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sábado, 29 de diciembre de 2012

Arias Cardenas: Nueva Oportunidad en el Zulia.

El triunfo de Arias Cardenas, se produce casi dos decadas despues de haber triunfado por primera vez en 1995. Entre esa victoria y esta hay diferencias importantes. Las condiciones son distintas. En el 95, Arias no contaba con el apoyo de Chavez, que en ese entonces propuso "por ahora, por ninguno". La posicion de Chavez tenia que ver con un balance politico real del momento: todo indicaba que AD y COPEI, no iban a permitir la irrupcion de nuevos actores en el escenario politico, a pesar de la disminucion de su caudal electoral en el proceso comicial presidencial de 1993. En ese escenario, Chavez mantenia la tesis de la conspiracion y tenia sentido, pues a pesar de perder poder de representacion, seguian manteniendo el poder real en terminos operativos.
Arias era de la tesis de penetrar el sistema desde adentro, incrementando la ruptura de los factores politicos ya enfrentados a traves de acercamientos con los movimientos sociales. La facilidad con la que contaba, en el caso del Zulia, venia de las relaciones con el movimiento universitario que estuvo implicado en la insurreccion civica-militar del 4 de febrero de 1992.
Esas relaciones le proveyeron el apoyo social que necesitaba en 1995, para romper ese bloqueo politico. La situacion para 1995, no era facil. AD tenia el control total del Estado Zulia en ese momento. En eso existe una coincidencia con esta eleccion de 2012. Solo que era una derivacion de AD: Un Nuevo Tiempo (UNT). En 1995 como ahora, habia una hegemonia politica que lucio imbatible y con un discurso de amplitud, incorporando a sectores diversos, se avanzo en la conquista de un espacio politico estrategico: el Zulia.
Este nuevo triunfo de Arias parecia imposible despues de las elecciones parlamentarias de 2010. Habia que reconstruir todo el aparato social, factores politicos internos y enfrentar una maquinaria que con el uso del tema de la zulianidad,habia logrado imponerse continuamente desde el 2000.
Arias entendio la importancia de asumir su posicion de esa epoca y realinearse con Chavez. Esta vez,si contaria con su apoyo para las elecciones y al igual que aquella vez en 1995,convoco a los movimientos sociales universitarios a un esfuerzo politico.
El Zulia rememoro su gestion, y voto por eso y la posibilidad de obtener mas del proyecto bolivariano, que seguir enfrentado.
Arias tiene la oportunidad de reandar un  camino que dejo a medio andar en el 2000: la de reinsertar al Zulia en el proyeto nacional.
Se encuentra con un espacio cambiado, por mas de una decada de desalineamiento y confrontacion, con mayor importancia historica dado los problemas de inseguridad y la penetracion del sicariato y el paramilitarismo.
Los zulianos han aprendido una leccion historica, que ya experimentaron el el siglo XIX cuando con Jorge Sutherland y Venancio Pulgar fueron arrastrados a una confrontacion con el proyecto nacional, representado en Guzman Blanco y sufrieron sus consecuencias, cuandos ambos lideres huyeron. Hoy el Zulia experimento lo mismo. Los liderazgos de UNT dejaron al Zulia en el olvido y abandono. Toca recuperarlo y en ello deben estar todos los esfuerzos posibles. El reto es construir una nueva hegemonia, articulada al proyecto bolivariano y que sirva para llevar al Zulia al siglo XXI y al proyecto revolucionario.

Dr Juan E. Romero
Historiador
29/12/2012

martes, 12 de junio de 2012

Dr. Juan Eduardo Romero (Venezuela)

Dr. Juan Eduardo Romero (Venezuela)

Dr. Juan Eduardo Romero (Venezuela)

Dr. Juan Eduardo Romero (Venezuela)
Artículo Juan Romero: Venezuela, dinámica política y cambio en los procesos electorales (1998-2010)
Javier Biardeau Venezuela 7-O: ¿pescar en río revuelto?
ALGUNAS CONSIDERACIONES CONCEPTUALES SOBRE EL COMANDO CARABOBO Respetados Compatriotas: Me permito establecer un conjunto de consideraciones teóricas y conceptuales para el desarrollo de la Campaña Carabobo en el Zulia, pues creo es mi deber como militante de este proceso aportar – en el marco de mi especialidad- elementos para un debate enriquecedor y que permita, retomar el control hegemónico del Zulia. Sobre todo basado en el especial –y difícil- contexto de un Estado que se ha mostrado esquivo al proyecto bolivariano, en lo que respectas a la concreción de un gobierno regional favorable al ciudadano presidente. 1. INSISTIR EN EL PARALELISMO HISTÓRICO ENTRE LA BATALLA DE CARABOBO EN EL SIGLO XIX Y LA BATALLA DE CARABOBO EN EL SIGLO XXI. a. La Batalla de Carabobo, se corresponde con la etapa final de la escalada de triunfo revolucionario contra el modelo imperialista hispano. Estuvo precedida por la convocatoria de un armisticio, en donde fue vital la figura de Antonio José de Sucre. Ese armisticio, facilitó el rearmado, reagrupamiento y redirección de las fuerzas patriotas. El período entre la firma del Tratado de Regularización de la Guerra de noviembre de 1820 al inicio de la batalla en junio de 1821, fue empleado para redefinir la estrategia de guerra y fortalecer la unidad de los combatientes patriotas. b. La batalla de Carabobo en el siglo XXI viene precedido por el lanzamiento de un esfuerzo de incorporar a todos los venezolanos a través de la concreción del Plan Simón Bolívar (2007-2013). Aunado a un constante llamado a diálogo por parte del ciudadano presidente, tanto para sus opositores (Discurso en la Asamblea Nacional enero 2012) como a quienes no militan en el PSUV (conformación del Polo Patriótico). La batalla de Carabobo en el siglo XXI, se ha traducido en el reagrupamiento de la militancia del PSUV, mediante la constitución entre 2010-2011 de la estructura del partido, al mismo tiempo que se le ha dado organicidad al Polo Patriótico, como un soporte de fuerzas sociales con el objeto de conformar un Bloque Histórico Hegemónico. c. La batalla de Carabobo en el siglo XIX se tradujo en la estrategia definitiva destinada a derrotar los vestigios del imperialismo hispano que aún sobrevivían. Permitió el establecimiento de las bases para el despliegue de la campaña del Sur, que terminaría liberando los territorios del Virreinato de la Nueva Granada, Alto Perú, Quito, llegando a los bordes mismos del Virreinato del Río de la Plata. d. La batalla de Carabobo en el siglo XXI se corresponde con una etapa nueva en la reorganización regional. No puede perderse de vista, que el proceso venezolano es clave para la continuidad de iniciativas contra-hegemónicas y liberadoras en toda Sudamérica, tales como el ALBA-TCP, UNASUR, BANCO DEL SUR y CELAC. 2. ELEMENTOS TEÓRICOS QUE DEBEN SER PARTICULARIZADOS EN LA COMUNICACIÓN POLÍTICA a. Debemos diferenciar entre propaganda y comunicación política. La propaganda está asociada a la lógica mercantil-capitalista. Se corresponde con la idea de manipulación de las percepciones con la finalidad de generar “ansías de consumo”. La comunicación política trata de un esfuerzo dedicado a hacer inteligible un mensaje político o programa político. En términos de comunicación política, el escenario venezolano esta polarizado. Hay una imagen sólida del presidente Chávez, con sus atributos (elocuencia, simpatía, credibilidad, experiencia) que debe ser aún más explotada en función de las debilidades del candidato opositor (escaso dominio comunicativo, dispersión, poca experiencia). b. Insistir en el “juego del oráculo”. El oráculo en la antigua Grecia era un elemento de respuesta a las inquietudes que se tenían. En el contexto del siglo XXI, el oráculo son las encuestas. El efecto que han tenido los estudios de opinión sobre la intención al voto, deben ser fortalecidos. Matemáticamente hay que insistir en la imposibilidad del otro candidato de alcanzar al comandante presidente. No es un simple juego, se trata de “mostrar” la evidencia y deslegitimar los intentos que harán para desmontar esa realidad. c. Manejar la posibilidad de la estrategia de ENVITE. Es decir, un esfuerzo para “invitar” a Capriles a discutir. Habrán algunos que indiquen que no es necesario hacerlo, dada la ventaja numérica. Creo lo contrario. Aprovechando la capacidad discursiva de Chávez sería una estrategia final para consolidarlo y dejar en evidencias las carencias del candidato de la oposición. d. Descalificar el voto inútil. Hay que insistir en la economía del voto, a efectos de hacer ver que los resultados de los estudios de opinión deben impulsar al ciudadano a articularse con la propuesta socialista del presidente, no sólo por su propio significado sino también por el hecho de incorporarse al conjunto mayoritario de los venezolanos que piensan que con Chávez se puede vivir mejor. e. Insistir en el poder de nombrar y el poder de construir contenido. La efectividad del discurso de Chávez se manifiesta en su capacidad de convencimiento. Una estrategia en escalada debe fortalecer este aspecto en detrimento de las debilidades del candidato opositor. El Comando Carabobo debe reproducir las líneas discursivas de la propuesta de >Chávez en cada escenario electoral. f. Usar la escalada del silencio. Chávez se ha constituido en un actor que es reproducido por aceptación o rechazo. Dada las actuales circunstancias de su tratamiento, no debe abusarse de su presencia física, para ello la estrategia del silencio es imperiosa. Las apariciones discursivas de Chávez deben ser milimétricamente seleccionadas y entre cada una de ellas, debe haber una espiral de silencio que obligue a la oposición a mostrarse y mostrar sus debilidades. El silencio debe ser interrumpido por un efecto dramático (un anuncio importante, un desmentido público, etc). g. El uso de la afectividad. El discurso de Chávez ha sido caracterizado como carismático, parte de ese carisma tiene que ver con la emotividad. La conexión del presidente con quienes lo apoyan es evidente. Eso es inexistente en el otro candidato y por lo tanto, debe insistirse en mostrar esa conexión entre Chávez y su pueblo. Para ello sería importante reproducir un conjunto de testimonios de la gente, que sustituyan el “silencio escogido” que se está planteando. Esos testimonios deben hacer evidente las sensaciones que el liderazgo del presidente generan y las simpatías que produce. h. Desmontar el “juego de la magia conceptual” de Capriles. El candidato opositor está empleando una estrategia de transferencia y resignificación. Transferencia para asimilar parte de los elementos conceptuales que fortalecen al candidato-presidente (políticas sociales exitosas, lenguaje popular, aceptación social) para re-significar su posición en el espectro derecha-izquierda. Develar esa estrategia que busca “confundir” a los descontentos con el exceso de burocracia o con los excesos de algunos elementos dentro del partido, es crucial. i. Mantener el liderazgo en el “juego de los temas”. Capriles no tiene la capacidad de imponer la agenda de discusión. Lo ha intentado pero infructuosamente. A pesar del empleo de la espiral del silencio, el Comando Carabobo debe imponer la agenda temática de discusión. La agenda es la del presidente, la de sus acciones ejecutivas – directamente o a través de los vice-presidentes y responsables del partido- y que lo conectan con las necesidades de los colectivos. Temas como vivienda, seguridad (resaltando los índices de criminalidad y homicidios en los Estados donde hay gobernadores opositores, como Zulia, Táchira, Carabobo y Miranda), empleo, control de inflación, ingresos petroleros, política internacional deben ser sostenidamente nombrados y empleados. j. La importancia de las etiquetas ideológicas. La estrategia de la oposición es clara: evitar la confrontación en relación al espectro ideológico izquierda-derecha. Este espectro debe reforzarse. Insistir en que a pesar de querer negarlo, Capriles es el candidato de la derecha y Chávez representa la izquierda histórica que no traiciona sus ideales. Además ese espectro debe ser reforzado con el tema histórico: Chávez hoy representa la lucha contra el imperialismo, tal como hizo Bolívar en el siglo XIX. Chávez – como Bolívar- es la encarnación de una alternativa revolucionaria a la dominación imperialista. 3. LA PARTICULARIZACIÓN DE LA CAMPAÑA EN EL ZULIA a. La necesidad de especificar los temas para el zuliano. La estrategia del Comando Carabobo en el Zulia debe ser específica. El eslogan Chávez el Zulia esta con vos es un buen comienzo, pero no es suficiente. Debe venir acompañada por una propuesta del Socialismo del Siglo XXI para el Zulia. Esa propuesta debe construirse sobre un plan general de inserción de las potencialidades (y necesidades) del zuliano en el contexto del Nuevo Plan (2013-2019). b. La evidencia del fracaso. A esa estrategia inicial de especificar los temas de la campaña en el Zulia debe acompañar la estrategia de la evidencia, es decir, mostrar como el discurso regionalista de la zulianidad (tan usado por la MUD y UNT en el Zulia) es un cascarón vacío, lleno de lugares comunes que han sometido al zuliano al descuido y la desidia. c. Establecer una asociación histórica. El Zulia del siglo XIX, con Venancio Pulgar y Jorge Sutherland empleo el “orgullo zuliano” como un arma política. Entre 1863 hasta después de 1874, esos dos personajes históricos tuvieron la hegemonía y el control político del Zulia. Impulsaron un enfrentamiento o alineamiento – depende de la ocasión- con el poder central, de acuerdo a sus propios intereses. Cuando les convenía estaban de acuerdo con el gobierno central, tal como lo hizo Pulgar antes de 1862, para pasar a oponerse a partir de 1863. Lo mismo ocurrió con UNT. Debe resaltarse que Rosales se articuló inicialmente con el gobierno de Chávez en el período 1999-2001 y que posteriormente se confronto con él, haciendo uso del discurso regional. d. Emotividad de la campaña de Chávez y Arias en el Zulia. La aceptación del liderazgo de Chávez, las simpatías que desata así como la asociación (y recuerdo) del buen gobierno de Arias Cárdenas (1996-2000) en el Zulia debe ser empleado. Arias debe reforzar su conexión con el zuliano, con una emotividad que rememore el mayor beneficio que obtendrían los zulianos con un gobernador con excelentes relaciones con el gobierno central. Para eso la propuesta Zulia: socialismo Siglo XXI debe elaborarse y asociar a Chávez- Arias con futuras candidaturas de Alcaldes y concejales. Estas sugerencias deberían permitir obtener un excelente resultado electoral en el Zulia, que numéricamente le dé una base sólida al triunfo del presidente. El debate y la articulación con los medios comunitarios, con la red del sistema nacional de medios públicos, así como de todos aquellos que generamos opinión públicas es más que necesaria. Debemos intentar pasar por encima de aquellos intentos individuales – esencialmente ególatras- de protagonismo y conformar una base sustancia – y amplia- de apoyos en el área de comunicación, acompañada por estudios de opinión que recojan acertadamente las percepciones de los colectivos sociales. Atentamente Dr. Juan E. Romero Historiador Militante socialista Juane1208@gmail.com 31/05/2012.
CHÁVEZ Y LOS 5 OBJETIVOS HISTÓRICOS El discurso del presidente Chávez, en el acto de inscripción de su candidatura para las elecciones del 7 de octubre del presente año, señala varias diferencias con su rival, el candidato de la oposición Henrique Capriles Radonski. Hay un 1er conjunto de diferencias, signadas por la estructura discursiva y la capacidad de hilvanar un conjunto de ideas en un lapso bastante prolongado (más de 3 horas). En este conjunto de expresiones se observo un individuo que desmiente las versiones de una enfermedad terminal. Físicamente resulta inaudito pensar que una persona que este – como lo han sostenido medios nacionales y extranjeros- en una etapa inminente a su muerte pueda no sólo mantenerse de pie dando un discurso, sino que además este discurso este provisto de unidad temática, coherencia y significado. Al comparar las inscripciones de candidaturas, se observa no sólo una diferencia – evidente- en cuanto a la extensión del discurso ( Capriles cerca de 22 minutos incluyendo las largas pausas y Chávez 180 minutos sin pausas), hay una diferencia más profunda: la capacidad de trasmitir y conectarse con la emotividad de las personas. El día domingo 10 de junio, observamos un Capriles dudando en la estructura sintáctica y gramatical de su discurso, aunado a los evidentes vacios conceptuales y a sus infructuosos intentos de mostrar emoción (Te quiero Venezuela¡). El lunes 11 de junio, se vio a un Chávez conectado, sensibilizado con los colectivos, con sus seguidores. Asistimos a un discurso que demuestra lo que expreso ese gran pensador francés Michell Foucault: un discurso que es dicho, es decir, un discurso que se reproduce por aceptación o por rechazo. Esa reproducción está relacionada con diversos elementos. Uno de ellos es la capacidad de vincular el mundo personal – el del ser humano, no el del presidente- con otros mundos personales de los grupos de personas que lo rodean. Se corresponde a una capacidad de lectura de ciertos temas que son considerados esenciales a la propia condición humana. Otro elemento evidenciado, es la insistencia en colocar en el campo de la discusión ciudadana tópicos (lexías) que se relacionan con la vida cotidiana de todos (seguridad, empleo, medio ambiente, prosperidad). En este 1er conjunto de elementos el balance es claro: un candidato que da una muestra de coherencia enunciativa, paradigmática, con capacidad para mantener atento a un público que ha marchado, que se ha movilizado. En este conjunto de elementos ambos candidatos hicieron uso de manifestaciones de fortaleza física. Capriles caminando cerca de 10 kilómetros con el objeto de mostrarse como lo que es: joven y dinámico. Chávez manteniéndose parado por más de 180 minutos continuos. Esas manifestaciones físicas tienen sentidos simbólicos diferentes: para Capriles se trata de mostrar que él es un candidato dinámico, que da demostraciones de fuerza que buscan sean contrastada con un candidato – supuestamente- enfermo. Por su parte, Chávez mostró una presencia física que ridiculiza los rumores, las especulaciones tejidas por la agenda mediática. Su presencia física genera un efecto tranquilizador en los bolivarianos, quienes tenían una duda razonable sobre sus condiciones de salud. Hay un 2do conjunto de diferencias, propias de la propia significación de las ideas presentadas. El candidato Capriles se mostró dinámico – eso nadie lo duda- pero carente de profundidad y convencimiento en su estructura discursiva. Los constantes vacios en la articulación del discurso, hacen ver un hombre que no es capaz de mantener una lógica de significados y significantes en temas que pueden alcanzar sensibilizar a los ciudadanos. Al abordar áreas como seguridad, empleo, no logro convencer con una propuesta que se sintiera con conexión a los profundos sentires de la población. Observamos un discurso que pasaba de unas ideas – desconectadas, sin sentido- a otras sin alcanzar definirlas en profundidad. Por su parte, el discurso de Chávez – más allá de su extensión temporal- mostro mantener intacta las ventajas de un liderazgo carismático y emotivo. El recurrir a elementos de emotividad le permitió mantenerse conectado con unos colectivos que se han mostrado preocupados por su estado de salud. Sin embargo, más allá de eso, en este 2do conjunto de elementos vimos una clara definición ideológica. Capriles por su parte, aunque intento establecer comparaciones, no lo hizo sobre la base de la construcción de un “ellos” y un “nosotros” que los colocara en el espectro derecha-izquierda en el cual se ubican tradicionalmente los ciudadanos. El discurso de Chávez se emotivizó al mismo tiempo que se posicionó como un discurso de izquierda, nacionalista y anti-imperialista. La propuesta que esbozo bajo la idea de objetivos históricos nos muestra una perspectiva – o más bien prospectivo por su visión de futuro- que coloca al proceso venezolano con un amplio sentido histórico, pero además como una respuesta ante la crisis de acumulación – y depredación- del sistema capitalista. Cuando Chávez señala como prioridad la independencia, lo plantea como una respuesta a la articulación en red bajo la dictadura del capital, que lleva a los Estados Nacionales a adaptarse y acoplarse a las necesidades de acumulación de riqueza del sistema-mundo y que son la base de las diferencias en la distribución de la riqueza. Asimismo sucede con la idea de construir un modelo de socialismo que se aleje de las perversiones del socialismo real soviético o cubano, y otro tanto con la necesidad de transformar al país en una potencia que canalice – y encabece – iniciativas de articulación de esfuerzos gran-nacionales que construyan alternativas a las formas de control y expoliación capitalista. Para ello, la contribución a elaborar alternativas pluripolares como UNASUR, la CELAC, ALBA y banco del Sur, son una necesidad histórica. Para Chávez, un proceso como el venezolano no puede sobrevivir sin lograr llevar más allá de sus fronteras la propuesta de transustanciación social y cultural. Finalmente, todo ello conduce a la prioridad de lograr sobrevivir a las propias dinámicas destructoras de la vida, propiciadas desde la lógica expoliativa del capitalismo. En conclusión, fuimos testigos de una confrontación de ideas que dejo en claro quién es quién en el campo ideológico. Dr. Juan E. Romero Historiador Juane1208@gmail.com 11/06/2012

martes, 10 de abril de 2012

LECCIONES DEL 11 DE ABRIL: 10 AÑOS DESPUÉS Hemos insistido en identificar – no hemos sido los únicos- un conjunto de elementos que se enmarcan dentro del ámbito conceptual de las Guerras Sicológicas (GUS) u Operaciones de Guerra Sicológica (OPSIC), definidas como acciones destinadas a lograr – a través del uso de sofisticadas herramientas tecnológicas, audiovisuales y propagandísticas- cambiar la percepción de la realidad de los individuos con el fin último de alcanzar un control de las sociedades y las mentes. Las operaciones de guerra sicológica se corresponden a una última etapa en la evolución conceptual de las guerras, como consecuencia del alta impacto y desarrollo tecnológico, propiciado por la revolución informática desatada a finales del siglo XX y lo que va del siglo XXI. Las OPSIC, se corresponden además, con un planteamiento de sustitución de las operaciones de las guerras convencionales, donde jugaban un papel esencial la movilización de tropas y armamentos, por procesos menos evidentes – pero más efectivos- desarrollados a través de unidades mediáticas o círculos de conocimiento (think-thank). Teniendo claro estos elementos conceptuales, expresados en forma generalizante, podemos analizar los sucesos del 11 de abril de 2002 en el marco de una gran acción de OPSIC. Se debe comenzar estableciendo el marco conceptual – o cognitivo (de percepción)- que sirvió de base para el inicio de las operaciones de guerra sicológica. Ese comienzo se corresponde con el contexto político de formulación de las Leyes Habilitantes (LH) en los meses finales del año 2001. Esas LH(49 en total) planteaban áreas claves, tales como: petróleo, tierras, función pública, planificación, pequeña y mediana industria, fondo de inversión para la estabilización macroeconómica (FIEM), de puertos, identificación, entre otras; que resultaban esenciales para el desarrollo y avance del proyecto bolivariano (PB) formulado inicialmente en 1992 y aplicado – con modificaciones- a partir de 1999; y cuyas líneas generales conllevaban una confrontación con los intereses de clase y los objetivos de los grupos propietarios que históricamente se habían asociado con los actores políticos tradicionales (AD-COPEI) para usufructuar el poder. Los titulares de prensa – el marco o framing-, las opiniones de operadores armadores de matrices de finales del año 2001, hablaban del caos inminente producto de la “proximidad del comunismo” adelantado por el gobierno de Chávez y que sumiría a los venezolanos en una conmoción desastrosa. Esa operación sicológica, está enmarcada dentro de procesos de extrapolación – sacando los hechos de su contexto- y generalización. En ese marco o framing, es que debe entenderse la acción de paralización que conjugo esfuerzos de la CTV y FEDECAMARAS el 10 de diciembre de 2001, buscando crear indignación en los colectivos y llamar la atención sobre la incapacidad institucional del nuevo gobierno bolivariano. Esa acción de “calentamiento de calle” no tuvo los efectos caóticos esperados, pero sí señalaba el comienzo de unas acciones concadenadas que buscaban articular la salida no institucional del gobierno democráticamente elegido en 1998. A esa situación perceptiva de incapacidad y caos, se le sumaria a finales de enero y principio de febrero de 2002, las marchas en apoyo a la democracia representativa ejercida entre 1958-1998 y el pronunciamiento de un conjunto de militares, que hacían público su inconformidad con el presidente y sus formas de acción pública. Esos militares iniciaron el “goteo” de elementos de la sociedad – o de una parte interesada de ella- en contra del gobierno. Se trataba de crear una percepción de proyección con el caos y el desastre que el fracaso del socialismo real soviético había creado en la URSS. El mensaje era claro: los venezolanos íbamos directo al repetir los errores y desastres de la URSS comunista y nadie mejor para advertirlo que un grupo de militares, entre los que estaban el Coronel Pedro Soto de la aviación y el capitán Luís García Morales de la Guardia nacional, que llamaban a conformar una Junta Patriótica (JP) contra el gobierno de Chávez. Son ellos los 1eros en hacer pública la fórmula que sería utilizada en abril de 2002: la asociación entre militares y civiles para forzar una acción colectiva. Entre febrero y marzo de ese año, se producen protestas de otro sector importante de la sociedad venezolana: los trabajadores – o un grupo de ellos- de la principal industria generadora de ingresos: PDVSA. La causa de la protesta tenía el mismo “encuadre” que los pronunciamientos de FEDECAMARAS Y los militares: la incapacidad del gobierno. En ese caso – de la industria petrolera- tenía el ingrediente que los generadores de la protestas lo hacían bajo la idea de la “meritocracia” o mejor dicho, la capacidad técnica y profesional de un conjunto de individuos sobre otros – dentro del gobierno de Chávez- que no “conocen” la industria y pueden causar un caos en la misma. La verdad: la acción del presidente de PDVSA, Gastón Parra Luzardo, conducía a reformular en el marco de la Ley orgánica de Hidrocarburos (LOH) el papel de la industria como un Estado dentro del Estado. Todo ello, con conexión en organismos de inteligencia que actuaron desde la Embajada de los EEUU en Caracas, que “tocaron”, “identificaron” y “captaron” a elementos de la iglesia católica, de los militares, de los grupos económicos y de organizaciones civiles (Queremos Elegir, Gente del petróleo). Se trata en ese marco de los OPSIC, de articular protestas en el marco legal(movilizaciones, exigencias de reivindicaciones), para pasar a acciones de calle que sean penetradas por agentes violentos que procuren actos de desorden público, que deberán ser contenidas por agentes del orden público y en ese contexto producir una conmoción (muertes violentas) que luego justifiquen otras acciones. Eso fue lo que sucedió el 11 de abril. Las protestas convocadas por FEDECAMARAS, CTV y Gente del Petróleo desbordaron los canales institucionales y cayeron en focos violentos ( “todos a Miraflores” como gritó Carmona Estanga y Carlos Ortega), que luego fueron manipulados a través de los medios (el video de Puente LLaguno de Venevisión) y propició el pronunciamiento de los militares, que desobedecieron a su comandante en jefe (Chávez) para ejecutar un golpe frío, enmascarado como una acción de protesta contra un gobierno caótico y violento. La OPSIC fue todo un éxito. Desde militantes del MVR, hasta opositores de Chávez fueron confundidos en su percepción. Unos creyendo que sí renunció, otros sosteniendo que el propio presidente ordenó disparar a la marcha. El resultado el mismo: la justificación de una ruptura institucional el 12 de abril. La cronología de los hechos muestra como se produjo una perfecta articulación de un conjunto de acciones, generadas desde diversos sectores y actores, que se conjugaron para producir el efecto deseado: desestabilizar y producir una crisis emotiva o de percepción de los ciudadanos, generando indignación, histeria colectiva, caos y desorden. Tal como se planteó, debe establecerse el inicio el 10 de diciembre de 2001, con el paro general de FEDECAMARAS, con ello se construye la imagen de conflicto social y caos productivo que crea zozobra en la población. Posteriormente el 23 de enero, se convocan sendas marchas – tanto el gobierno como la oposición- en conmemoración al derrocamiento de la dictadura. Se trataba de generar acciones de calle cuyo objetivo era producir un “calentamiento social” en forma de movilización colectiva, que canalizara descontentos sociales hacia el gobierno. En el caso de la movilización de sectores sociales cercanos al gobierno, se trataba de una lucha por la presencia en los escenarios públicos, es en conclusión, una “territorialización de la política”, que expresa el control espacial que se trataba de ejercer sobre la presencia en la calle. Como otra acción de esas OPSIC, se busco generar fraccionamientos hacia lo interno de los sectores de apoyo al presidente Chávez. Ese fraccionamiento procura producir la percepción de fracaso entre los propios adeptos del proceso bolivariano y con ello, buscar fortalecer a quienes se le oponen. En el caso de los sucesos del 2002, el 25 de enero se produce la salida de Luis Miquilena, quién fuera figura clave en el triunfo electoral de Chávez en 1998, fue coordinador de la Asamblea Nacional Constituyente y Ministro del Interior hasta ese año. Esa deserción fue manipulada mediáticamente para hacer ver que era producto del descontento con el manejo del gobierno por parte de Chávez, una muestra más en ese esfuerzo por “crear” la percepción de incapacidad. Posterior a eso, se genera el pronunciamiento de los militares –finales de enero, principios de febrero- de diversos componentes: aviación (Coronel Pedro Soto), Guardia nacional (Capitán Luís García Morales) y Armada (Contralmirante Carlos Molina Tamayo). Esa acción buscaba mostrar la debilidad institucional en el sector castrense, creando así la base para el futuro pronunciamiento de abril. La percepción: los militares no están con Chávez. La operación sicológica cuyo objetivo era propiciar el rumor, el temor, el miedo estaba en pleno desarrollo y en forma exitosa. El 25 de febrero, se interviene PDVSA, mediante la designación de un nuevo presidente: el Dr. Gastón Parra Luzardo, profesor emérito de la Universidad del Zulia, experto petrolero, quién anuncia el inicio de una política de revisión del papel de la industria en el marco del proceso bolivariano. Ese anuncio, permitió que la organización Gente del Petróleo – que hoy se sabe recibiera financiamiento de la NED y USAID- se manifestara en nombre de la “meritocracia” contra esas acciones. La percepción que se impuso fue que la industria estaba siendo manejada por personas que desconocían el funcionamiento de la industria y que con eso, se causaría un daño económico al país. Se estaba en presencia de una generalización, que buscaba crear temor, miedo pero sobre todo un “marco interpretativo”: el gobierno no sabe lo que hace. Gente del Petróleo, inició una paralización de actividades, que poco a poco, bajo ese marco perceptivo incorporó a gerentes, supervisores, trabajadores en general en una oleada de protestas y acciones de movilización que generaban una confrontación con la directiva nombrada por el presidente Chávez. Mientras eso sucedía, desde sectores muy diversos – económicos, políticos y sociales- se propiciaba la conjunción de esfuerzos entre FEDECAMARAS, la CTV, los partidos políticos, la iglesia para formular un PACTO de GOBERNABILIDAD, que en la práctica era un plan de transición que preparaba el terreno para el golpe de estado de abril. Sin embargo, la iniciativa fue presentada como un esfuerzo para buscar una salida pacífica de esos sectores, por parte de los medios de comunicación y los operadores comunicacionales. Se trataba de un cambio en la percepción: presentar un plan desestabilizador y conspirativo como una iniciativa institucional de negociación y paz. De esa forma fue presentada y en ese marco fue repetido por la agenda política (partidos y actores) así como por la agenda pública (opiniones del ciudadano). Se estableció un accionar que hoy se repite: los planes del candidato de la MUD, Henrique Capriles Radonski, se presentan como una salida a la crisis venezolana, a pesar de sostener la revisión del papel del PDVSA, las misiones y otros planes del gobierno. La intervención de intereses foráneos, representados en acciones encubiertas por parte de funcionarios ligados a la embajada de EEUU, ayer como hoy es evidente. La matriz es la misma: el peligro que representa el gobierno de Chávez para los intereses estratégicos de los EEUU en la región. Hace 10 años, esa acción encubierta tenía como marco los efectos que la convocatoria de la Cumbre OPEP en el año 2000 por parte de Chávez en Caracas tuvo, para la recuperación de los precios del petróleo. Hoy, la acción encubierta tiene por motivación el hecho que Venezuela cuenta con las reservas probadas más importantes de la actualidad (295.000 millones de barriles), que le brinda una capacidad económica que resulta incómoda a esos intereses continentales. Todo estaba servido para la acción del golpe: los medios dispuestos a crear – y sostener- unas matrices informativas que creaban una percepción errada de la realidad, los actores económicos que colaboraron para un llamado a paro que creaba condiciones de precariedad y temor, los actores políticos que multiplicaron un discurso movilizador, sobre la base de esos temores creados mediante percepciones manipuladas y finalmente, los actores militares, que actuaron cuando se propició una movilización opositora que en forma provocativa busco un choque violento, que justificara una acción coactiva, bajo cuya excusa pudieran actuar los militares, para violentar el orden institucional. Debe recordarse, como Venevisión – uno de los principales canales privados de Venezuela- reconocía el 12 de abril, a través de uno de sus operadores comunicativos el papel primordial que tuvieron ciertos medios en el apoyo a la movilización contra Chávez. No queda duda, que el uso de los medios, como palanca comunicativa, en el objetivo de crear esas falsas percepciones fue – y sigue siendo- vital para el desarrollo de los acontecimientos. Al respecto, es poco lo que se hace desde las estructuras del Estado para minimizar el impacto de los medios privados sobre la capacidad de generar opinión en los públicos. Como es sabido, los principales canales privados en Venezuela (Venevisión, Televen, Globovisión) superan en cobertura informativa y raiting a los canales del Estado (VTV, TVES). Los medios impresos privados superan en una relación 4 a 1 a los medios públicos. Las radios privadas siguen siendo superiores en número que las radios comunitarias, cuyo radio de acción es limitado. En este aspecto, aún hoy persiste un peligro latente, concretado en el control de los espacios radioeléctricos en nuestro país, por parte de sectores ligados a los grupos económicos más poderosos. Las OPSIC, tienen como objetivo hoy un conjunto de temas claves: la enfermedad de Chávez, las fallas eléctricas, las carencias de productos alimenticios, la inseguridad, la falta de pericia en el manejo de los asuntos públicos, que son planteados para generar – de nuevo como en abril de 2002- acciones de protestas que terminen en conflictos violentos y se justifique de esa manera la elevación de las contradicciones entre los que apoyan al gobierno de Chávez y quienes le adversan. Todo esto como un recurso pensado como última estrategia ante la imposibilidad de minimizar la brecha en la preferencia al voto entre Chávez y Capriles Radonski para las elecciones de octubre de 2012. Hoy a 10 años del golpe las lecciones siguen vigentes. Dr. Juan E. Romero La Universidad del Zulia Historiador 9/04/2012 Juane1208@gmail.com

miércoles, 21 de marzo de 2012

EL DISCURSO POLÍTICO DE CARA A LAS ELECCIONES 2012 El discurso expresa mucho más que simple palabras, articuladas en frases, adjetivos, sustantivos, verbos o complementos directos o indirectos. El discurso manifiesta una forma de ser y entender el mundo social. Por lo tanto al construirse un discurso, lo que se observa en un ser-sí-mismo en torno al contexto social en el que nos desenvolvemos. Ese ser-sí-mismo, nos señala la forma particular en la que organizamos el mundo social, la realidad que nos toca vivir. Ese discurso, nos manifiesta por lo tanto, las maneras sociales en las que nos vemos y relacionamos con otros. Eso es vital, al analizar y comprender el discurso político, que expresa las articulaciones y las relaciones de poder que caracterizan un complejo social. Esas articulaciones y expresiones se encuentran matizadas por un elemento ideológico, que se manifiesta en los esfuerzos individuales y colectivos por ejercer – y controlar- el poder, entendido en un sentido weberiano, es decir, como capacidad para modificar el comportamiento de otro. Esa vinculación se establece entre el discurso como expresión social del poder y la interacción- dominante- que el ansia de poder ejerce sobre el discurso. En este sentido, la construcción de un discurso político, como discurso de poder, pone en evidencia el ser y el hacer en relación con la realidad social de los grupos sociales que emiten el discurso. En ese sentido, se debe asumir que el discurso de poder – o contrapoder o contrahegemónico en el sentido gramsciano- no es inmutable. Si algo caracteriza los estudios del discurso, y particularmente los estudios del discurso político, es su característica de mutabilidad, su capacidad de cambio. Este aspecto, es particularmente pertinente para el caso de los análisis de discurso del presidente Hugo Chávez. Hemos señalado en un conjunto de trabajos realizados sobre el discurso de Chávez -Discurso y filosofía Política en Hugo Chávez (2001), uso e interpretaciones de la historia en el Discurso de Hugo Chávez (2005), el pensamiento socio-político de Chávez (2010)- que se encuentra en él una característica de uso de la idea de crisis y agotamiento, que está presente en el imaginario de los venezolanos en el contexto socio-histórico de finales del siglo XX. Esa idea de crisis, o sobre esa idea de crisis se asigna responsabilidades y obligaciones que en el caso particular de Chávez, tienen a los partidos históricos como sujetos protagonistas. Esa asociación discursiva de la crisis como producto histórico de las acciones de los grupos partidistas, ligados a los partidos AD y COPEI, se manifiesta en un conjunto de marcos interpretativos, entendidos como formas culturales de entender la realidad que nos rodea y que nos permite conectarnos con otros, que comparten esos marcos que sirven de estímulo para la movilización y la acción política. Esos marcos le asignan a los partidos, sus relaciones, sus protagonistas una serie de responsabilidades en los procesos de crisis económica y social que experimentamos los venezolanos en las últimas décadas del siglo XX – de manera intensa, manifestada en ciclos de protestas evidentes desde el año 1989- y que nos condujo a una situación constante de conflictividad y explosión social. Por otra parte, el discurso de Chávez hace uso de referentes históricos, esencialmente ligados al pensamiento Bolivariano, que se ha traducido en la popularización del mismo en los sujetos sociales. Eso ha generado una particular irritación de los grupos sociales dominantes, quienes han construido una visión antropológica del “Padre Bolívar”. Esa visión está relacionado con elementos que nos enseñan que los padres se obedecen y respetan; de forma tal que las elites políticas ligadas a AD y COPEI que se conectaban con el pensamiento de Bolívar debían ser respetadas y obedecidas, al romper con ese simbolismo, se incentiva un discurso insurgente, peligroso e incómodo en el afán de poder – como dominación- de esos grupos; transformando al emisor del discurso – Chávez- y quienes comparten ese marco interpretativos – los colectivos sociales que le apoyan políticamente a través del PSUV- en sujetos rebeldes, irrespetuosos y socialmente estigmatizados de las convenciones sociales construidas desde Universidades, círculos académicos y Academias. El discurso de Chávez, es sin duda un discurso de contrapoder, pues a pesar del hecho de ejercer el poder político, culturalmente la dominación del discurso invisibilizador, hegemonizado desde los círculos de poder económico, político y cultural; se mantiene. Ese choque constante, o mejor dicho, la evidencia de ese choque entre un discurso que sigue siendo hegemónico en la sociedad venezolana (escuela, iglesias, medios de comunicación, universidades) y otro, articulado desde nuevas relaciones de poder político, que aún no son totalmente preponderantes en un sentido gramsciano, se evidencia con cada nueva alocución del Chávez. Por eso la presencia de un discurso reinterpretativo de la realidad histórica en sus constantes alocuciones y los efectos que esa reinterpretación tiene sobre prácticas de acción política y desenvolvimientos sociales en los ciudadanos. Se asiste incluso a una redefinición de los usos del espacio y de la política, que hace más evidente las contradicciones de la sociedad global y sus formas de explotación. Por eso es que el discurso político de Chávez se hace tan incómodo a los grupos de poder en el contexto latinoamericano. Dr. Juan Eduardo Romero Historiador Juane1208@gmail.com 21/02/2012

LOS TEMAS O AGENDAS DE LA GUERRA SICOLÓGICA

LOS TEMAS O AGENDAS DE LA GUERRA SICOLÓGICA Desde mediados de la década de los años 70, del pasado siglo XX, se viene desarrollando el denominado enfoque de “agenda setting”. Este enfoque desarrollado en EEUU, señala que los medios no nos dicen como pensar, sino “sobre qué pensar”. Se trata de entender que los medios de comunicación (impresos, audiovisuales o webs/blogs) señalan un conjunto de temas, que son repetidos automáticamente, construyendo una “agenda” temática que es repetida por la “agenda política” (los actores políticos con visibilidad en los medios y la vida pública) como en la “agenda pública” (la que maneja el ciudadano común). La agenda setting, muestra como desde los medios se “selecciona” – a través de los periodistas, y de los jefes de información o responsables de medios- cuales temas aparecen en el día a día, permanecen o desaparecen en los noticiarios, en la prensa o en las páginas web o redes sociales. Se trata de “direccionar” las expresiones de los actos de habla de cada ciudadano. Se trata de establecer una línea de dirección de las discusiones, comentarios y análisis que hacemos en nuestra vida cotidiana. Todos los estudios realizados – Latinobarómetro, Datanálisis y otros- demuestran que cada vez con mayor frecuencia, en toda Nuestra América los ciudadanos se informan según lo que es comentado y reseñado en los medios impresos y audiovisuales. Es sobre este estudio – que corresponde a una realidad concreta- que desde los EEUU se adelanta las Operaciones de Guerra Sicológicas (OPGUS) contra Venezuela. Medios de Comunicación como El Nacional, El Universal, Tal Cual, diarios de circulación regional como El Impulso, La Verdad, El Carabobeño, Amanecer, Versión Final, siguen este enfoque de agenda setting, sobre todo relacionado con un conjunto de temas que podemos enumerar: 1) la salud precaria del presidente, 2) la existencia de disputas internas para definir el sucesor de Chávez, 3)los problemas de inseguridad de los venezolanos, 4) las carencias en el cumplimiento de los programas públicos del Gobierno, 5) la próxima (y segura) crisis alimentaria (leche, carne, café, entre otros rubros claves) y 6) fallas en el servicio público (electricidad, transporte, agua). Todos esos temas conllevan a una misma operación de guerra sicológica: el fracaso inevitable del proyecto bolivariano y por lo tanto, de la construcción de una respuesta contrahegemónica al capitalismo. Esos temas de agenda, vienen acompañados de otros sub-temas, enmarcados en el mismo enfoque de “agenda setting”: 1) el carácter “popular” de la candidatura de Capriles Radonski, 2) la captación del descontento “interno” dentro de las filas del PSUV, procurando un “goteo” de líderes importantes (gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, funcionarios públicos de importancia) y 3) la posibilidad de una “transición” no traumática post-Chávez. Se trata de una estrategia, destinada no a los sectores “duros” – militantes, con claridad política- del PSUV, sino aquellos grupos que se han “adherido” oportunamente al beneficio de las políticas del proyecto bolivariano, pero que carecen de un verdadero compromiso revolucionario. Se trata de avanzar sobre las confusiones y la falta de claridad, derivadas de las carencias y debilidades en la formación política, que sí bien ha sido intentado ser superado a través del Sistema de Formación Socio-Política, no ha tenido el éxito esperado. Debe entenderse además, que el contexto internacional, con un precio del petróleo por encima de los 100 US$, con las necesidades de elevar la popularidad del presidente Obama, inventándose nuevos conflictos que motoricen el “patriotismo” del pueblo norteamericano en un momento electoral, aunado a hechos concretos internos de la dinámica venezolana, manifestado por el innegable liderazgo carismático de Chávez que “nubla y oscurece” el débil discurso de Capriles, la brecha entre la intención de voto en el escenario polarizado Chávez/Capriles. Estas condiciones generan desesperación y alarma en los círculos y redes opuestas – y en plena acción conspirativa- contra el gobierno venezolano. Esta situación ya ha tenido paralelismos en nuestro país: debe recordarse que en los años 2001-2002 se dio un proceso de movilización y agresión violenta (Fedecamaras/CTV/Gente del petróleo) que precedió las acciones del golpe de abril de 2002 y el paro petrolero, basándose en situación de presión social (paralización de la industria petrolera, asesinatos selectivos que impulsen una reacción social) y el “goteo” de personajes ligados al gobierno (Luís Miquilena, militares y políticos). Por ello, las operaciones de guerra sicológica (OPGUS) vienen perfectamente articuladas y sincronizadas, más aún en el caso venezolano, donde vemos una acción externa – marcada por anuncios sobre la inevitabilidad del desenlace mortal de la salud de Chávez- y otra interna – marcada por “mostrar” un candidato opositor joven y sano, que contrasta con un presidente “enfermo- buscando con ello lograr alcanzar el desplazamiento del poder a los militantes del proyecto bolivariano. El manejo de crisis del derrame en Monagas, la alarma sobre la calidad del agua, la “salida” del Gobernador de Monagas, la visibilización de un Capriles grabado jugando futbol o baloncesto, rumores sobre el deterioro de Chávez, son sólo parte de las acciones iniciales de esta nueva etapa de Guerra Sicológica que antecede el escenario electoral del 7-O. Debemos estar atentos al accionar de esta agenda de medios y sus ejecutores en Venezuela y el exterior. Dr. Juan E. Romero Historiador Juane1208@gmail.com 21/03/2012

jueves, 15 de marzo de 2012

CAPRILES RADONSKI Y LA GUERRA SICOLÓGICA Guerra sicológica (GUS) u operaciones de guerra sicológica (OPGUS) se denominan las acciones destinadas a generar percepciones, a orientar o direccionar conductas mediante el uso de propaganda, con la finalidad de alcanzar un alto control social de las emociones. Es denominada también “guerra sin fusiles” y forma parte de la las estrategias seleccionadas en los manuales operacionales de la Doctrina de Seguridad y defensa de los EEUU, promocionada en el contexto del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNSA). Debemos recordar, que a partir de la finalización de la Guerra del Golfo, que generó la 1era invasión a Irak en 1991, un conjunto de think-tank neoconservadores, entre los que resaltaban Donald Rumfeld, Paul Worfowitz quienes serían durante el gobierno de George W. Bush (2000-2008), Secretario de Estado y Presidente del Banco Mundial respectivamente, propusieron una nueva doctrina. Este grupo de neocon (neoconservadores) forman parte de los denominados “halcones” del departamento de Estado, cuyo objetivo es el logro de la preponderancia económica y militar de los EEUU sobre sus adversarios históricos (China-Rusia) así como sus aliados (Inglaterra, Francia, Italia, Canadá, entre otros). Estos grupos neocon, han manifestado su preocupación ante el hecho cierto de la vulnerabilidad de seguridad que significa que los EEUU dependan de importar 10 millones de barriles de petróleo, de los 18 millones que consumen diariamente para mantener su ritmo de producción y la capacidad de movilización militar, que les asegura su pretendida hegemonía política. La guerra sin fusiles, se ha vuelto una necesidad ante el hecho que las confrontaciones en Irak y Afganistán – que forman parte de la estrategia del PNSA- les ha costado más 607,4 Billones de US$ entre 2007-2010 en mantenimiento de tropas. Por ello las OPGUS han ido apareciendo presupuestadas en la estructura de gastos del Departamento de Estado. De hecho para el año 2011 por 1era vez se destino un total de 384,8 millones de US$ para GUS exclusivamente para el Comando Sur, cuyas operaciones se extienden hasta el territorio venezolano. No debe perderse de vista el contexto internacional en el cual se desenvuelve el gobierno de Hugo Chávez. Venezuela cuenta con las reservas de hidrocarburos más cuantiosas del mundo, un total de 298.000 millones de barriles de petróleo, muy por encima de Arabia Saudita – tradicional aliado y proveedor de petróleo de EEUU- y otros países del mundo. Eso sin contar las reservas que se encuentran en el Golfo de Venezuela, que se calculan en 1.8 veces más que las reservas comprobadas (es decir, casi 500.000 millones de barriles más). Adicionalmente, la política internacional de Venezuela ha generado un conjunto de asociaciones u organizaciones de nuevo tipo, no alineadas con los intereses de EEUU en la región; entre las que cabe resaltar la CELAC, UNASUR, Banco del Sur, ALBA-TCP entre otras. Sí no fuese suficiente con ello, el accionar de Venezuela, con el liderazgo de Hugo Chávez, ha facilitado la asimilación de un discurso político que hace hincapié en la defensa de la soberanía contra la influencia trasnacional de los EEUU, siendo emuladas sus matrices discursivas en Ecuador, Bolivia, Argentina, Nicaragua, Uruguay entre otras espacialidades de Nuestra América. Por otra parte, el financiamiento y apoyo de grupos opositores al presidente Chávez no ha logrado el objetivo de derrotarlo en otras ocasiones, como sucedió en las elecciones del referendo revocatorio en 2004, las elecciones generales de 2006, o las elecciones de la enmienda en 2009; pero sí lograron hacerlo en las elecciones por la reforma constitucional del 2007, donde el impacto de las OPGUS fue notorio y esencial para lograr inhibir a más de 2.500.000 electores que un año antes habían manifestado su apoyo a Chávez. El escenario del año 2012 tiene un conjunto de particularidades que hacen presumir un incremento de las OPGUS. En 1er termino, los efectos de presentarse la oposición a Chávez con un candidato único como resultado de la imposición de un proceso electoral interno, que mostró sus resultados el 12 de febrero. En 2do lugar, la existencia de un descontento – tanto en loa alineados en apoyo a Chávez como de quienes se le oponen- por la lentitud de la respuesta burocrática. En 3er lugar, la reaparición del deterioro de salud del presidente. Esas razones se unen y se manifiestan en las matrices que contextualizan el discurso político de Capriles Radonski, como candidato opositor. El candidato opositor, ha comenzado a hacer uso de la simbología tricolor, a efectos de competirle a Chávez en su campo natural: la defensa de la venezolanidad. Debe recordarse, que el simbolismo se refleja en el nombre del Comando de Campaña (Comando Tricolor) de Capriles. Asimismo, la estrategia de hablar del Progreso como un intento de mimetizar los efectos del capitalismo liberal que apoya abiertamente. Otro elemento característico de esa OPGUS, es el hecho de mostrar su capacidad física, de manera tal de contrastarlo con “un presidente enfermo y disminuido”, buscando con ello lograr el desencanto y desilusión en los electorados claves (estratos Dy E) que han mostrado su decidido apoyo a Chávez. La estrategia de GUS gira en torno al endulcoramiento de la figura de Capriles, mostrándolo como un candidato abierto a todos los venezolanos, buscando con ello “borrar” las imágenes de un Capriles en 2002 violentando una embajada o encabezando arrestos de adeptos o funcionarios de Chávez. Se trata de lograr conquistar a los indecisos o los seguidores populares del presidente, enmascarando el verdadero rostro de un candidato de las elites económicas y políticas del capital trasnacional en Venezuela. Dr. Juan Eduardo Romero Historiador Juane1208@gmail.com 13/03/2012
EL DISCURSO DE CAPRILES O FALSEAR LA REALIDAD Hemos señalado en otros artículos que el discurso expresa más que verbos, predicados o complementos directos. Se expresa una forma de ver la vida, una visión ideológica de la realidad, donde se interpreta lo vívido desde nuestro campo de expectativas y necesidades. El discurso es un mecanismo esencial para lograr el convencimiento. Eso es un aspecto clave del control hegemónico. No solo se puede lograr la dominación mediante un ejercicio físico coactivo o violento, ese tipo de control es momentáneo e inestable, pues toda acción genera una reacción; por eso debemos “convencer” al otro. Un pensador extraordinario, Michel Foucault, señalaba que como todos los hombres tenemos capacidad del habla, construimos “mecanismos prohibitivos” que hacen que un discurso sea más eficaz que otro. Esos mecanismos, hacen que un discurso se reproduzca y se amplié en el uso colectivo; son entre otros el autor (el especialista que dice o hace sobre un tópico determinado), la verdad-mentira, la razón-locura. Así, un autor reconocido – y por ello los programas de opinión llevan especialistas- dice “algo”, lo que dice es verdad y está basado en la razón. Quién no es un autor autorizado y especializado, no dice la verdad y sus expresiones son una locura. Esa imagen la vimos en un momento en el proceso histórico venezolano, cuando se intentó estigmatizar a Chávez, pues “estaba loco”, era un maniático egocéntrico. Con ello se procuraba iniciar un proceso parecido al que le ocurrió al ex presidente de Ecuador Ortiz Bucarán, que fue juzgado y expulsado de la presidencia por “actos de locura”. En el caso del discurso de la oposición, desde el inicio del proceso de las primarias, los candidatos dejaron entrever que el ciudadano-presidente basaba su actuación en actos “irracionales”, que producían la exclusión, que dejaba fuera a la “mayoría de los venezolanos”. Asistimos de esta forma, a una estrategia de ocultamiento, mediante la cual se busca falsear la realidad cotidiana. La verdad, es que “los excluidos” (grupos propietarios, grupos económicos, la elite propietaria) han sido los que históricamente han excluidos a los sectores populares; sólo que ahora, la gestión presidencial ha tenido como sujetos protagonistas las poblaciones más humildes y tradicionalmente excluidos – los trillados estratos D y E- y ese cambio en la agenda política no es tolerado. La transformación -a través del discurso del presidente- de los sectores tradicionalmente excluidos en sujetos protagonistas de la política pública ha sido tomada como un “acto irracional”, que debe ser revertido. Sin embargo, no se anuncia públicamente, pues esos sectores representan el 81% de la población inscrita en el REP. Como no se puede decir públicamente, se disfraza con un llamado a alcanzar todos los progresos y la felicidad. Es el llamado al “capitalismo popular” de María Corina Machado. Se trata de disfrazar la realidad. Eso viene acompañado con el discurso que quienes impulsan el socialismo, son pobres, ignorantes, salvajes y bárbaros. Hay una formulación del “nosotros” y del “ellos” muy claro. El Nosotros – es decir los militantes de la derecha- son civilizados, educados, proclives al éxito como clave del capitalismo. Los “otros” – los socialistas- son violentos, son hordas, proclives a la violencia irracional. En ese proceso, debe “rescatarse” un discurso de igualdad, pues este gobierno – esa es la tesis del falseamiento de la realidad- ha generado una división que no existía. Esa afirmación es una mentira histórica. Las divisiones sociales existen históricamente desde finales del siglo XVI. Hemos construido una sociedad donde se privilegia el poseer sobre el ser, sólo que los mecanismos de control social – la escuela, la iglesia, la familia, la televisión, los medios audiovisuales- han “invisibilizado” esas divisiones. El gran éxito de Chávez, ha sido hacer evidente las contradicciones sociales que han estado vigentes en el transcurso de la historia de Venezuela. Por eso el discurso de Capriles Radonski, habla de “un camino”, esa vía es la de readoptar el pensamiento neoconservador, donde la oportunidad de superación no viene por el accionar del individuo, sino a través de la “educación”, pero no una educación dialógica – al estilo propuesto por Paulo Freire- sino una educación repetitiva, dominante, subyugadora. Capriles además ha utilizado la estrategia de mostrarse como un sujeto humilde, tranquilo, dispuesto al diálogo. Esa estrategia se corresponde con un plan destinado a relegar al olvido su accionar violento en los acontecimientos del 12 y 13 de abril de 2002, cuando penetro en espacios territoriales de Cuba – la embajada en Caracas-, procedió a la detención – sin garantías- de funcionarios de Chávez, en fin, dio al traste con ordenamientos jurídicos de conservación de derechos. Se trata de una estrategia que busca obtener beneficios del “chavismo descontento”, ese chavismo popular maltratado por la derecha endógena enclaustrada en el PSUV, que hace negocios, que trafica con las necesidades y que no comparte el proyecto bolivariano. La estrategia discursiva de Capriles va a buscar mostrar su capacidad física, sobre todo ante la recaída en la salud del presidente, se trata de hacer hincapié en que su salud no da para más y que sin Chávez, no hay proyecto bolivariano, buscando crear miedo e inhibir la movilización popular a favor del PSUV, favoreciendo su proyecto neoconservador. Ese discurso será progresivo y debe generar un debate profundo. Dr. Juan E. Romero Historiador Juane1208@gmail.com 3/03/2012

domingo, 19 de febrero de 2012

IRAN-EEUU: LECCIONES PARA VENEZUELA

IRAN-EEUU: LECCIONES PARA VENEZUELA Lo que viene sucediendo con las relaciones entre EEUU e Irán amerita un análisis detallado, por las implicaciones que tiene en el contexto geopolítico mundial y las relaciones en el sistema-mundo. Habría que comenzar estableciendo que la zona del Golfo Pérsico ha sido históricamente un espacio de conflicto, no por la naturaleza exclusivamente religiosa – dada la presencia árabe-islámica que no se puede negar- sino más bien por el hecho de constituirse en un espacio de transición entre tres (3) zonas geográficas de alta movilidad y condiciones geoeconómicas (África, Asia y Europa). Desde la propia expansión del mundo árabe encabezado por Mahoma en el siglo VII, ese espacio de intercambio ha generado una feroz competencia. La consolidación geoestratégica que procuro Mahoma y que extendió su influencia en ese espacio hasta el fin de la I Gran Guerra en 1919, se vio abruptamente interrumpida por la derrota de los líderes del Imperio otomano – herederos de la supremacía iniciada en el siglo VII- a manos de franceses, ingleses y norteamericanos. Inmediatamente se generó un reacomodo de las esferas de influencia territorial en la zona; es bajo esa figura de reacomodo que veremos el surgimiento y consolidación de los espacios territoriales que hoy confluyen en el Golfo Pérsico: Barheim, Irak, Irán, Omán, Yemen, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait , Arabia Saudita y Katar. Cada uno de estos espacios territoriales se incorporan al juego geopolítico mundial, pero particularmente a partir de la finalización de la II Gran Guerra en 1945, comienzan a orbitar en torno a los intereses geoestratégicos de los EEUU. El motivo: las enormes existencias de hidrocarburos que están presente en la zona y el privilegiado espacio de cruce que tienen en el escenario mundial. La situación en este espacio geográfico de transición fue históricamente tensa, pero esa tensión se ve incrementada a partir del año 1979 por un conjunto de cuatro (4) sucesos que nos permiten entender el contexto actual. El primer suceso, es la caída del Sha de Irán y el ascenso de los Ayatholas de origen shíitas. El segundo suceso, es el triunfo –mediante un golpe de Estado- de Saddam Hussein en Irak. El tercer suceso, es la invasión a Afganistán por parte de la URSS. El cuarto suceso, es la firma del Tratado de Paz entre Egipto e Israel. Todos esos acontecimientos cambian los ya precarios equilibrios de poder en la zona e inicia una escalada de nuevas conflictividades que tienen su punto álgido en lo que hoy sucede. El 1er suceso, cambia las relaciones y la influencia de los EEUU en la estratégica zona del estrecho de Ormutz, colocando a los ayatholas musulmanes en una posición privilegiada ante los intereses norteamericanos. El triunfo de Hussein, servirá para adelantar un intento de contención de esa influencia, mediante el apoyo – velado o directo- de los EEUU, Francia e Inglaterra, quienes impulsan y apoyan el conflicto Irán-Irak que estallo en la década de los años 80. La invasión rusa a Afganistán, le agrega presión ante la cercanía en el ajedrez político y transforma la zona del Cáucaso en un espacio de discusión, que aún hoy se mantiene. Los acuerdos de paz, transforman a Egipto en un aliado de los EEUU en la zona del Magreb Africano hasta el día de hoy. Sin embargo, el fracaso de la guerra Irán-Irak, generó el surgimiento de una fuerza no estimada en la figura de Saddam Hussein, que se transformó en una nueva preocupación para los intereses geoestratégicos de los EEUU en la zona. Por ello, luego de la derrota soviética en Afganistán, con el apoyo de los EEUU a extremistas islámicos, ese espacio sufrió otro cambio que ponía en riesgo la tradicional hegemonía norteamericana. Por ello a inicios de los años 90, se plantea el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNSA) que pretende reacomodar la influencia de los EEUU en la zona y controlar las reservas de petróleo. Ese proceso comienza con la invasión a Irak – I Guerra del Golfo en 1991- pero no será completado hasta el definitivo derrocamiento de Saddam en 2004, que viene precedido por la invasión y derrocamiento de los Talibanes en Afganistán en 2002. Lo que planteamos, es que en ese escenario de repolarización que adelanta los EEUU mediante el PNSA, era necesaria una escalada del conflicto y ello se traduce en convertir a Irán, que es la única pieza del rompecabezas estratégico que sigue en pie, en un objetivo militar Para ello, toman como excusa el desarrollo del programa de enriquecimiento de uranio por parte de Irán alegando violación de convenios internacionales asociados a la no proliferación de armas nucleares. Sin embargo, se obvia que los EEUU viola tratados internacionales también como el de Kyoto, el estatuto de Roma sobre la Corte Penal Internacional, la Comisión de Armas Químicas entre otros. Desarrollan el financiamiento de resistencias internas que fracasan y optan por una salida militar, directa o indirectamente a través de Israel. Detrás de todo, está el hecho de controlar la OPEP – hay que recordar que tienen presencia con los cambios en Libia e Irak, aparte de contar con EAU, Arabia saudita, Kuwait y Qatar- y con ello los precios de los hidrocarburos, todo ello porque los EEUU gasta más de 15 millones de litros de gasolina para mantener su aparato militar y eso representa casi 30 millones de US$ diarios. El accionar de los EEUU es una advertencia para Venezuela, Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia, por ser estos países los únicos con reservas estratégicas no intervenidas por EEUU a través del PNSA. Dr. Juan E. Romero La Universidad del Zulia Juane1208@gmail.com 10/01/2012

HISTORIA INMEDIATA: UNA OPCIÓN A LA HISTORIA TRADICIONAL

HISTORIA INMEDIATA: UNA OPCIÓN A LA HISTORIA TRADICIONAL En estos momentos, Maracaibo se convierte en la sede del debate historiográfico más importante dado en el país. La realización por el Grupo Historia Inmediata Maracaibo (HIM) del II Congreso Internacional de Historia Inmediata se traduce en un espacio de encuentro y reflexión sobre el papel de la historia. Tradicionalmente, la historia ha sido asociada como simple relación del pasado. Esta semántica narrativa-descriptiva ha generado en la historiografía venezolana un conjunto de trabajos de diversa índole, todos marcados por la centralidad en el tema de lo político-militar. Lo que prevalece en un balance de los trabajos de investigación y publicaciones, es el tema de las elites políticas, económicas y sociales. Temas como los intelectuales en, los grupos económicos, el pensamiento político de son ejemplos de los abordajes realizados por una historiografía que se plegó a los temas que refuerzan las estructuras de control social. Ante esta realidad, sobre todo a partir de la publicación del Manifiesto Historia a Debate (2001) comienza un tránsito, del cual forman parte en el Zulia investigadores de la talla de Roberto López, José Luís Monzant, Farido Caldera, Angel Rafael Lombardi, Jonny Alarcón, Juan E. Romero entre otros, quienes abordan el problema de lo actual, lo inacabado. Ese abordaje, desde el punto de vista teórico-epistemológico se traduce en un distanciamiento con dos supuestos esenciales de la historia intelectual del Siglo XX: el determinismo del documento de archivo y el tratamiento acerca de las elites. La historia inmediata, asume que el historiador tiene un compromiso ideológico. Su propia existencia es una manifestación de su existencia ideológica, que no puede ser negada y menos escondida bajo el manto protector de la “IMPARCIALIDAD CIENTÍFICA”. El historiador de lo inmediato asume su identidad y compromiso ideológico, escudándose en la única vía posible: plantearse el problema de lo coetáneo, lo que se está desarrollando bajo un enfoque transdisciplinar. La transdisciplinaridad, va más allá de simple encuentro entre la historia, la ciencia política, la economía, la sociología, la demografía, la geografía o cualquiera de las otras disciplinas. Se trata no sólo de encontrarse en la preocupación del abordaje, sino de avanzar en reconceptualizaciones epistemológicas a partir de las cuales vemos la propia realidad, no como una concreción definitiva sino como un horizonte cambiante al cual debemos descifrar. Eso permite abordar temas muy variados, desde el análisis del discurso, la economía, la historia, posibilitando el análisis y comprensión de lo que está sucediendo en el mundo. En el caso de Venezuela, la adscripción de estos investigadores nombrados inicialmente al Grupo de Historia a Debate, que dirige Carlos Barros en la Universidad de Santiago de Compostela y que agrupa a más de 3000 historiadores en todo el mundo, con un fuerte acento en Latinoamérica, genera un espacio de renovación historiográfica que avizora una verdadera revuelta en la historia. El historiador de lo inmediato, asume una relación triple, que supera el binomio clásico pasado-presente. Plantearse como se hace, la relación pasado-presente bajo el concepto de campo de experiencia, que refleja los aportes que las dinámicas de vida proveen en el propio desarrollo de lo humano, conjugado con el concepto de horizonte de expectativas, que articula la relación presente-futuro, genera que los aportes historiográficos que se hacen, den una respuesta a los problemas actuales que el historiador tradicional no pretende alcanzar. Esta posibilidad que la historia inmediata da, permite que en el Congreso que se desarrolla en la Facultad de Ciencias de la Universidad del Zulia, hasta el pasado viernes 18 de marzo, se aborden temas como la historia inmediata, América Latina 1980-2010, la crisis del capitalismo en el Siglo XXI, el Socialismo del Siglo XXI como alternativa al colapso capitalista, Movimientos indígenas y afrolatinoamericanos del Siglo XXI, Procesos identitarios en Latinoamérica, Papel de la Ciencia y la tecnología en los Modelos Socio-productivos de América Latina. Todo ello con la participación de más de 130 personas entre estudiantes y profesionales, con la participación de investigadores de la talla internacional de Margarita López Maya, Reinaldo Rojas, Jordi Canal, Pablo Pozzi entre otros. Más allá de este dato numérico, lo importante de la actividad es que se genera un debate sobre la historia que tiene dimensiones teóricas y metodológicas enormes. Se está no solo debatiendo sobre como investigar, sino que se presenta además el resultado de estos enfoques y el impacto que tienen en el compromiso por comprender nuestras realidades en constante transformación. Se trata de un momento clave en el desarrollo de los estudios históricos en Venezuela y Latinoamérica, donde se traza un diseño que debe impactar tanto las estructuras formales de los departamentos, centros e Institutos de Investigación Histórica, así como los colectivos sociales y su constante preocupación por interpretar una realidad muy movida y contradictoria. La historia inmediata tiene su espacio bien ganado en estas tierras¡¿ Dr. Juan E. Romero La Universidad del Zulia Historiador Juane1208@gmail.com 16/03/2011

FEBRERO HISTÓRICO

m Febrero marca procesos históricos claves en Venezuela, tanto en el siglo XX, como en el XXI. En el siglo XX, particularmente en febrero de 1936, la formulación del Programa de Febrero por parte del presidente Eleazar López Contreras, se tradujo en una reacción política ante la presión y movilización nacional. Los actores políticos emergentes, precariamente organizados, pero con un conjunto de expectativas surgidas a la muerte del dictador Juan V. Gómez, exigían espacios de participación y ampliación de los derechos políticos. Esa presión popular, generó el anuncio por parte de Eleazar López Contreras del Programa de febrero, que contenía un conjunto de acciones políticas sobre las cuales se conforma el 1er proyecto de país moderno ejecutado. Sus acciones en educación, salud, vialidad, empleo, seguridad, aspectos jurídicos mantienen hoy en día una influencia en la redacción de los programas políticos. Febrero de 1936 se estructura un conjunto de acciones sociales y políticas, que son la base de un debate político que se mantiene. Febrero es el mes de nacimiento de Ezequiel Zamora, cuya participación e impronta en la Guerra Federal (1858-1864) es indudable. Zamora adquiere un papel esencial en el proceso, a partir de su participación en el establecimiento de la Sociedad Liberal de Villa de Cura en 1846, donde sintetiza un conjunto de elementos teóricos y políticos que serán incorporados en el discurso del liberalismo amarillo: 1) comunidad de tierras, 2) hombres libres, 3) elección popular y principio alternativo y 4) horror a la oligarquía. El papel de Zamora en el desarrollo de un debate político que mantiene vigencia, desde el punto de vista de la justicia en el acceso de la propiedad de la tierra, se hace más evidente al analizarse el problema que genera la terrofagia en el Sur del lago de Maracaibo o en los Llanos venezolanos. La concentración de la tierra y el control hegemónico que algunos propietarios mantienen en esas zonas, sigue siendo hoy una deuda histórica con el pensamiento político de Zamora. La conmemoración de su natalicio le da más peso a este febrero histórico, que le agrega valor y sentido al proceso bolivariano. Otro momento clave en este febrero histórico está constituido por el proceso de revuelta popular y desobediencia civil que se produce en 1989, entre el 27 y 29 de ese mes. El contexto general del cambio de gobierno y el hecho de haber asumido por 2da vez Carlos Andrés Pérez, generó en los venezolanos la expectativa de retorno a la Venezuela Saudita, de gasto público elevado e ingresos petroleros significativos que lo impulsaban. No obstante, la realidad fue totalmente diferente. El gobierno de Carlos Andrés Pérez se plegó a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el marco del denominado Consenso de Washington que se tradujo en la reducción del tamaño del Estado, mediante una sistemática política de privatización y reducción del gasto social. La consecuencia de este proceso fue la elevación de la pobreza en el país a la asombrosa cifra del 70%, que sometió al desencanto a un amplio sector de la población. Esos sectores, emergieron con todo el peso y furia de años de exclusión social y segregación, mediante un brote de violencia espontánea y desobediencia civil, que fue brutalmente reprimido. Ese proceso le agrega a la historia de Venezuela un reclamo y una capacidad de movilización y desencanto que se articulará para la llegada al poder de Hugo Chávez. Tenemos así, que la aproximación histórica a febrero, nos suma el contenido de un programa político que marca una impronta en el desarrollo del pensamiento político, el planteamiento sobre libertad y acceso a la propiedad de todos los ciudadanos y el derecho a la desobediencia civil, ante una sociedad política que estaba de espaldas al ciudadano. En ese preámbulo, se agregan los acontecimientos del 4F. La insurgencia cívico-militar es la concreción de un ciclo de agotamiento de las identidades políticas expresadas a través de los partidos históricos: AD-COPEI-URD-MAS. El surgimiento de un desencanto con la democracia representativa, que gravitaba en torno al accionar de esas organizaciones políticas, fue aglutinando poco a poco sectores tan diversos que rápidamente establecieron conexión con un sector del estamento militar, que impactado por los efectos del desarrollo del Plan Andrés Bello, mediante el cual los militares recibieron autorización para acceder a otro tipo de formación complementaria a la estrictamente militar. Ese Plan Andrés Bello ayudo a formar un militar con una perspectiva alterna al providencialismo militar histórico, mediante el cual los militares se asumen como elegidos, por encima de la sociedad civil. Los militares agrupados en torno al Movimiento Bolivariano revolucionario 200 (MBR200) prontamente se conectaron con sectores civiles y políticos que habían mantenido una lucha histórica de movilización y denuncia de las desviaciones de la democracia representativa. Esa conjunción se expreso con toda fuerza el 4F, generando una ruptura de la elite política que hegemonizó el accionar institucional a partir de 1958. Es notorio de recordar los discursos del expresidente Caldera y Aristobulo Izturiz sobre los problemas de la democracia venezolana y los efectos de la pobreza y la exclusión. Febrero histórico agregó en 1992, la expresión armada de un descontento cívico-militar cuyos efectos se harían sentir a partir de 1998. Dr. Juan Eduardo Romero Historiador Juane1208@gmail.com 31/01/2012

4-F: ALBORADA REVOLUCIONARIA DE DIGNIDAD

4-F: ALBORADA REVOLUCIONARIA DE DIGNIDAD Hace 19 años, un 4 de febrero de 1992, los venezolanos se despertaron sobresaltados. Un acontecimiento escasamente pensado para aquellos acostumbrados a la estabilidad y gobernabilidad democrática estaba sucediendo: un intento de golpe de Estado. Desde mediados de la década de los años 60, con las fracasadas intentonas de Carúpano, Puerto Cabello y La Guaira, no se había sabido de un proceso equiparable a lo que sucedía. Para la mayoría de los venezolanos, sumidos en la institucionalidad cultural de la aceptación sumisa del status quo, no era posible entender lo que sucedió. Sin embargo, había que ver en la dinámica social, económica y política para comprender lo ahí experimentado. La sociedad venezolana, cuya dependencia del petróleo es una tradición histórica desde principios del siglo XX, había sentido desde finales de la década de los 70 los efectos de la denominada “enfermedad holandesa”, que no es más que la recurrencia a un progresivo endeudamiento externo e interno destinado a cubrir el gasto público exorbitante, destinado esencialmente no a disminuir la pobreza sino a paliarla, sin soluciones estructurales de fondo. La caída de los precios de exportación del petróleo a partir de 1982, redujo la capacidad del Estado para mantener los subsidios y programas sociales, obligando a las instituciones y organismos iniciar un proceso de “entendimiento” con organismos financieros internacionales: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional entre otros. Esa relación estuvo basada en la adhesión a un conjunto de recomendaciones que condujeron a la reducción del estado, mediante políticas privatizadoras, la eliminación de subsidios, la congelación de programas sociales cuyos efectos inmediatos fueron el incremento de la pobreza, inflación y desempleo. Estas acciones derivaron en una crisis de expectativas que se elevó con el triunfo de Carlos Andrés Pérez en las elecciones presidenciales de 1988. CAP llego al poder con la promesa de la ilusión del retorno a la Venezuela Saudita de ingresos petroleros extraordinarios y un gasto público elevado, sin embargo el despertar de la realidad se produjo pocos días luego de haber asumido el cargo, cuando anunció – en articulación con el Fondo Monetario Internacional- una serie de medidas de ajuste económico que produjo una explosión social, que fue salvajemente reprimida con un saldos de muertos aún no establecidos entre el 27 y 29 de febrero de 1989. La represión militar, el papel de subordinación de las fuerzas armadas como brazo armado y limitante de la protesta, aunado a la crisis estructural del sistema democrático, así como los fallidos intentos de reforma constitucional adelantados por el Congreso, a través de la coordinación del expresidente Rafael Caldera, mostraron la imposibilidad de salidas institucionales y bajo los canales democráticos para la crisis de gobernabilidad de la democracia venezolana. ¿Cómo entender que un grupo de militares jóvenes se atrevieran a intentar derrocar un gobierno democrático? Habría que analizar el planteamiento que la izquierda histórica había hecho en la década de los 60 acerca de la necesidad de penetrar la estructura militar con el objeto de implosionar internamente el sistema político, tal como lo planteaban Douglas Bravo y Elías Manuit en documento fechado en 1964, estableciendo alianzas con otros sectores en una coyuntura de crisis. Esa tesis se concretaría gracias a los efectos del Plan Andrés Bello, implementado en la pensa de la carrera militar y que permitió el acercamiento del estamento – protector coactivo del sistema- hacia otras realidades sociales y económicas, a través de una formación académica más amplia. Los militares que insurgieron el 4-F eran la encarnación de esa apertura y crisis de expectativas de los venezolanos. Planteaban una salida de fuerza que inmediatamente debió ser acompañada por un conjunto de decretos que abordaban temas como manejo de los recursos del petróleo, seguridad alimentaria, reducción de la dependencia económica, política internacional no alineada exclusivamente a los EEUU, entre otros aspectos. En un país donde lo característico era que nadie asumiera sus responsabilidades, el Comandante Hugo Chávez asumía la responsabilidad de la incursión militar ante un país atónito ante lo sucedido. La debilidad institucional, más bien la fragilidad política de los actores históricos (partidos, fuerzas armadas, grupos económicos) quedó evidenciada y con ello se resquebrajo un cuadro de entendimiento corporativo que prevaleció desde la firma del Pacto de Nueva York (1957) y ratificado por el Pacto de Punto de Fijo (1958) entre los partidos AD (socialdemócrata), COPEI (socialcristiano) y URD (centro).La campanada de dignidad y rebeldía de ese conjunto de Comandantes, mayores, capitanes y tenientes (COMACATES) fue ganando espacios y avanzaron hacia el éxito político que no tuvo el golpe de Estado. Desde el punto de vista de los objetivos la intentona fracasó, pues no tomó el poder pero triunfó en el proceso de larga duración, dando inició a una dinámica que aún hoy experimentamos los venezolanos. Dr. Juan Eduardo Romero Historiador Juane1208@gmail.com 02/02/2011

Redalyc- Artículo: El discurso político sobre la reforma constitucional y la enmienda: Hugo Chávez y la oposición (2007-2009) - Politeia

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DR. JUAN EDUARDO ROMERO (VENEZUELA)

Historiador, especialista en procesos políticos contemporáneos de América Latina. Docente e Investigador de la Universidad del Zulia en Venezuela. Profesor invitado en España, Francia, Italia, Colombia, Brasil, Nicaragua, Argentina, Ecuador, Cuba, México, Costa Rica. Investigador Nivel II del Programa de Promoción al Investigador (PPI) del Ministerio de Ciencias y Tecnología de Venezuela. Teléfonos (58) 261 7596253 (telfax oficina). (58) 4126543075 ( móvil). Correo electrónico: juane1208@gmail.com

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Doctor en Historia Social y Política Contemporánea. Profesor de la Universidad del Zulia, Venezuela. Especialista en Historia Contemporánea de América Latina. DEA en Gerencia Política y Gobernabilidad. Autor de más de 35 artículos sobre procesos políticos. Co-autor de seis Textos sobre Proceso Socio-político en Venezuela. Teléfono Telfax (58) 261 7596253, móvil (58)4126543075. E-mail: juane1208@gmail.com

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