El Congreso fundacional del PSUV
La instalación del Congreso fundacional del PSUV es clave para el futuro del sistema político venezolano. Y no se trata de una defensa del chavismo como fuerza política, sino de entender que los cambios experimentados por los partidos políticos históricos, así como por los nuevos actores políticos surgidos a partir de 1993 han generado modificaciones en la cultura política del venezolano.
Los tradicionales partidos AD y COPEI, disminuyeron su presencia electoral en el período 1993-2000 y fueron sustituidos por nuevos actores – Convergencia, La Causa Radical, MVR, Proyecto Venezuela, Primero Justicia- al mismo tiempo que se han agregado otros (Un Nuevo Tiempo). Cuando Chávez decreta la desaparición del MVR, lo hace basado en una lectura de los resultados electorales de diciembre de 2006, donde las fuerzas que lo apoyan se impusieron contundentemente sobre los demás actores. Los más de 7 millones de votos, le indicaba a Chávez la posibilidad de concretar una única fuerza política, que consolidará la modificación del sistema de partidos, pasando ha constituirse en un sistema de partido dominante, que es aquel donde existiendo diversas organizaciones políticas, hay una de ellas que es hegemónica por sí sola en relación a las demás.
Para Chávez, esas elecciones del 3-D de 2006, le señalaban el momento para el ajuste ideológico o el “gran viraje estratégico”. Sin embargo, la ponderación de las condiciones organizativas del aparato que habría de sustituir al MVR, que fue una maquinaria electoral efectiva, no fueron las adecuadas. Los ritmos de organización del PSUV demostraron ser demasiados coactivos y no respondieron a una lógica de coherencia interna, que posibilitará la consolidación del triunfo obtenido en el 2006. El aparato político del PSUV, naufragó a las tendencias internas que habían sobrevivido a una debacle electoral en el MVR. Esas tendencias que han existido desde la fundación misma del Movimiento Quinta República, son una consecuencia de la subsistencia hacia lo interno, de los diversos factores que se agruparon en torno al liderazgo carismático de Hugo Chávez: 1) los militares complotados el 4F, 2) los grupos radicales de izquierda asociados a la insurgencia de la década de los 60, 3) los movimientos sociales de izquierda movilizados en la crisis del sistema político en los años 90 y 4) los descontentos provenientes de otros partidos y simples tránsfugas políticos. Todos ellos subsisten y perviven con sus contradicciones en el PSUV.
Esa permanencia, aunada a los resultados electorales del 2-D de 2007, obligan al Congreso Fundacional a plantearse una discusión en los siguientes términos: a) la necesaria revisión de su militancia, que fue establecida en más de 5 millones de aspirantes, b) la naturaleza del planteamiento ideológico que definirá la estructura programática del partido, c) la conformación de un aparato organizativo interno que asegure un caudal electoral en los procesos del 2008, d) la definición misma del partido, en el sentido de ser un partido de masas o de cuadros, que logré concretar la conformación de un bloque histórico en el sentido gramsciano del término.
Por otra parte, es clave para cualquier organización política el planteamiento en torno a las posibles alianzas de clases que pueda establecer para consolidar su poder político. El PSUV tiene el reto de intentar mantener los cerca de 280 alcaldes con los que cuenta en este momento, así como los 19 gobernadores cercanos al presidente, pero para ello el Congreso Fundacional debe definir sus directrices organizativas, transformarse en un aparato político coherente y cohesionado que logre pasar sobre las marcadas apetencias internas, de las diversas facciones que sobreviven en el PSUV y que se están movimiento en torno a las precandidaturas a los diversos cargos. Hay un indicio preocupante: en la mayoría de los estados o entidades regionales ya existen por parte del chavismo, un mínimo de tres 3) precandidatos a gobernadores o alcaldes; y es preocupante pues el PSUV tendrá que navegar en un proceso en dos direcciones: 1) la consolidación organizativa y 2) la competencia electoral. Será decisivo saber que líneas dictará el Congreso para evitar escisiones o divisiones ante resultados adversos por parte de algunos de los candidatos. Es decir, debe dejarse claramente establecido que los candidatos que concurren a las elecciones internas deben comprometerse al apoyo de quién resultase ganador, así como deben compartir una agenda política común. Como se ve, todos estos aspectos son meramente organizativos y definen la capacidad de una organización para afrontar una dinámica tan activa como la que viviremos en el 2008. El reto para el Congreso, es avanzar en el debate ideológico y superar el fraccionamiento interno, de lo contrario la supervivencia política del chavismo puede verse comprometida seriamente.
Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gamil.com
La instalación del Congreso fundacional del PSUV es clave para el futuro del sistema político venezolano. Y no se trata de una defensa del chavismo como fuerza política, sino de entender que los cambios experimentados por los partidos políticos históricos, así como por los nuevos actores políticos surgidos a partir de 1993 han generado modificaciones en la cultura política del venezolano.
Los tradicionales partidos AD y COPEI, disminuyeron su presencia electoral en el período 1993-2000 y fueron sustituidos por nuevos actores – Convergencia, La Causa Radical, MVR, Proyecto Venezuela, Primero Justicia- al mismo tiempo que se han agregado otros (Un Nuevo Tiempo). Cuando Chávez decreta la desaparición del MVR, lo hace basado en una lectura de los resultados electorales de diciembre de 2006, donde las fuerzas que lo apoyan se impusieron contundentemente sobre los demás actores. Los más de 7 millones de votos, le indicaba a Chávez la posibilidad de concretar una única fuerza política, que consolidará la modificación del sistema de partidos, pasando ha constituirse en un sistema de partido dominante, que es aquel donde existiendo diversas organizaciones políticas, hay una de ellas que es hegemónica por sí sola en relación a las demás.
Para Chávez, esas elecciones del 3-D de 2006, le señalaban el momento para el ajuste ideológico o el “gran viraje estratégico”. Sin embargo, la ponderación de las condiciones organizativas del aparato que habría de sustituir al MVR, que fue una maquinaria electoral efectiva, no fueron las adecuadas. Los ritmos de organización del PSUV demostraron ser demasiados coactivos y no respondieron a una lógica de coherencia interna, que posibilitará la consolidación del triunfo obtenido en el 2006. El aparato político del PSUV, naufragó a las tendencias internas que habían sobrevivido a una debacle electoral en el MVR. Esas tendencias que han existido desde la fundación misma del Movimiento Quinta República, son una consecuencia de la subsistencia hacia lo interno, de los diversos factores que se agruparon en torno al liderazgo carismático de Hugo Chávez: 1) los militares complotados el 4F, 2) los grupos radicales de izquierda asociados a la insurgencia de la década de los 60, 3) los movimientos sociales de izquierda movilizados en la crisis del sistema político en los años 90 y 4) los descontentos provenientes de otros partidos y simples tránsfugas políticos. Todos ellos subsisten y perviven con sus contradicciones en el PSUV.
Esa permanencia, aunada a los resultados electorales del 2-D de 2007, obligan al Congreso Fundacional a plantearse una discusión en los siguientes términos: a) la necesaria revisión de su militancia, que fue establecida en más de 5 millones de aspirantes, b) la naturaleza del planteamiento ideológico que definirá la estructura programática del partido, c) la conformación de un aparato organizativo interno que asegure un caudal electoral en los procesos del 2008, d) la definición misma del partido, en el sentido de ser un partido de masas o de cuadros, que logré concretar la conformación de un bloque histórico en el sentido gramsciano del término.
Por otra parte, es clave para cualquier organización política el planteamiento en torno a las posibles alianzas de clases que pueda establecer para consolidar su poder político. El PSUV tiene el reto de intentar mantener los cerca de 280 alcaldes con los que cuenta en este momento, así como los 19 gobernadores cercanos al presidente, pero para ello el Congreso Fundacional debe definir sus directrices organizativas, transformarse en un aparato político coherente y cohesionado que logre pasar sobre las marcadas apetencias internas, de las diversas facciones que sobreviven en el PSUV y que se están movimiento en torno a las precandidaturas a los diversos cargos. Hay un indicio preocupante: en la mayoría de los estados o entidades regionales ya existen por parte del chavismo, un mínimo de tres 3) precandidatos a gobernadores o alcaldes; y es preocupante pues el PSUV tendrá que navegar en un proceso en dos direcciones: 1) la consolidación organizativa y 2) la competencia electoral. Será decisivo saber que líneas dictará el Congreso para evitar escisiones o divisiones ante resultados adversos por parte de algunos de los candidatos. Es decir, debe dejarse claramente establecido que los candidatos que concurren a las elecciones internas deben comprometerse al apoyo de quién resultase ganador, así como deben compartir una agenda política común. Como se ve, todos estos aspectos son meramente organizativos y definen la capacidad de una organización para afrontar una dinámica tan activa como la que viviremos en el 2008. El reto para el Congreso, es avanzar en el debate ideológico y superar el fraccionamiento interno, de lo contrario la supervivencia política del chavismo puede verse comprometida seriamente.
Dr. Juan Eduardo Romero
Historiador
Juane1208@gamil.com
1 comentario:
buenas tarde, penar que usted así esa reflexiones ase ocho años las cuales no escampan a la realidad de hoy en día.
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