían cambiado y con ello debía cambiar su posición. En ese contexto de presión internacional, Arafat y Rabin concretaron el Acuerdo de Camp David, por el cual obtuvieron el Premio Nobel de la Paz. La muerte de Rabin, consecuencia del extremismo sionista, significó un retroceso en la construcción de la paz. Su sucesor, Benjamin Nethanyau, en nada contribuyó al avance de la paz y por el contrario dio inicio a un ciclo radical continuado por Ariel Sharon y sus sucesores en el ejercicio del poder en Israel. La muerte de Arafat, y el avance del extremismo de Hamas dejo sin interlocutores válidos a los palestinos que fueron arrastrados al clima de guerra sin cuartel propiciado por el Estado de Israel. Ante esta situación, la comunidad internacional, el Sistema-mundo con sus instituciones ha dejado de ejecutar los elementos de contención que debería implementar y al mismo tiempo, se ha mostrado impávido ante las recurrentes violaciones de los acuerdos humanitarios por parte de las fuerzas de seguridad israelí.
El contexto de cambio de gobierno en los EEUU, enmarcado por la salida de la extrema derecha representada por Bush y el supuesto – más no real- liderazgo emergente de Barak Obama, nos muestra que las expectativas creadas en torno a un cambio en la política exterior de los EEUU es sólo una quimera. El gobierno de Obama ha demostrado con su inacción su articulación con los intereses geoestratégicos de Israel en el Medio oriente. No hay posibilidad de acuerdo de paz en estos momentos. Israel insiste en una posición maniquea que sostiene que Hamas no es un movimiento político que represente el liderazgo del pueblo palestino. El propio Primer Ministro Mahmoud Abbas ha contribuido muy poco a concretar un diálogo con el grupo extremista Hamas, que controla el sistema de representación política en palestina y que tiene todo el peso del apoyo popular. Los EEUU, tanto sus representantes salientes como entrantes, mantienen la misma política de apoyo irrestricto a los intereses de Israel, a pesar de las constantes violaciones a las resoluciones de la ONU como al cumplimiento de los acuerdos de West Plastation de finales de los años 90, que obligaban a Israel a entregar algo más de 7% del territorio de la Franja de Gaza que han sido ilegalmente ocupados. En resumidas cuentas, asistimos a un momento donde se expresa – como nunca- la crisis de la potencia militar (EEUU) que sin embargo articula acciones de provocación que tienden a la búsqueda de una consolidación de lo que consideran el “espacio vital”: la zona del Medio oriente y Asia central. Tal como sucedió en el siglo XX con Alemania e Inglaterra, hoy en pleno siglo XXI vemos una competencia entre los intereses de una potencia – que a pesar de su debilidad- con otra que reta las posiciones y prerrogativas de la hegemónica. Los EEUU ven con preocupación que la situación en el Medio Oriente no se estabilice, pues esa inestabilidad incrementa las fluctuaciones en las dinámicas de control hegemónico que pretende desarrollar en otros escenarios mundiales. La situación es de riesgo y avizora un 2009 llena de conflictividades, ello es así por el hecho que los EEUU mantienen frentes de enfrentamiento en Irak, Afganistán, Asia central al mismo tiempo que tiene que enfrentarse con la crisis económica. En este escenario hay que observar con cuidado las reacciones y acciones en esta zona del mundo que tanta conflictividad ha tenido, esperemos que la Comunidad Internacional pueda contener los demonios de la guerra desatados por los EEUU, que necesita una guerra de gran magnitud para reactivar su aparato económico, tal como hizo en la 1era Guerra del Golfo en 1991. Seguiremos con atención la crisis y su desarrollo.

Dr. Juan E. Romero
Historiador
6/01/09
Juane1208@gmail.com

DE LA CONSTITUYENTE A LA ENMIENDA: EL CAMBIO POLÍTICO EN VENEZUELA (1999-2009)

DE LA CONSTITUYENTE A LA ENMIENDA: EL CAMBIO POLÍTICO EN VENEZUELA (1999-2009)

La convocatoria a un proceso de Enmienda Constitucional, recientemente hecho por el presidente de la república Hugo Chávez permite realizar una serie de consideraciones que se ubican tanto en el campo del Derecho Constitucional como de la Filosofía Política. Para el Derecho Constitucional, pues la Constitución aprobada en diciembre de 1999 se ubica en el denominado Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano, que considera la necesidad de ampliar los espacios de participación política, así como asumir la Constitución como un cuerpo jurídico no estático, no perfecto, más bien lo entiende como una dinámica de ajuste institucional en donde los colectivos de derecho pueden participar y articular las respuestas o ajustes jurídicos necesarios. Este Nuevo Constitucionalismo se diferencia de los modelos clásicos en la forma y contenido de las Constituciones. La de Venezuela, Colombia, la propuesta en Bolivia y la aprobada en Ecuador, incorporan mecanismos de democracia directa como el referendo, en sus diversas modalidades; pero más allá de eso asumen o incorporan en su estructura artículos que permiten su modificación, por otra parte, también se diferencias por el hecho que sus articulados son menos generales y más específicos en el tratamiento del tema de los derechos sociales, políticos y económicos; aspecto este que se contrapone con el Constitucionalismo Clásico – bajo el cual se redactaron los cuerpos generales de leyes en Francia, Alemania y EEUU- que plantea una perspectiva más general de los derechos.
Esa diferencia no es fortuita ni casuística. Para el Constitucionalismo Clásico esa generalización facilita, impulsa y promueve un significativo proceso de explotación general del hombre por el hombre y más aun, sostiene un aparato hegemónico sobre el cual se construye y afianza la dominación. Por su parte, el Nuevo Constitucionalismo insiste en la necesidad de comprender que una cosa o momento ocurre cuando se propone una Asamblea Constituyente para generar una nueva constitución y que así mismo, en un lapso no necesariamente largo, pueden haber cambiado las condiciones históricas y políticas, por lo cual se hace necesario la modificación profunda (Asamblea Constituyente), parcial (Reforma) o específica (Enmienda) de algún aspecto jurídico.
Desde el punto de vista de la filosofía política, también la propuesta de Enmienda permite realizar otras consideraciones socio-políticas. En este sentido hay que considerar que se establece una discusión en torno a conceptos como estabilidad política, gobernabilidad y participación. Se discute sobre la estabilidad política, pues hay sectores que señalan – ubicados en el Constitucionalismo Clásico- que los ajustes constitucionales son procesos que “alteran” la paz pública y se traducen en reconocimientos tácitos. Se discute el tema de la gobernabilidad, pues se piensa que nuevas incorporaciones destinadas a ampliar los derechos, aumentan las demandas de los ciudadanos y con ello se incrementa la posibilidad del conflicto social. Se discute el tema de la participación, pues la enmienda – tal como se plantea- significa que la última etapa para su promulgación es ejercida por el propio ciudadano y con ello se incrementa los espacios de discusión. Sea como sea, en lo que respecta a la estabilidad y la gobernabilidad, las posiciones expresadas por los actores políticos reseñan actitudes sumamente conservadoras que están en contra vía con el planteamiento político del nuevo constitucionalismo.
No hay duda que el proceso de Enmienda se diferencia ostensiblemente del proceso de reforma. Lo propuesto en el año 2007 incorporaba modificaciones significativas en diversos aspectos del cuerpo jurídico aprobado en 1999 sin tocar los principios fundamentales que lo caracterizan. La Enmienda es muy específica, se trata de ampliar las posibilidades de participar en la elección de cargos de representación pública y de nuevo, se introduce una discusión en términos políticos muy importantes. En primer lugar, se discute el tema de la alternabilidad. En las visiones clásicas y conservadoras de la política, la alternabilidad es entendida como la posibilidad que se produzca la sustitución de un actor político por otro, con preferencias ideológicas diversas; en la filosofía política menos estática la alternabilidad es entendida como un proceso de competición abierto por la ocupación de un cargo de responsabilidad pública. Entre una y otra posición hay una gran distancia. En el caso de la definición primera, la alternabilidad es entendida como la sucesión de un grupo político por otro. En el caso de la segunda, la alternabilidad es entendida como una competencia electoral y política en torno a las preferencias del ciudadano para la ocupación de un cargo público. En definitiva la alternabilidad viene dada en la actualidad por las condiciones que aseguren que cualquier ciudadano u organización política pueda acceder a la aspiración de ocupar un cargo público. En ese sentido la Enmienda no modifica en nada el concepto de alternabilidad. De hecho se mantiene la figura del referendo que asegura la alternabilidad política.
Otro mito surgido en torno a la reforma es que la postulación sin restricciones de candidatos a un cargo público implica cerrar las posibilidades de sustitución generacional. Quienes así lo sostienen demuestran una ignorancia acerca de la realidad política del gobierno. Se sabe por cantidad de investigaciones realizadas por teóricos de la ciencia política como O Donell, Sartori, Bobbio, Pzworsky, entre otros que el ejercicio continuo del poder se traduce en un desgaste político significativo que deja abierta la sustitución en cuanto se produce una perdida en las preferencias del electorado por considerar que no han sido satisfechas sus demandas. Eso quedo demostrado en democracias parlamentarias como la española cuando Felipe González fue sustituido; o en Inglaterra cuando Margareth Tatchert fue sustituida o en Francia cuando Francois Mitterrand perdió la hegemonía que había ejercido. En todos estos casos surgieron fuerzas alternas a quienes ejercía el gobierno y que representaron una alternativa a la hegemonía política. Por ello, en el caso específico de la democracia venezolana sigue abierta la posibilidad de sustitución de quienes ejercen los cargos de representación pública pues el mecanismo del referendo revocatoria sigue siendo importante para el equilibrio político.
La enmienda ha servido asimismo para discutir acerca de la posibilidad de introducir innovaciones en los sistemas políticos presidenciales. No hay duda que la postulación sin límites es una característica de los sistemas políticos parlamentarios y que no hay sistemas presidenciales que lo incorporen, pero ello no se traduce en que no sea posible hacerlo. Precisamente esta enmienda introduce el tema del cambio institucional en los sistemas políticos como una urgencia del nuevo constitucionalismo. No hay que perder de vista que en la historia mundial se han presentado discusiones acerca del cambio político. No puedo dejar de señalar que cuando Thomas Hobbes habló en su obra El Leviathan de la construcción de un contrato social entre la sociedad civil y el gobernante fue considerado absurdo en el clima absolutista de ejercicio del poder que imperaba, igual ocurrió con el Contrato Social de Rousseau que planteaba la posibilidad de ejercer corresponsabilidad cívica. En resumidas cuentas el hecho que se plantea en un sistema presidencialista la no limitación en la postulación abre un espacio para que el accionar en torno al buen gobierno sea una matriz de opinión que marque la decisión electoral de cambio o permanencia. Ese hecho tendría un gran peso en la estructura de los sistemas políticos en Latinoamérica y sin duda, los sectores más conservadores entienden las implicaciones políticas que puede tener en un espacio como el nuestro donde prevalecen gobiernos de izquierda cercanos a los intereses y perspectivas de los colectivos sociales.
La enmienda se constituye por lo tanto en un espacio múltiple de creación. Múltiple pues amplía el campo de la participación política, múltiple pues introduce novedades en la estructura y funcionamiento de los sistemas políticos. Con ello se distancia de quienes asumen que el cambio político es peligroso para “la estabilidad política”. Quienes así se manifiestan lo que hacen en indicar su enorme preocupación por un incremento de la participación ciudadana. En este sentido, la campaña política de quienes están proponiendo la enmienda debe dejar de ser una propaganda política que no diga nada. Me refiero a que no debe cometerse el error que se asumió en la pasada campaña de noviembre que tomo como lema Vamos con Todo, ese eslogan no estableció ninguna diferencia ideológica con quienes se oponían a la propuesta del PSUV. En el caso actual es clave insistir en la ampliación de los derechos, en la no alteración de la alternabilidad y sobre todo en la incorporación y adaptación del nuevo constitucionalismo al proceso de cambio. Y para hacerlo hay que diferenciarse entre propaganda y comunicación política. La propaganda maneja los mismos elementos de marketing comercial que caracteriza al capitalismo mientras que la comunicación política debe estar estructurada sobre significados culturales de gran impacto que incentiven la participación. No puedo terminar estas consideraciones sin señalar que todo parece indicar que más tarde que temprano vamos a derivar en un nuevo proceso de Asamblea Nacional Constituyente (ANC) pues las dinámicas de cambio que se vienen generando en Venezuela son de tal magnitud que en muchos casos los articulados de la Constitución de 1999 no alcanzan la magnitud de las expectativas y necesidades de los colectivos sociales. En ese sentido, en un momento determinado – dado el dinamismo de la democracia- terminaremos en una necesidad de adecuarnos al cambio y este proceso es solo una nueva etapa en ese camino.

Dr. Juan E. Romero
Historiador y Docente Universitario
Juane1208@gmail.com
10/01/2009

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DR. JUAN EDUARDO ROMERO (VENEZUELA)

Historiador, especialista en procesos políticos contemporáneos de América Latina. Docente e Investigador de la Universidad del Zulia en Venezuela. Profesor invitado en España, Francia, Italia, Colombia, Brasil, Nicaragua, Argentina, Ecuador, Cuba, México, Costa Rica. Investigador Nivel II del Programa de Promoción al Investigador (PPI) del Ministerio de Ciencias y Tecnología de Venezuela. Teléfonos (58) 261 7596253 (telfax oficina). (58) 4126543075 ( móvil). Correo electrónico: juane1208@gmail.com

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Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela
Doctor en Historia Social y Política Contemporánea. Profesor de la Universidad del Zulia, Venezuela. Especialista en Historia Contemporánea de América Latina. DEA en Gerencia Política y Gobernabilidad. Autor de más de 35 artículos sobre procesos políticos. Co-autor de seis Textos sobre Proceso Socio-político en Venezuela. Teléfono Telfax (58) 261 7596253, móvil (58)4126543075. E-mail: juane1208@gmail.com

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