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sábado, 27 de septiembre de 2008

LA CAMPAÑA ELECTORAL

La Campaña Electoral
Entramos ya oficialmente en la campaña electoral para elegir a los Gobernadores, Alcaldes, Diputados Regionales y concejales. Ello se traduce en aumento de la confrontación entre las fuerzas políticas que se miden. Se trata de comprender como en esta etapa crítica del proceso bolivariano, se discuten temas políticos, agendas públicas basadas sobre la definición de marcos de referencias mediante los cuales los ciudadanos se aprestan a movilizarse colectivamente.
Ese enfrentamiento se sucede en el espacio público. En cada esquina, barrio, urbanización, colegio, plaza pública pues sin duda está en juego muchos intereses. Por una parte para el gobierno de hugo Chávez se trata de reivindicarse de la derrota experimentada el 3- diciembre de 2007, cuando la propuesta de Reforma Constitucional fue derrotada. Para la oposición se trata de medir la efectividad de su "unidad política" ante los candidatos del gobierno. eso en terminos generales, pero sí hablamos de aspectos específicos las consideraciones son mayores y múltiples.
Para el gobierno se trata no sólo de articularse politicamente con todos sus candidatos. Se trata de cómo se estructura la plataforma política sobre la cual asume el proyecto bolivariano en lo que resta de período presidencial y el futuro inmediato de plantearse una extensión del mandato.
Asimismo, no hay que dejar de considerar que el proyecto popular, de apertura de espacios de discusión que se adelanta mediante la legitimación del poder popular de los Consejos Comunales será también calibrado. Los Consejos Comunales son la estructura para un gobierno "desde abajo" y no es simplemente una metáfora. La propuesta política de otorgarle peso político general a los Consejos, revuelve la estructura de poder tradicionalmente empleada en el sistema político venezolano, pues no pasa por la mediación de los partidos, por el contrario son los ciudadanos organizados los que se estructuran y organizan. Ese accionar es un peligro, no sólo para los partidos, también para la propia estructura formal de los miembros del  antiguo MVR.
Para la oposición se trata de su supervivencia política. Sí no triunfan y elevan la votación obtendida en diciembre con el NO a la Reforma, sencillamente le abrirían el camino a Chávez para aplastarlos, políticamente hablando.
Por otra parte, se plantea para ellos las posibilidades que tiene de pervivencia o no de mantenerse articulados políticamente mediante acuerdos corporativos. La Unidad precaria que han logrado construir es sometida a consideración de los votantes. Pero asimismo se trata de evaluar la propuesta de cambio como alternativa al chavismo. En este punto, hasta ahora se ha observado una gran debilidad.
En casi toda la geografía electoral del país, observamos que el enfrentamiento ha estado basado más en la descalificación que en la proposición de los candidatos como opción de poder. Tampoco puede dejar de analizarse que el futuro del sistema de partidos está siendo discutido. Se consolidará un sistema de partido dominante con el PSUV o pasaremos a un sistema multipartidista, con el PSUV, Nuevo Tiempo, Primero Justicia, Podemos, PPT, Alianza Bravo Pueblo y otros. Eso lo sabremos después del 24 de noviembre, pero parece ser que los chavistas que se inmovilizaron el 3-D saldrán ahora a tomar su venganza y alinearse a unos con el PSUV. Por otro lado, los opositores presentan un intento de unidad que puede ser interesante siempre y cuando sean una alternativa propositiva al proyecto bolivariano.

Dr. Juan E. Romero

jueves, 18 de septiembre de 2008

VENEZUELA 2002, BOLIVIA 2008: ALGUNAS COINCIDENCIAS

VENEZUELA 2002, BOLIVIA 2008: ALGUNAS COINCIDENCIAS

 

            Hemos planteado en reiteradas ocasiones, que la dinámica socio- política que experimenta América Latina, está signada por la conflictividad. Los procesos de cambio en el comportamiento electoral, la institucionalidad democrática, así como la complejidad de los movimientos sociales nos ayuda a entender este cambio radical.

            La democracia, entendida en su vertiente formal – o de realización de elecciones- ha experimentado una gran crítica por parte de las organizaciones políticas como por sectores diversos de la denominada sociedad civil. Eso ha impulsado la expresión del conflicto social, entendido como una articulación disruptiva de las normas y formas de entendimiento social. Lo que experimenta Bolivia en estos momentos tiene elementos comunes con lo sucedido en Venezuela en el año 2002.

            Ambos países, experimentaron una crisis de las identidades políticas de los partidos tradicionales. En el caso de Venezuela, el retroceso de los partidos históricos fue evidente. AD y COPEI pasaron de obtener cerca del 93% de los votos en 1988, a sólo alcanzar un 11% en las elecciones de 1998. En el caso de Bolivia, la desintitucionalización de los partidos socialcristianos y socialdemócratas en el período anterior al gobierno de Hugo Banzer fue también contundente. En ambos países, el surgimiento de un liderazgo basado en la idea de un cambio radical, que reivindicaba la incorporación de sectores históricamente excluidos fue clave. Para Chávez se trataba de los sectores D y E, que representaban cerca del 83% del caudal electoral; para Evo Morales se trató de las comunidades indígenas.

            El ajuste institucional implementado por ambos se tradujo en un desmontaje del aparato político sobre el cual se habían construido relaciones de poder y establecido formas de entendimiento político entre los grupos económicos. El uso de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para formalizar un nuevo proyecto constitucional que impulse un proyecto político diferente, desató las resistencias de los sectores tradicionalmente hegemónicos en ambos países. En el caso de Venezuela, el año 2002, estuvo signado por el impacto de las Leyes Habilitantes que se tradujeron en una 1era iniciativa de aplicación del proyecto político. En el caso de Bolivia, la dinámica que conduce a la aprobación definitiva del texto constitucional desató la movilización de los prefectos de los departamentos de Bení, Pando y Santa Cruz, que reúnen los grupos económicos más poderosos y radicales de Bolivia.

            No hay que perder de vista un elemento común en la crisis experimentada en Venezuela en el 2002 y la que sufre Bolivia. Es la denominada oportunidad política, entendida como las condiciones políticas que favorecen la rebelión o desobediencia civil. La nueva institucionalidad impulsada por Chávez como por Evo, así como su insistencia en facilitar la movilidad social y las expresiones de voluntarismo político ha sido utilizada por los sectores más radicales y conservadores en Bolivia y Venezuela, para buscar salidas violentas. La apertura política fue aprovechada en ambas situaciones para incrementar el conflicto e incentivar la ingobernabilidad.

            Otro factor común que debe considerarse, es el referido al papel de los cuerpos de seguridad del Estado. No se puede perder de vista que las Fuerzas Armadas en toda Latinoamérica, fueron formadas bajo la lógica de la dominación y el control hegemónico. Las Fuerzas Armadas en Venezuela, durante el período 2000-2002 resintió el ajuste derivado de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, generándose un descontento que se manifestó en el año 2002, a través de una actitud inoperante, permitiendo la ejecución de actos violentos que calentaron aun más las calles. En el caso de Bolivia, notamos la misma coincidencia, las FFAA bolivianas, tradicionalmente asociadas con golpes de estado y represión, no han actuado conteniendo la violencia.

            El accionar de los grupos económicos y su conjunción con grupos radicales civiles que atentan contra los más elementales derechos humanos, constituye otro punto de coincidencia entre ambas coyunturas. Adicionalmente, no debe dejarse fuera del análisis la situación geopolítica internacional y el tema energético. Cuando se produjo los acontecimientos de abril de 2002, el papel de los empleados petroleros de PDVSA fue clave. En el caso de Bolivia, el factor petróleo y gas está detrás de esta violenta manifestación de violencia política. Lo interesante es considerar el papel del Departamento de Estado Norteamericano en ambas situaciones históricas. El silencio cómplice de sus respectivos embajadores, cuya actitud permisiva indica su vinculación y apoyo tácito a la desintitucionalización y vulneración del mandato popular, es contundente.

            Hace tiempo señalamos que la situación en Bolivia amenaza a toda Sudamérica, pues en ella encontramos representada la resistencia de factores políticos que se niegan a aceptar los cambios en las condiciones de participación política y menos aun la idea de permitir que los ciudadanos que han sido históricamente hechos invisibles, aparezcan reclamando sus derechos y defendiendo su participación. Todos somos Bolivia en este momento, su futuro es el de toda Latinoamérica, por ello no debemos dejar de manifestar nuestra solidaridad y compromiso con una salida pacífica de esta crisis, inducida desde sectores conservadores y radicales que buscan re-alinearse y recuperar espacios.

 

Dr. Juan E. Romero

Juane1208@gmail.com

15/09/2008

martes, 2 de septiembre de 2008

AMÉRICA LATINA HOY

AMÉRICA LATINA HOY

La situación de América Latina es interesante, desde el punto de vista de los procesos políticos, desde la perspectiva del desarrollo económico pero aun más importante, en la naturaleza de los movimientos sociales.
Desde mediados de la década de los 90, del pasado siglo XX, la situación política caracterizada por la preponderancia de los partidos históricos, ligados a la socialdemocracia o al socialcristianismo, comenzó a cambiar; permitiendo una reorganización y resurgir de las organizaciones de izquierda así como de sus propias propuestas de movilización. Los partidos históricos no pudieron enfrentar la difícil situación de convivir en situaciones de entendimiento político cuando no era factible mantener el consenso sobre la base del clientelismo; ante esa situación los movimientos sociales – históricamente ligados a la izquierda- asumieron una agenda de cambio político radical que propuso el denominado “empoderamiento”, entendido como el acercamiento del ciudadano a la toma de decisiones públicas. Ese cambio y el ascenso en el caudal electoral fue posible debido al impacto del ajuste económico generado por las denominadas reformas de 1era generación, que impusieron un cruento proceso de privatización y desmontaje del Estado Social de Derecho, aumentando el descontento social y dejando en evidencia la escasa capacidad de las fuerzas del status quo para entender el cambio histórico.
En ese contexto, debe asumirse el impacto discursivo de un Hugo Chávez, de un Evo Morales, de Rafael Correa, de Tavaré Vásquez en Uruguay, de Fernando Lugo en Paraguay. El repertorio de protesta social se multiplicó y se extendió como manifestación del cambio. El descontento con los marcos de interpretación, que asumió la democracia exclusivamente como realización de elecciones, fueron sucesivamente puestos en duda y con ello, la capacidad de intermediación de los partidos históricos se disolvió. El cambio se entendió como ajuste institucional. Venezuela, Brasil, Chile, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay adelantaron progresivamente medidas de ajuste institucional – menos agresivas en Chile, Uruguay, Brasil y más impactantes en el resto- que permitieron la reconfiguración del Estado de Bienestar y se colocaron en línea contraria a las políticas de integración bajo el esquema de los Tratados de Libre Comercio (TLC).
Acompañando esa dinámica, nos encontramos el impulso derivado del discurso nacionalista, de una resemantización de la participación política, asumida como espacio de diversidad y construcción social. Enmarcado en un discurso cuya cabeza lidera Hugo Chávez, es repetido en menor o mayor radicalidad. Se trata de asumir procesos en contravía que asumen los TLC no como asimilación de políticas aduaneras o apertura de puertos, si no como acompañamiento social y socio- productivo, mediante el cual las economías comparten sus debilidades y potencian sus fortalezas. Obviamente no es lo mismo la situación económica de Venezuela, con una economía apuntalada en un precio del barril de petróleo por encima de los 90 US$, con una inflación alta, movilización social directa; a países como Bolivia y Ecuador, con un potencial económico no consolidado y resistencia civil cruentas.
La situación política y económica en todo el continente es disímil. Colombia, tiene el enorme dilema del escándalo de la narcopolítica y el proceso que se le sigue al presidente Uribe, acompañado ello por la presión generada por el papel de aliado estratégico que tiene su gobierno con los EEUU. Brasil y su presidente Lula, cuentan con una estabilidad política y económica envidiable. La potencialidad de la nación carioca contrasta con el resto del continente, aunque no deja de tener la presión del problema de la distribución de la riqueza generada.
Ecuador, con Correa y su proceso de reajuste institucional, acompañado de una política de nacionalización, que permita oxigenar la situación precaria desde el punto de vista económica; se enfrenta a una crisis institucional producto de la resistencia de los grupos de poder enraizados en la sociedad ecuatoriana, para él, el apoyo que pueda obtener de su asociación con Chávez es vital para superar el proceso de aprobación de una nueva Constitución.
La Bolivia de Evo Morales, es quizás el factor de mayor dificultad en Sudamérica. El hecho de ser un gobierno estructurado sobre un partido étnico como el Movimiento al Socialismo (MAS), que reivindica los derechos de los aymaras, de los quechuas y se enfrenta a la sociedad mestiza boliviana, que históricamente a subvalorado, explotado y usufructuado a los indígenas, constituye una fuente de conflictividad constante. El proceso electoral de agosto, en donde Morales obtuvo una ratificación contundente, coloca la situación muy difícil para los prefectos de Beni, Santa Cruz, Pando, que impulsan un secesionismo que se presenta como alternativa al triunfo popular. La perspectiva de desarrollo económico de la explotación y nacionalización del gas boliviano, es una oportunidad clave para la gobernabilidad de Evo.
El Perú de Alan Garcia, se debate entre su acercamiento a los EEUU o su aproximación en el proceso de reinserción y alineamiento entre los movimientos populares de toda Sudamérica. Su situación política no es fácil. El daño y la desintitucionalización causada por el gobierno de Fujimori aun se siente y el liderazgo de García no ha resultado suficiente para reducirla la conflictividad. Paraguay y su reciente presidente Lugo, también experimenta un futuro incierto. La situación de deterioro político derivado del control histórico del partido Colorado es una marca difícil de sacar de la psiquis y la cultura política el paraguayo. Lugo deberá manejarse articuladamente con los procesos de complementación económica que se adelanta con la UNASUR.
Argentina y su presidenta Cristina Kishner, no la tienen fácil. La resistencia civil de los comerciantes agrícolas, aunada a la situación de enfrentamiento generada por el reajuste institucional implementado desde la gestión de su esposo y ex presidente, constituye un peso muerto difícil de lidiar. Para ella, el apoyo político y económico derivado de la asociación con Venezuela puede ser una clave y un peligro. Clave, por la movilización de capitales y el apoyo en el desarrollo energético pero peligroso, por la resistencia que genera Chávez en sectores conservadores en toda América Latina.
El Uruguay de Tavaré Vásquez, experimenta una situación inestable de por sí. Su situación económica, sí bien ha mejorado, no es óptima. Las condiciones de la unidad que lo llevó a ganar las elecciones son frágiles y en cualquier momento puede fracturarse. La asociación económica, que en materia de energía mantienen con Venezuela es vital pero difícil.
Chile y Michell Bachelet, tienen una condición distinta. Económicamente los chilenos gozan de gran estabilidad, pero la conjunción de fuerzas de la presidenta, reúnen a grupos de izquierda y derechas contradictorios. Su firma de un TLC con los EEUU, lo colocan en una situación paradójica con la naciente UNASUR. Geopolíticamente los roces con Argentina y Bolivia, por el tema de la salida al mar con este último es un aspecto duro en las relaciones internacionales.
Venezuela, contando con una economía solvente enfrenta las resistencias de sectores políticos que se oponen a los reajustes institucionales adelantados desde la aprobación de la Constitución en 1999. Chávez cuenta con una resistencia en los medios de comunicación que lo ven como una figura amenazante, pero al mismo tiempo tiene un apoyo popular, que le ha permitido triunfar en 12 de las 13 consultas electorales que ha convocado. Su dinamismo en la arena internacional, impulsada por la diplomacia petrolera resulta incómodo, no sólo para quienes se le oponen internamente, sino para los que se resisten a sus influencias en el resto del continente. El hecho de contar con las reservas energéticas más importantes del mundo, le dan una ventaja que sabe utilizar actualmente.
Centroamérica, es contradictoria también. México, cuenta con una grave crisis económica, que no ha mejorado a pesar del TLC con EEUU y Canadá. Políticamente Felipe Calderón tiene aun el estigma de su victoria criticable en las elecciones, por lo tanto su futuro político depende de su capacidad para crear institucionalidad. Guatemala, Honduras, El Salvador comparten una situación política inestable y una precariedad económica pero se diferencian en la forma en que resuelven esas dificultades. Guatemala y Honduras, han optado por la Alternativa Bolivariana (ALBA) mientras que El Salvador por el TLC. Esto ha generado nuevas conflictividades en toda la zona. Sin duda, asistimos a un momento donde se generan dinámicas institucionales significativas que permiten una discusión acerca del desarrollo de la democracia en todo el continente.

Dr. Juan E. Romero
Historiador
30/08/2008

LA CAMPAÑA POLÍTICA Y SUS TEMAS

LA CAMPAÑA POLÍTICA Y SUS TEMAS

La campaña para las elecciones de noviembre de este año, nos permite reflexionar acerca de la dinámica que se establece para manejar, presentar y publicitar las propuestas de los candidatos a ocupar cargos de representación pública. No hay duda que el impacto de las tecnologías de información y comunicación (TIC) sobre el campo de lo político viene incrementándose. Obviamente hay que diferenciar entre quién hace política y el que “vive” de la política. El primero, asume la política como parte de la condición ciudadana y entiende que la política es parte de la definición y goce del espacio público. En cambio, el que “vive” de la política, la utiliza como una forma de vida y por ello lo transforma en un lev motiv de su desenvolvimiento público.
Quién vive de la política, emplea el marketing político, asumido como una forma de vender o publicitar a un candidato, de manera tal que se establece una similitud con un producto que se comercializa. Se trata de “maquillar” al candidato, hacerlo lucir jovial y cercano, para sustituir u ocultar la debilidad ideológica o programática. Al hacerlo se reduce la campaña electoral no a la escogencia de la mejor propuesta, sino a una especie de concurso de belleza, en donde se vota a quién luce mejor en traje de baño o vestido de gala. Un ejemplo de ello lo estamos viviendo en el Zulia.
Lamentablemente asistimos a lo que puede ser la peor campaña política de la historia reciente. Una campaña signada hasta ahora por lo fútil, lo escaso de las propuestas y por enormes manifestaciones de gasto publicitario y casi ninguna propuesta. Resulta para mí – y creo para quienes nos leen- lamentable ver como la campaña electoral ha estado sometida a frases destempladas y sin sentido, tales como “… este es el gallo de Rosales” o “Di Mentira nos engaña”. Ambas expresiones dan una muestra terrible de la pobreza en la discusión política. De la carencia de una agenda pública que asuma como puntos de discusión aspectos esenciales para la región.
Asistimos a un momento, donde oposición y gobierno hacen uso indiscriminado de los espacios públicos para publicitar a sus respectivos candidatos. En este sentido, debemos responsabilizar al CNE que no ha dejado claramente establecido una norma de regulación para la campaña de gobierno. Hemos sido testigos de cómo el gobierno de Manuel Rosales ha empleado cadenas de radio y televisión para atacar al candidato Di Martino, abusando de esa forma del espacio y la paciencia de los ciudadanos. Habría que preguntarse ¿ qué diferencia hay entre lo hecho por Rosales y las cadenas de Chávez?. ¿Dónde quedó el discurso del gobernador condenando el uso indiscriminado de la publicidad gubernamental para auspiciar candidatos? ¿Acaso los maracaiberos estábamos acostumbrados a ver a Pablo Pérez en primeros planos de la propaganda regional? ¿Porqué tanto Pérez como Di Martino insisten en reducir la campaña electoral al desprestigio del otro?. No se trata de ocultar que las estrategias de deslegitimación son parte esencial de una campaña electoral, pero sí se trata de hacer un llamado de conciencia acerca de los temas que pueden ser prioritarios para los que vivimos en la Región Histórica Marabina.
Reiteramos nuestra invitación para adelantar un debate político pleno de ideas y reduciendo al mínimo la descalificación. Invitamos a que nos propongan soluciones acerca de la inseguridad, que no se escuden en la diatriba política para evadir sus responsabilidades en los altos índices de criminalidad. Ni el gobierno regional ni el gobierno municipal pueden escapar de su co- responsabilidad en este tema. Se trata de entender que la campaña publicitaria debe ir más allá de presentar al candidato del gobierno vestido de rojo o hacer que el candidato de la oposición se vista de pueblo y luzca sonriente, besando a niñas o ancianas en los barrios de la región.
Hasta ahora de lo que hemos sido testigos es de una deplorable actitud por parte de los candidatos a gobernador, que al desplazado el debate cívico por los ataques y descalificaciones. Me preguntó : ¿ es qué acaso son capaces sólo de eso?. ¿ No tienen nada que proponer y decir?. Mucha más altura ha tenido la campaña política por la municipalidad de Maracaibo. Por un lado Rosales ha anunciado su intención de retomar sus planes pilotos, desarrollados durante su gestión de Alcalde; por la otra Henry Ramírez ha sorprendido con una propuesta de transporte público pensada a partir de las experiencias de Bogotá y Curitiba, aunado a el tratamiento del problema agua. Las descalificaciones entre uno y otro han sido menos, más bien hemos asistido a un debate de propuestas que hace interesante la campaña.
De nuevo pregunto: ¿Es que acaso el candidato del gobierno no puede ampliar y desarrollar las líneas maestras del Plan Simón Bolívar 2007-2013 en la región? ¿ Es que el candidato a la gobernación por la oposición, no puede darnos una alternativa de gobierno no manipulable que vaya más allá del lugar común de defensa de la zulianidad?. Será que piensan que los ciudadanos del Zulia somos – emulando la frase del maestro prieto- Eunucos Políticos. Tienen la oportunidad de demostrarnos lo contrario. ¡ Por favor háganlo, pero pronto ¡. La invitación es a construir una agenda pública que asuma los grandes temas de reflexión: 1) Zulianidad o Marabinidad, asumida como un debate acerca de la identidad histórica, 2) Seguridad y empleo, 3) política de fronteras, 4) desarrollo productivo de la región dentro del proyecto de nación y 5) perspectivas del Zulia en la 1era mitad del siglo XX. Sí es posible una campaña de debate crítico, todos podemos contribuir a ello. Reclamemos respeto para los ciudadanos.

Dr. Juan Eduardo Romero
La Universidad del Zulia
Historiador
Juane1208@gmail.com
01/09/2008.

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DR. JUAN EDUARDO ROMERO (VENEZUELA)

Historiador, especialista en procesos políticos contemporáneos de América Latina. Docente e Investigador de la Universidad del Zulia en Venezuela. Profesor invitado en España, Francia, Italia, Colombia, Brasil, Nicaragua, Argentina, Ecuador, Cuba, México, Costa Rica. Investigador Nivel II del Programa de Promoción al Investigador (PPI) del Ministerio de Ciencias y Tecnología de Venezuela. Teléfonos (58) 261 7596253 (telfax oficina). (58) 4126543075 ( móvil). Correo electrónico: juane1208@gmail.com

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Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela
Doctor en Historia Social y Política Contemporánea. Profesor de la Universidad del Zulia, Venezuela. Especialista en Historia Contemporánea de América Latina. DEA en Gerencia Política y Gobernabilidad. Autor de más de 35 artículos sobre procesos políticos. Co-autor de seis Textos sobre Proceso Socio-político en Venezuela. Teléfono Telfax (58) 261 7596253, móvil (58)4126543075. E-mail: juane1208@gmail.com

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