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martes, 22 de diciembre de 2009

EL NUEVO PLAN COLOMBIA: PELIGROS PARA AL

EL NUEVO PLAN COLOMBIA: PELIGROS PARA AL

El anuncio de la instalación de un conjunto de bases militares en territorio colombiano, con el apoyo, presencia y asesoría norteamericana no debe ser visto en forma descontextualizada. Toda la dinámica obedece a un marco general, que se ubica en el denominado Proyect for The New American Century (PNAC) o Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, formulado en 1992, esencialmente por dos (2) personajes muy destacados en el gobierno de George W. Bush: Paúl Wolfowitz y Donald Rumsfeld. En él se identificaban los retos para la Seguridad y Defensa de los EEUU en los inicios del siglo XXI, haciendo hincapié en la necesidad de obtener un mayor control sobre las fuentes abastecedoras de petróleo a la economía y la industria norteamericana.
De tal forma, que el PNAC identificó las prioridades a desarrollar por la política exterior norteamericana en los años finales del siglo XX y principio del XXI. Entre las acciones del PNAC, se estableció la necesidad de fortalecer los lazos estratégicos con países latinoamericanos, impulsando al mismo tiempo proyectos de integración económica. El lapso comprendido entre la formulación del PNAC y su configuración estratégica en el gobierno de George W. Bush, sirvió para hacer una propuesta mucho más ambiciosa, que derivó en la pretensión de obtener una hegemonía política, militar y económica en todo el contexto mundial. Los acontecimientos que terminaron con los sucesos del 11 de septiembre de 2001, le otorgaron a los EEUU la excusa perfecta para adelantar la completa implementación de los postulados del PNAC.
La geopolítica de los EEUU insistió en la preponderancia militar y la asociación estratégica con los denominados “estados tapón” o “estados de contención”, ubicados en espacios estratégicos-territoriales considerados claves para los intereses de los EEUU. En este marco, es que surge la propuesta de ejecución del Plan Colombia, inicialmente planteado y desarrollado entre 1998-2007, que incluyó – en función del logro de los objetivos de fortalecimiento militar-estratégico de los EEUU en la región- la instalación, entrenamiento y equipamiento de nuevos grupos de combate en las fuerzas armadas colombianas. Militarmente se tradujo en: 1) instalación y puesta en funcionamiento de cinco (5) radares en zonas diversas de Colombia (Isla de San Andrés, Riohacha, Vichada, San José de Guaviare y Leticia), 2) conformación de Brigadas de Acción Rápida (BAR) destinadas a movilizar un conjunto de efectivos militares con gran poder de fuego y acción contrainsurgente y 3) reforzamiento de bases militares ubicadas en Tres Esquinas (Putumayo, frontera con Ecuador) y Tolima. Detrás de toda la excusa de la lucha contra el narcotráfico se encuentran jugosos contratos económicos coordinados por empresas transnacionales norteamericanas tales como DynCorp (entrenamiento de militares y policías), Lockheed Martin (radares y mantenimiento aviones), Bell Helicopter Textron (venta y mantenimiento de helicópteros Blackhaw), Sikorsky Aircraf (equipamiento y venta helicópteros de combate), que han permitido que Colombia incremente su capacidad militar y su poderío de reacción ofensiva, creando serios desequilibrios estratégicos en Sudamérica.
Todo ese soporte militar le ha permitido a Colombia obtener una situación privilegiada, desde el punto de vista estratégico, en consonancia con el diseño de la política exterior de los EEUU, en nada modificada con la toma de posesión de Barak Obama.
En todo ello, se encuentra el tema petrolero: los EEUU han intervenido dos (2) (Afganistán e Irak) de las tres (3) reservas mundiales de petróleo. Se trata de una discusión tendiente a disminuir el peso que tiene el elemento petróleo sobre la denominada diplomacia petrolera del gobierno de Hugo Chávez. En la lógica del aparato estratégico de los EEUU se pretende “contener” el peligro que la experiencia venezolana genera a las pretensiones hegemónicas. Por ello, una política de cercado de esa “amenaza” tiene como principal pieza del juego militar a Colombia. En ese contexto, el tipo de alianza propuesto desde UNASUR adquiere mayor peso pero al mismo tiempo mayor peligrosidad para el binomio poder militar-grupos económicos, que interactúan con el aparato institucional norteamericano.
En la actual situación, donde la estrategia de los EEUU se ha tornado más agresiva a través del gobierno de Álvaro Uribe, nuestro subcontinente se encuentra sometido a más presiones de las acostumbradas, y en esa dinámica los mecanismos de fortalecimiento democrático y confianza mutua cobran mayor sentido.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
20/10/2009

CHÁVEZ, VARGAS LLOSA Y LOS INTELECTUALES

CHÁVEZ, VARGAS LLOSA Y LOS INTELECTUALES

La realización del Foro de CEDICE sobre Libertad y Democracia en Caracas, fue propicia para reunir a otro grupo de intelectuales latinoamericanos de izquierda. Se trata sin duda de la demostración que nuestro país es el epicentro de un muy serio debate político acerca de la prospectiva del cambio político.
La naturaleza de la reunión facilita ahondar sobre el tema de la relación entre discurso político, discurso del poder y manipulación. Cuando hablamos de discurso político, nos referimos a las formas de reproducción del poder político, la dominación o el abuso del poder, entendido la capacidad de modificar el comportamiento del otro. En ese sentido, el discurso del poder, constituye la expresión de las relaciones sociales manifestadas a través de diversos medios de difusión (audiovisual, escrito, espot propagandísticos, etc) y que tiende a ser objeto de manipulación, entendida como una práctica comunicativa e interaccional, a través de la cual el manipulador ejerce control –o pretende hacerlo- sobre otras personas. La manipulación, implica poder y abuso de este. La pregunta obligada sería: ¿ qué relación hay entre discurso político, discurso del poder y manipulación con la visita de los intelectuales a Venezuela? La respuesta viene dada por el contexto y el texto de producción de los actos del habla de los actores comprometidos: el presidente Hugo Chávez, el intelectual Marío Vargas Llosa, Jorge Castañeda, Enrique Klause, Fernando Buen Abad, Luís Brito García y Roberto Hernández Montoya. Se trata de un momento o coyuntura socio-política donde un conjunto de actores coinciden en una cobertura mediática – impresa y audiovisual- a través de la cual emiten conceptos y categorías que pueden lograr el convencimiento del otro.
El discurso político, como discurso del poder – o contrapoder- es esencial para “convencer” en torno a una posición, proyecto político o percepción de la realidad. El discurso del poder trata de ejercer un control sobre la mente de los receptores de ese discurso es clave para aquellos actores que tienen acceso a los medios de comunicación. Sin duda es el caso de todos los nombrados. Ahora bien, las posiciones de uno y de otros varían. Mientras Chávez, Brito García y Hernández Montoya defienden un modelo de ruptura con la lógica de dominación capitalista, Vargas Llosa, Castañeda y Klause se inclinan por el modelo tardo-capitalista liberal. Ello conlleva que los actores en pugna intenten emplear su acceso a los medios para convencer al público en general.
Estamos hablando de una lucha de poder en su más clara expresión. Y esa lucha se llevó adelante a través de los medios. Chávez, Montoya y Brito emplearon el Sistema nacional de medios Públicos, mientras que Vargas Llosa y compañía los medios privados (Globovisión, El Nacional, El Universal entre otros). Estos medios, hicieron uso de la manipulación a través del uso de la memoria de corto plazo (MCP) y la memoria de largo plazo (MLP). La MCP busca hacer análisis inmediatos, que permiten la percepción del hecho sin interpretaciones profundas. La MLP, por el contrario, busca el conocimiento, las actitudes y la ideología. La MCP es un paso para consolidar posturas que permanecen en la MLP. Para ello, se hace uso de la manipulación, presentándose con estrategias que consisten en: uno, enfatizar las posiciones propias, la superioridad moral del hablante y sus fuentes, y por lo tanto la inferioridad del otro. Este elemento, resulta claro en la entrevista que El Nacional (domingo 31/05/2009, N-8) le hace a Vargas Llosa cuando afirma: “es un personaje muy prototípico – (Chávez)- de América Latina y del Tercer Mundo en general… y es un problema para que prospere una cultura realmente democrática”. Esa intervención, presenta a Chávez como un retroceso histórico en la historia latinoamericana y con eso minimiza su valor político.
Dos, enfocan las nuevas creencias que el manipulador – Vargas Llosa- pretende sean aceptadas. En el caso de la mencionada entrevista, se trata de presentar a Chávez y su modelo de democracia como un accidente histórico, como un modelo de la izquierda tradicional que es peligrosa para la convivencia: “Hay un espacio en el que la izquierda y la derecha se confunden si son democráticas y si son liberales, lo que hay que combatir son las formas extremas de izquierda representada por un Chávez”. Tres, desacreditan fuentes o creencias alternativas; el escritor peruano lo hizo cuando al referirse a Chávez y la propuesta de debate señaló: “"Él jamás propuso seriamente tener un intercambio (...) jamás ha aceptado debatir con nadie, siempre ha sido un monólogo autista" (BBC Mundo). Con ello buscaba restarle seriedad no sólo a las posturas del presidente, también a su propia condición política de defensor de un modelo de democracia participativa. Finalmente, la cuarta estrategia de la manipulación viene dada por la apelación de ideologías, actitudes y emociones relevantes para los receptores del discurso. Vargas Llosa hace uso de una postura en donde él y los intelectuales que lo acompañaban son la representación del diálogo – que es un valor esencial de la democracia- pero los “otros” – Chávez y compañía- no son proclives a ello: “Nosotros estamos para el diálogo, lo que representamos es el diálogo, la racionalidad, deponer las pasiones para hacer política" (BBC Mundo 29/05/2009).
La prensa y los medios audiovisuales, cercanos a la oposición a Chávez, aprovecharon finalmente esta visita de el grupo de intelectuales encabezados por Vargas Llosa para levantar una matriz de opinión que señalaba varios elementos: 1) Chávez es un peligro para Latinoamerica, 2) el modelo de democracia propuesto por su gobierno es profundamente contrario a los valores y elementos culturales del latinoamericano, 3) hay una incapacidad teórica en la definición del socialismo del siglo XXI. Esa estrategia, insistimos, busca impactar en la MLP de los ciudadanos, ahondando las matrices discursivas que se van tejiendo en la red de medios – impresos y audiovisuales- alineados con el capitalismo liberal. Por ello resulta esencial desmontar las matrices que sirven para construir la manipulación de los medios, que buscan con justificar y legitimar la acción propia a la vez que se deslegitima la del “otro”. Esa manipulación, se encuentra firmemente aliada con el discurso académico, tratando con ello incidir en la denominada “memoria episódica” que está asociada con la identidad histórica. Se propone producir generalizaciones que no buscan indagar en los elementos conceptuales implícitos en las afirmaciones discursivas del adversario, por el contrario, el objetivo primordial es la levedad en el tratamiento de temas cuyo contenido ideológico sea esencial. Un ejemplo claro, es el manifestado por otro de los invitados Plinio Apuleyo Mendoza, cuando al referirse al Socialismo del Siglo XXI establece una asociación – inexacta- entre el modelo propuesto por Chávez y el fracasado Socialismo Real, empleando para ello el referente de “comunismo”: el "socialismo del siglo XXI" que propugna el gobierno nacional no es tal, sino "lo que se conoce comúnmente como comunismo, y eso es lo más insólito que se le pueda ofrecer a un país después del fracaso de ese modelo en el siglo XX" (BBC Mundo 29/05/2009).
Esa asociación, busca incidir sobre la “memoria episódica” – o histórica- de forma tal que el lector de las declaraciones del periodista colombiano piense inmediatamente que el modelo propuesto por el presidente de Venezuela tiende – indeteniblemente- al fracaso, tal como paso con la URSS. La manipulación, se basa en el uso de las creencias de los receptores para ejercer un control de la mente, que busca dominar las acciones de los receptores en base a esas mismas creencias manipuladas. Por ello, el debate acerca del papel de los medios no es un asunto fútil, por el contrario el verdadero reto del proceso bolivariano en los actuales momentos estriba en desenmascarar esa manipulación, cuyos efectos sobre el voluntarismo y la participación alrededor del modelo sugerido en el proyecto bolivariano, puede ser fatal.
En este contexto de manipulación, la generación y divulgación por medios impresos y audiovisuales del discurso político en sí mismo es un refuerzo de la propia manipulación. Es por ello, que vemos titulares como el del Diario El Universal (domingo 31/05/2009) en la columna del periodista Roberto Giusti que titula: Por qué Chávez arrugó ante el debate con Mario Vargas Llosa. La estrategia general de la manipulación consiste en presentar una situación de manera tal, que esta – sin ajustarse a la realidad- corresponda con los intereses y percepciones que pretenden ser transmitidos a los receptores. Lo planteado busca – como propuesta manipuladora- que los grupos dominantes – o por lo menos aquellos que tuvieron control hegemónico en el pasado- amplíen su control del poder, generando informaciones, instrucciones y otras prácticas sociales que tienen como objetivo influir en el conocimiento de los receptores acerca de la realidad, lo peor de todo es que ese proceso se realiza bajo prácticas abiertas que son asumidas como totalmente legitimas bajo el manto de la “libertad de expresión”. Con ello se trasgreden las normas sociales de eticidad, equilibrio y equidad, generando una comunicación ilegítima, al favorecer sólo a una forma de representar la realidad.
Sin duda, al revisar el contenido de la crónica de Roberto Giusti, vemos refrendado claramente los elementos que señalamos. El periodista, haciendo uso del principio de la libertad – que es parte fundamental de la justificación del modelo capitalista- señala que la causa de la no realización del debate entre intelectuales era el propio Chávez y no la resistencia de los intelectuales de derecha para debatir con sus pares. Giusti señala contundente que “la causa de fondo que lo llevó (a Chávez) a hacer mutis responde a una de las características del autócrata, acostumbrado a ordenar y a ser obedecido, a hablar y no escuchar y a sentenciar sin derecho a réplica” (El Universal 31/05/2009 1-2). La manipulación se manifiesta a través de un falseamiento de la realidad, y para ello desencaja la realidad misma para adaptarla al objetivo de dominar la percepción de los receptores, planteando que el debate no se realizó por el “temor” de Chávez a discutir y a escuchar ideas contrarias. Se trata de insistir en ignorar que quienes no se presentaron al espacio Aló presidente fueron los intelectuales encabezados por Vargas Llosa, y esa situación es sustituida por la representación de “cobardía y temor” al debate en condiciones de libertad.
Con ello, se completa la transformación de lo aparente en lo real. La fantasía que sustituye la realidad, y todo con la anuencia de los medios audiovisuales e impresos, perfectamente articulados en el ejercicio de la manipulación.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
01/06/2009

Rosales y la identidad del zuliano

ROSALES: RELIGIOSIDAD, HISTORIA Y MANIPULACIÓN

Sí aceptamos que el poder – siguiendo la definición de Max Weber- es la capacidad de modificar el comportamiento de los otros por parte de un conjunto de individuos, también debemos aceptar que el ejercicio del poder sí bien lleva implícito nociones de violencia, no siempre puede estar basado en esos mecanismos para lograr el convencimiento. En muchas ocasiones, quienes ejercen el poder hacen uso de diversos constructos culturales, ideológicos e históricos. Es ese el caso del Manuel Rosales y del actual Gobernador del Zulia, Pablo Pérez.
La identificación que subyace en la propaganda oficial de la Gobernación, en el sentido que los representantes políticos del partido Un Nuevo Tiempo – Manuel Rosales primero y Pablo Pérez actualmente- son la encarnación de la zulianidad, es una manifestación de la máxima que anunciamos al principio.
Todo el tejido discursivo de las acciones oficiales, se estructura sobre la insistencia en la diferencialidad cultural del zuliano con respecto al resto del país. En la práctica hay que reconocer esa diferencialidad, pues no hay duda de las particularidades del zuliano, sin embargo sin parecer contradictorio, ese reconocimiento no significa que compartamos la representación que busca construir un sentimiento de distanciamiento con la propia venezolanidad. Para ello, se ha estructurado una muy lógica manipulación del carácter identitario del zuliano, alimentado desde las investigaciones históricas y sustentado adecuadamente desde el aparato oficial de nuestra entidad regional, mezclando elementos de carácter histórico, ideológico y religioso.
Históricamente, es sabido que el espacio histórico marabino – pues hablamos de la región histórica que comprende el actual estado Zulia y los estados Mérida, Táchira y Trujillo, así como parte de Lara y Falcón- tuvo una pujanza derivada del impacto que el puerto de Maracaibo adquiere desde inicios del siglo XVII, producto de haber servido de salida a las mercaderías y productos venidos de los Andes. Ese comercio, aunado al hecho que nuestro estado toma forma de una herradura, por el conjunto físico que lo rodea – al oeste la Sierra de Perijá, al sur-este la Cordillera Andina y al este el sistema Lara- Falcón- incidió en el particular aislamiento de este espacio histórico y su escaso contacto con el resto del territorio de la Capitanía general de Venezuela y la posterior república. Sobre ese aislamiento y la pujanza – insistimos en ello- se desarrollo una elite multifuncional, por sus lazos sociales, culturales, políticos y económicos que utilizó – y utiliza- esa prosperidad en su propio beneficio. La tantas veces nombrada autonomía e identidad del zuliano, ha sido y es una excusa para el propio beneficio de esa elite, que enmarcada en el regionalismo ha subyugado, explotado y usufructado las riquezas sin ningún tipo de escrúpulo. Hemos dicho, que Rosales – al igual que Jorge Sutherland y Venancio Pulgar- ha sabido emplear el enorme orgullo histórico del zuliano para sus propios objetivos. Han convocado a LOS CIUDADANOS DEL Zulia a enfrentarse con el poder central, en una “supuesta” defensa de la autonomía y han terminado abandonando a quienes prometieron defender.
La pregunta obligada es: ¿ cómo se ha generado ese fenómeno?. Tanto en el siglo XIX como en los años finales del siglo XX e inicios del presente siglo, se ha construido un marco interpretativo, entendido como un conjunto de normas, rituales y símbolos que sirven para justificar la hegemonía de esa elite polifuncional. El culto religioso a la Virgen de Chiquinquirá, la estructura formal de la Iglesia Católica, los sectores culturales controlados por esa elite, así como la capacidad económica que manejan sirvió – y sirve- para asociarlos a ellos con la zulianidad. Es interesante ver como la propaganda de Rosales y Pablo Pérez habla del gobierno del Zulia y emplea en los medios el Himno del estado para acompañar la divulgación de sus obras. Es conocida una de esas propagandas, que durante buena parte de su duración lo que hace es acompañar las imágenes de obras, carreteras y remodelaciones realizadas por el ejecutivo con el Himno. Encontramos ahí un mensaje sugerido: quienes gobiernan son el Zulia, los “otros” son presentados explícitamente como agresores de “esa zulianidad”. Cualquiera que pretende señalar en esos responsables políticos cualquier tipo de crítica, no hace sino atacar al Zulia. Vemos así como se construye una identificación entre el representante político y la identidad del zuliano. Esa estrategia no es nueva- insistimos en ello- pues fue implementada en el siglo XIX con éxito, y se vuelve a hacer con la anuencia y asesoría de un conjunto de intelectuales e historiadores – de gran respeto y estima por mí- que forman parte del equipo de apoyo institucional de Pablo Pérez y Manuel Rosales. Lo grave de ello, es que a través de esa asociación- manipulación se oculta el interés de impulsar sentimientos de profunda diferencialidad con la venezolanidad toda y a partir de ahí, sostener ideas de secesionismo o autonomía riesgosas para la integridad territorial.
Se trata de hacer sentir que existe una gran “injusticia” manifestada por el aporte que hace el Zulia y lo que recibe, con ello se busca movilizar al zuliano en “defensa de lo propio”. Esa defensa es enmarcada en la acción política del gobierno regional, y sus cabezas políticas, quienes surgen como “verdaderos” adalides de la identidad del zuliano, cuando en verdad no hacen sino defender sus propios intereses económicos.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com
26/05/2009

Chávez: 10 años en el poder

VENEZUELA: 10 AÑOS DE AJUSTE SOCIOPOLÍTICO

La obsesión por las fechas no permite ver los procesos en su contexto. Sí bien, son diez (10) años de la aprobación de la Constitución, no puede perderse de vista la dinámica general del ajuste sociopolítico. En 1er lugar, todo ello se encuentra enmarcado dentro de un proceso más amplío de agotamiento de las formas de hacer política que prevalecieron a partir de la 2da mitad del siglo XX. Se trata de un enfoque que hace hincapié en la “virtud” de los sistemas de representación política, a través del cual se asume la “necesaria” obligación del distanciamiento de la participación del ciudadano, mediante la restricción sólo al momento electoral.
No es fortuito observar como en Latinoamérica en su conjunto estas formas de articulación de la vida democrática terminaron en conflictos y movilizaciones de gran peso, tal como lo ocurrido en Caracas y Buenos Aires en los años finales de la década de los 80, en el pasado siglo XX. Los sistemas políticos basados en relaciones corporativas, donde los grandes grupos de presión (económico, político, gremial) establecían alianzas sobre las cuales repartieron los beneficios de la renta capitalista, no pudo mantener ese clima de confianza y paz forzada y cedieron a las propias conflictividades y contradicciones que generan.
En 2do lugar, no se puede perder de vista el hecho que los cambios en las formas de gobernabilidad democrática se tradujeron en mayores exigencias de participación directa de los colectivos. Se trata de analizar el nuevo significado que se le da a la ciudadanía política y al concepto de soberanía popular. Cada vez se hizo más común en los años finales del siglo XX, las exigencias de mayores espacios de articulación y participación ciudadana. La resistencia de los factores de poder a esta exigencia nos habla de la aparición del fenómeno de la “antipolítica” como un rechazo a las formas de representación de los partidos históricos.
En 3er lugar, los efectos desastrosos de los ajustes neoliberales al sistema económico y a la arquitectura del Estado Nacional son otro elemento que explica los cambios históricos generados. Estas tres (3) dinámicas señaladas someramente, son significativas para entender el ajuste socio-político que se produce con la Constituyente en Venezuela. Por otra parte, no podemos dejar de señalar el impacto que tuvo el proceso constituyente en Colombia en 1991. Se trata de entender que se da inicio a lo que se denomina el Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano, que propone que las constituciones no son cuerpos perfectos e inmutables en el transcurso del tiempo, que por el contrario deben ser objeto de ajustes periódicos para permitir su adecuación con los procesos de cambio social. En el caso nuestro, la Constitución selló un déficit histórico de derechos que se tenía desde la propia independencia. Procesos ligados a tres problemas no resueltos, tales como el acceso a la propiedad, el tema de la participación política y la igualdad real ante la sociedad, son tratados en la Constitución de 1999 y han permitido un dinamismo de gran significado en cuanto al desarrollo de la ciudadanía.
No hay que dejar de notar, que ese proceso de ajuste socio-político fue posible debido a la articulación de un discurso de cambio, encarnado en la figura de Chávez junto a las expectativas de mejora de una población, cuyos estratos D y E, pasaron a constituirse en el electorado clave en el proceso político venezolano. La capacidad del discurso de Chávez, para articularse con esas demandas es lo que ha hecho posible su permanencia en el poder, por ello observar detalladamente los descontentos que expresan los ciudadanos por problemas ligados a su calidad de vida, la falta de respuestas a sus exigencias, la lentitud del aparato del estado, deben ser llamados de advertencia para quienes se alinean en el lado de la revolución bolivariana.
Diez años después, el compromiso con la construcción y articulación de una sociedad que realmente modifique las condiciones de apropiación y explotación del hombre por el hombre, sigue siendo el motor que impulsa la reflexión, sin embargo en el ínterin se ha venido articulando un sector peligroso para la continuidad de este proceso: la boliburguesía. Es el reformista que se viste de rojo y se aprovecha de su condición, es el funcionario burócrata, es el diputado que no rinde cuenta a sus electores, en fin es el peligro del más de los mismo. Diez años después debemos reflexionar sobre lo que puede ser y lo que ha sido, no hacerlo es asumir el título de lo dicho por Trosky en su obra de 1936: La revolución traicionada.

Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gmail.com

PERSPECTIVAS SOCIO-POLÍTICAS 2010

PERSPECTIVAS SOCIO-POLÍTICAS 2010

Los historiadores no acostumbramos establecer escenarios, sin embargo como militantes de la historia inmediata que somos, hacemos uso de los análisis prospectivos para plantear posibles contextos socio-políticos para el 2010. Lo primero es que hay que reconocer que la popularidad de Chávez se mantiene, sí bien se ha visto afectada por los efectos de la crisis en el sector eléctrico, así como por los casos de corrupción. Los últimos estudios de encuestadoras (no precisamente cercanas a Chávez) indican que su popularidad oscila aun entre el 40 y 45% (Datanálisis, IVAD, Consultores 21). Eso se traduce en que desde el punto de vista comunicacional la figura de Chávez sigue siendo una referencia y lo peor de ello (para la oposición) es que no aparece nadie que compita con él.
Lo que esto significa es que al contrario de lo que comienzan a decir algunos personajes de la oposición, las posibilidades para ellos de obtener una mayoría en las elecciones legislativas del 2010 no son muy altas. Lo que nos ayuda a entender porque el chavismo, a pesar de estar lleno de unos cuantos malos candidatos, de los escándalos de corrupción, de los excesos de burocratismo, será mayoría en el 2010 es el tema de la agenda pública y la agenda política. En los estudios de comunicación política, cuando se habla de agenda pública se trata de explicar la importancia o relevancia que adquieren ciertos temas o tópicos para las audiencias o públicos. Esta se diferencia de la agenda política, que es aquella que busca establecer la respuesta que los actores políticos dan a los temas surgidos desde los ciudadanos comunes. Lo que decimos es que la agenda política de la oposición no coincide en ningún momento con la agenda de los públicos, a pesar de los intentos de los medios de comunicación para hacer coincidir y encajar lo que no pega. Para ejemplo algunas cifras provistas de la última encuesta tanto de Datanálisis y Consultores 21 (noviembre 2009). Los grandes temas para los ciudadanos – en orden de prioridad- son: el desempleo es el principal problema 24%, mejorar la economía 18,6%, seguridad 18,3%; vivienda 5,6%, mejorar el sistema de salud 5,3%; solucionar problemas sociales 4,9%; educación 4,4%; continuar con la ideología 3,9%; paz-armonía 3,8%; acabar con la corrupción 3,1%; acabar con la revolución 1,5%; mejorar las relaciones con otros países 1,2%, vivir en democracia 1,1%. Como se ve, son todos temas relacionados con lo que en psicología política denominamos el mundo intrapersonal. Mientras esto piensan los venezolanos, los políticos de oposición siguen empecinados en el tema de la “dictadura de Chávez”, las locuras de Chávez, la idea de “cubanizar a Venezuela” de Chávez, todo gira en torno a la figura presidencial. Con ello, lo más importante en la agenda de los políticos no es lo más importante en la agenda de los venezolanos. Y eso tiene su peso político específico, más aun sí se considera que el tema de lo social, de lo económico, de la igualdad y el acceso social es el principal tema del chavismo.
Con ello queremos decir, que ese distanciamiento entre la agenda pública y la agenda política le costará caro a la oposición a Chávez, a pesar de los errores, despilfarros y desaciertos que pueda cometer el gobierno, esté mantiene la agenda social como principal tema de la agenda política, haciendo coincidir su discurso con el casi 82% de electores de los estratos D y E que conforman el universo electoral del país.
Insistimos, bajo este panorama podemos ver tres escenarios: 1) la oposición mantiene ese distanciamiento discursivo y en ese caso el chavismo obtiene entre 120-130 plazas en la Asamblea Nacional, 2) la oposición democratiza la elección de sus candidatos y renuncia al consenso como fórmula para conformar sus listas, sin embargo no es suficiente pues siguen sin una agenda política, en este caso el chavismo obtiene entre 90 y 110 curules y la oposición entre 46 y 75 y el último escenario (casi imposible), es aquel donde la oposición no sólo elige democráticamente sus candidatos, los acompaña con una agenda política sino que además esos candidatos no están asociados con los actores tradicionales (como se ve son muchas variables que cumplir) entonces y solo entonces, la oposición puede alcanzar 76 a 90 curules colocando a Chávez en una minoría. Este último escenario depende del estricto cumplimiento de todas las variables, cuestión que vemos muy difícil dadas las características de la situación política. En conclusión, duélale a quién le duela, hay chavismo para rato a pesar de sus propios errores.

Dr. Juan Eduardo Romero J.
Historiador
Juane1208@gmail.com
23/12/2009

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DR. JUAN EDUARDO ROMERO (VENEZUELA)

Historiador, especialista en procesos políticos contemporáneos de América Latina. Docente e Investigador de la Universidad del Zulia en Venezuela. Profesor invitado en España, Francia, Italia, Colombia, Brasil, Nicaragua, Argentina, Ecuador, Cuba, México, Costa Rica. Investigador Nivel II del Programa de Promoción al Investigador (PPI) del Ministerio de Ciencias y Tecnología de Venezuela. Teléfonos (58) 261 7596253 (telfax oficina). (58) 4126543075 ( móvil). Correo electrónico: juane1208@gmail.com

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Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela
Doctor en Historia Social y Política Contemporánea. Profesor de la Universidad del Zulia, Venezuela. Especialista en Historia Contemporánea de América Latina. DEA en Gerencia Política y Gobernabilidad. Autor de más de 35 artículos sobre procesos políticos. Co-autor de seis Textos sobre Proceso Socio-político en Venezuela. Teléfono Telfax (58) 261 7596253, móvil (58)4126543075. E-mail: juane1208@gmail.com

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