El cierre de campaña, más próximo en EEUU que en Venezuela, nos permite analizar ciertas analogías presentes en ambas circunstancias. Debemos comenzar por la naturaleza del liderazgo carismático de Obama y Chávez, aunque en el caso del 1ero es parte directa de la campaña, para Chávez – sin ser candidato- se trata de asumirla como propia. Para los dos se trata de confrontar a una opción de poder que se asume en un mismo ámbito conservador, principalmente representado por sus posiciones acerca del papel del capitalismo financiero en su articulación con el Estado.
Obama, ha señalado sus desavenencias con la propuesta de rescate aprobada en el Senado de los EEUU, por considerar que no deben ser los que posean menos quienes carguen con la responsabilidad del mal manejo financiero de los asuntos bancarios. Por su parte Chávez, ha sido testigo de una oportunidad política excelente para recrudecer sus ataques en contra del capitalismo salvaje y las condiciones de libre mercado que prevalecen en el pensamiento neoliberal de finales del siglo XX.
Chávez y Obama, hacen uso de su personalidad mediática, del verbo fácil, de su desenvolvimiento carismático para terminar de convencer a los electores que los apoyen. La reciente discusión mantenida por Obama con Mc Cain no hace sino ratificar su decisión de distanciarse con una forma de hacer política que caracterizó al gobierno de George W. Bush y que ha colocado a los EEUU no sólo de espalda del mundo libre, además lo ha sumido en una profunda crisis económica. Para Chávez, este último recorrido en lo que queda de octubre y noviembre será clave para ratificar el posicionamiento de sus candidatos y tratar de mantener el espacio político que cultivo desde la última elección regional de 2004. La situación de Obama, está enmarcada en una dinámica de cambio sin reforma, que no es lo mismo que una reforma sin cambio. El cambio sin reforma de Obama, pretende encausar a los EEUU por el camino de la dominación sin llevar al extremo las pretensiones hegemónicas, sin embargo lo riesgoso de la situación que puede asumir Obama es que dadas las condiciones de precariedad económica derivadas del crack financiero- bancario, el aparato burocrático y tecnocrático de los EEUU pueda ver como una salida a la recesión una nueva confrontación bélica que puede tener como epicentro a Irán, a Corea del Norte o incluso emplear a Colombia en Latinoamérica. Es en este punto de una prospectiva política donde se incluye Chávez.
El hecho que Colombia, con Uribe a la cabeza, sea factor de contención del “fenómeno Chávez”, en la estrategia norteamericana coloca a la región en una tensión cuyo último capítulo serán las maniobras militares que realizaremos conjuntamente con Rusia. Sin duda se trata de articular una respuesta disuasiva que prevé un escenario de mayor polarización militar ante el decidido apoyo que recibe Colombia. No tengo duda que ese apoyo no se modificara con Obama o McCain. En cualquier caso, para Colombia la situación de precariedad política que tienen en UNASUR le molesta para cualquier eventual plan. Chávez, en su perspectiva política entiende que el escenario electoral del Zulia es vital en cualquier situación de crisis. Por ello a nuestro entender, arreciará la presencia en este espacio y buscara a través del triunfo de Di Martino, o en su defecto a través de las Regiones Estratégicas Militares (REM) minimizar los imponderables que puedan surgir de un triunfo de la oposición en la región.
El comportamiento político del Zulia, tan inconsistente y permeado a los intereses económicos nos hace avizorar un escenario electoral muy reñido, en donde quién triunfe lo hará por muy escasa diferencia. Nos atrevemos a afirmar que este gobernador que resulte electo, lo será por un margen muy estrecho, pues el chavismo y el antichavismo están firmemente polarizados en el espacio electoral zuliano, dejando escaso margen para los indecisos o la opción Saady Bijani. Para Chávez se trata en este momento de llevar al máximo la personalización de la campaña, y dentro de ese marco hay que entender la arremetida del domingo contra Rosales. No hay mañana en esta estrategia electoral, se trata – como de otras ocasiones- de llevar el enfrentamiento electoral en términos de apoyo o no a la figura de Chávez. Inicialmente – luego de un balance de lo ocurrido el domingo- todo parece indicar que la estrategia puede funcionar, colocando en una situación difícil al candidato de Rosales, Pablo Pérez. No hay duda que este cierre de campaña, establece una analogía clara entre la estrategia de personalización de Obama y la de Chávez. Tendremos que ver cual resulta más efectiva.
Dr. Juan E. Romerio
El hecho que Colombia, con Uribe a la cabeza, sea factor de contención del “fenómeno Chávez”, en la estrategia norteamericana coloca a la región en una tensión cuyo último capítulo serán las maniobras militares que realizaremos conjuntamente con Rusia. Sin duda se trata de articular una respuesta disuasiva que prevé un escenario de mayor polarización militar ante el decidido apoyo que recibe Colombia. No tengo duda que ese apoyo no se modificara con Obama o McCain. En cualquier caso, para Colombia la situación de precariedad política que tienen en UNASUR le molesta para cualquier eventual plan. Chávez, en su perspectiva política entiende que el escenario electoral del Zulia es vital en cualquier situación de crisis. Por ello a nuestro entender, arreciará la presencia en este espacio y buscara a través del triunfo de Di Martino, o en su defecto a través de las Regiones Estratégicas Militares (REM) minimizar los imponderables que puedan surgir de un triunfo de la oposición en la región.
El comportamiento político del Zulia, tan inconsistente y permeado a los intereses económicos nos hace avizorar un escenario electoral muy reñido, en donde quién triunfe lo hará por muy escasa diferencia. Nos atrevemos a afirmar que este gobernador que resulte electo, lo será por un margen muy estrecho, pues el chavismo y el antichavismo están firmemente polarizados en el espacio electoral zuliano, dejando escaso margen para los indecisos o la opción Saady Bijani. Para Chávez se trata en este momento de llevar al máximo la personalización de la campaña, y dentro de ese marco hay que entender la arremetida del domingo contra Rosales. No hay mañana en esta estrategia electoral, se trata – como de otras ocasiones- de llevar el enfrentamiento electoral en términos de apoyo o no a la figura de Chávez. Inicialmente – luego de un balance de lo ocurrido el domingo- todo parece indicar que la estrategia puede funcionar, colocando en una situación difícil al candidato de Rosales, Pablo Pérez. No hay duda que este cierre de campaña, establece una analogía clara entre la estrategia de personalización de Obama y la de Chávez. Tendremos que ver cual resulta más efectiva.
Dr. Juan E. Romerio
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